Opinión

¿Progreso?

Diego Niño

23/02/2015 - 04:15

 

—¿Y por qué se ve esto tan triste?

—Son los tiempos, señor.

Juan Rulfo (Pedro Páramo)

Las ciudades que alcanzan la categoría de megalópolis, se parecen entre sí. No solo por su infraestructura, sino por la mala sangre que circula en ellas: pocos conocen el nombre de sus vecinos, la solidaridad se restringe a “likes” en redes sociales y las familias se desmigajan.

Ellas son junglas habitadas por personas que desaparecen entre las sombras de bloques de oficinas mientras se trasladan en la viscosidad de ríos de automóviles, pensando al compás de improperios y pitazos, que la felicidad la hallarán en un apartamento de ventanales de piso a techo y closets de pared a pared. No se dan cuenta, sin embargo, que la ciudad los ha consumido, que el apartamento a duras penas servirá para dormir y que los closets se atiborrarán de ropa que no usarán.

Poco a poco, los ciudadanos, los autos y los apartamentos se multiplicarán, y con ellos, los límites de la urbe se dilatarán dejando tras de sí, un sendero de ríos envenados y arenales apocalípticos.

¿Ese es el futuro que queremos?

Bajémonos del carro, dejemos de envenenarnos y de envenenar el planeta. Caminemos, sintamos la brisa jugueteando con el cabello. Desconectémonos de los dispositivos móviles, escuchemos las risas de los pocos niños que aún juegan en los parques. Conversemos con los vecinos. Hablemos con nuestros papás al filo de la tarde. Preguntémosle por su niñez, por su juventud. ¿Cómo se conocieron? ¿Por qué se enamoraron? Volvamos a nuestras raíces. Perdámonos en las profundidades de las pupilas de quien está frente a nosotros. Cocinemos, pintemos, Cantemos. Enamorémonos cada vez que se presente la oportunidad. No tengamos miedo…

Especialmente eso: no tengamos miedo. No asesinemos los sueños por prestar oído a los temores. La vida es una hebra que se corta fácilmente. ¿Qué nos diremos segundos antes de morir? ¿Era necesario el estrés y el sufrimiento? ¿Fue buena elección darle la espalda al cielo y a la brisa? ¿Valió la pena vivir en esa jaula de concreto y smog? 

 

Diego Niño

@diego_ninho

Sobre el autor

Diego Niño

Diego Niño

Palabras que piden orillas

Bogotá, 1979. Lector entusiasta y autor del blog Tejiendo Naufragios de El Espectador.

@diego_ninho

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Editorial: Cuando lo digital genera la discordia en Valledupar

Editorial: Cuando lo digital genera la discordia en Valledupar

La ciudad de Valledupar conoció el pasado mes de septiembre uno de los momentos más esperanzadores de los últimos años. La Cultura...

Debate de quinta

Debate de quinta

  Ya se acerca la época de elecciones y con ella las malas prácticas que lamentablemente le son propias. Por estos días es posib...

Gotas de naranja, paliativo contra la pobreza

Gotas de naranja, paliativo contra la pobreza

Parece ser que los factores clásicos de producción (tierra, capital y trabajo), ya no generan el progreso ni la riqueza que los puebl...

Abril, mes del vallenato

Abril, mes del vallenato

  Si tuviéramos que escoger un mes del año para celebrar y homenajear al vallenato, no tengo la menor duda de que ese mes tendría ...

Reincorporación muy lejos de la aceptación social

Reincorporación muy lejos de la aceptación social

  Con la llegada del nuevo gobierno, se espera que la agenda de paz sea prioridad en un país golpeado por más de 60 años de violen...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados