Opinión
Otro año que viene
“Quiero creer que voy a mirar éste nuevo año como si fuese la primera vez que desfilan 365 días ante mis ojos”, (P.Coelho).
Llegó la época de los consabidos balances y autoevaluaciones, promesas y enunciación de intenciones apuntando a que el nuevo año será para redimir las angustias y despropósitos resultantes de un 2014 saturado de sorpresas, consecuencias inesperadas y otros efectos de acciones metódicas y consientes, capaces de incentivar la evolución y producir cambios en el derecho, la sociedad y la política de un conglomerado humano asentado y asociado en la figura de Estado.
Colombia termina el año y abordaremos el otro, con una grave crisis en el derecho. El servicio judicial afectado por el paro de los funcionarios públicos que han recurrido a ésta forma de protesta para exigir del gobierno; el real y efectivo cumplimiento de su actividad administrativa y la extensión de la garantía constitucional que asegure el bienestar general.
Con ésta situación, el país entero queda ad-portas de una peligrosa congestión delincuencial, hacinamiento en unidades de detención preventiva, en cárceles y de injusticia civil, que una vez reviente por si misma, traslucirá en afectación del ordenamiento institucional y jurídico con detrimento generalizado y pérdida de credibilidad en el sistema.
Nunca antes en la historia de la sociedad colombiana, ésta se había visto enfrentada a transformaciones tan radicales y exigentes con la inserción de antivalores como nuevos patrones de conducta que inciden en la respuesta a complejidades tan sensibles como la educación, la salud, movilidad, derechos sobre bienes y servicios y la misma respuesta del pueblo a un esquema impuesto como proceso de paz edificado en impunidad, connivencia con el crimen, cinismo, mentiras y el más alto grado de corrupción.
Está presente esa pugna entre quienes pretenden imponer su criterio de crear una sociedad subyugada a voluntades y apetitos personales de enriquecimiento de ciertos personajes privilegiados, contra aquellos que se oponen abiertamente al abuso y propenden por el respeto democrático de la voluntad soberana a costa de su persecución y exposición a injusticias sociales, mientras el resto del conglomerado observa indiferentemente y con cierta complicidad el empoderamiento de la iniquidad hasta tanto no les toque su humanidad directamente, para después rechinar con inútiles quejas, lamentos y protestas.
La política, ha sido quizá de las más damnificadas en éste proceso de reestructuración conceptual de la acción democrática y gobernabilidad desde el punto de vista de la autoridad legitimada por el abuso y el uso de la institucionalidad y de dinero público para el manejo mediático, escandaloso y grotesco de su imagen en campaña y apuntalamiento en el poder, que no habría podido conseguir si se hubiese plegado a la política de convencimiento y argumentos que incluyeran el cumplimiento real de promesas y programas sustentados en respeto a la dignidad y consideraciones del pueblo.
Hoy, el ejercicio electoral contiene el máximo desprestigio como condición básica para que el ciudadano pueda desarrollar su proyecto de vida y participación pluralista, tendrán los próximos candidatos, los que se postulen a ocupar cargos en la administración, sobreponerse a esa cultura impuesta de atacar contradictores públicamente con publicidad y propaganda negra, falsedad e irrespeto total a la democracia.
En todo esto, los desfachatados líderes guerrilleros, desde su paraíso insular, protegidos por un gobernante inmoderado, sí han tenido un año pletórico de bienestar personal y enriquecimiento con sus acciones y empresas criminales, en una manifestación antagonista de la buena vida, felicidad y paz que sí merece el pueblo colombiano, contraprestación del triunfo de la fidelidad, lealtad y respeto constitucional de los verdaderos ciudadanos en ejercicio.
Feliz 2015.
Alfonso Suárez Arias
@SuarezAlfonso
Sobre el autor
Alfonso Suárez Arias
Aguijón social
Alfonso Suárez Arias (Charalá, 1956). Abogado en formación (Fundación Universitaria del Área Andina en Valledupar). Suscrito a la investigación y análisis de problemas sociológicos y jurídicos. Sus escritos pretenden generar crítica y análisis en el lector sobre temas muy habituales relacionados con la dinámica social, el entendimiento del Derecho y la participación del individuo en la Política como condicionamiento para el desarrollo integral.
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