Opinión

Literatos muertos, literatura viva

Eber Patiño Ruiz

22/04/2015 - 06:30

 

Primavera en la costa Caribe (Cañaguate en flor)En esta soledad de 365 días, un 17 de abril, la muerte hizo de las suyas dejando la crónica anunciada de su muerte y una hojarasca de emociones encontradas por la muerte del general que ya no tiene quien le escriba y un patriarca que en el otoño de su vida dejó una historia para nosotros vivir para contarla.

Ya el general no está en el laberinto y las putas quedaron más tristes, porque no hay quien las nombre en las oscuras noches de sus recuerdos llenos de amores y cóleras con el vestido del amor y otros demonios humanos. Esta ha sido la mala hora que todos sentimos después de dar la vuelta el calendario.

Como los funerales de la mamá grande, así fue su entierro, como si el mismo lo hubiese visto en el tiempo y los doce cuentos peregrinos fueran los doce meses que hoy volvemos a empezar de cero. Igual que el relato de un náufrago que se salva de morir en el rio, así quedamos con la triste historia del cándido Gabo, con la noticia de un secuestro en el cementerio central donde solo el olor de la guayaba apacigua su larga estancia.

Se fue el maestro que nos hablaba quedo al oído como se cuenta un cuento y desde Chile regresó Miguel Littin para despedir a su inspirador, porque no viene a decir un discurso, sino a decir que también en Uruguay hay una hojarasca con la muerte de Galeano, que igual ha dejado a todos con las venas abiertas de dolor y patas arriba el abecedario latinoamericano. Como bien lo narra en su libro “El viaje”, se fue de viaje, pero no se fue solo, el universo conspiró para que el tambor de hojalata les hiciera la alborada en compañía de Grass, quien también dejó a Alemania en un laberinto y en mala hora por los odios y cóleras que hoy vive Europa.

Ya son tres los peregrinos que escriben la otra historia con letras ya no tan mágicas y realistas sino desde el mismo mundo que describieron en vida.

Puede ser coincidencia o cosas del destino que justo en el mes de abril los grandes escritores dejen este mundo y queden las letras mudas.

Coincidencia o no, pero llama la atención que precisamente en abril se celebre el día del idioma en memoria de Miguel de Cervantes Saavedra, quien murió el 23 de abril de 1616 y dejó para la humanidad su gran obra, El Quijote de la mancha, que bien le valdría un premio Nobel de literatura en nuestra época. Coincidencia o no, pero en abril también nacieron y murieron el Inca Garcilaso de la vega y William Shakespeare dos personajes insignes de las letras y a quienes también se les rinde un homenaje. Y justo un 23 de abril de 1855 nació en Hato viejo Bello Antioquia Marco Fidel Suarez, connotado escritor y político (presidente de Colombia 1918 – 1921) y muere un 4 de abril de 1927.

Para muchos puede ser un gran misterio, para otros una cábala, lo cierto es que en abril llega la primavera, la estación del año donde la tierra reverdece después de un largo invierno, pero para los grandes escritores parece que sea el mes de las letras muertas, el mes del luto literario.

Sólo es mirar con otros ojos y llevarlo al realismo mágico, si abril es el mes donde nace la primavera, razón tenía entonces Gabo, cuando sus flores amarillas acompañadas de mariposas representaban el nuevo amanecer, el cambio, por eso la muerte le vino en la primavera y no en el otoño del patriarca.

 

Eber Patiño

@Eber01

Sobre el autor

Eber Patiño Ruiz

Eber Patiño Ruiz

Hablemos de…

Eber Alonso Patiño Ruiz es comunicador social, periodista de la Universidad Católica del Norte Sede Medellin, Antioquia. Su gran pasión es la radio y la escritura. Tiene dos novelas terminadas y una en camino, un libro de cuentos y otro de historias fantásticas; tres libros de poesía: Huellas, Tiempos y Expresión del alma.

@Eber01

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