Opinión
El Grammy vallenato no debe morir
Hay quienes aseguran que cualquier parecido entre La Academia Latina de Artes y Ciencias de la Grabación por sus siglas en ingles LARAS y la Federación Internacional de Futbol Asociado FIFA es mera coincidencia, pero ambas constituyen un negocio muy lucrativo para quienes las dirigen casi de manera vitalicia.
No obstante lo anterior, ello no puede ser óbice para que nuestra música colombiana, y en especial la de la región Caribe, que durante la vida republicana nos ha representado internacionalmente, se quede por fuera de la muestra de diversidad cultural de América latina, que es lo que muy en el fondo busca el Grammy Latino.
Para nadie es un secreto que no fue un buen grupo de artistas del Caribe quienes lucharon a brazo partido, ni mucho menos la unidad de los artistas vallenatos, quienes con gran sacrificio lograron que la academia incluyera la cumbia y el vallenato como área o categoría a premiar, sino que por el contrario al parecer esto se logró gracias al tesón y persistencia del compositor y periodista Félix Carrillo Hinojosa, que casi en solitario le insistió durante varios años a la academia para que incluyera nuestro género y, sin duda alguna, también por la fuerza con la que nuestra música se abre paso día a día en el mundo.
Independientemente de quien o quienes lograron que el vallenato fuese reconocido en los premios Grammys Latinos, lo que no se puede desconocer es que el solo hecho de mencionar en el contexto cultural latinoamericano a un género musical del caribe que nació entre campesinos del Magdalena grande de nuestro país y que aún no ha cumplido un siglo de vida, ya es un logro de grandes dimensiones que no podemos deslegitimar y correr el riesgo de retroceder.
Tengo la impresión que es la misma academia LARAS quien ha lanzado una especie de amenaza o ultimátum a nuestros artistas para que nos apropiemos de esa conquista y luchemos por sostenerla, sin embargo, me preocupa que no estemos lo suficientemente cohesionados como para hacer equipo y cumplir con las exigencias de la academia, que no son sino dos, la primera consistente en un número mayor de afiliados a lo que se denomina también, mayor membresía, y la segunda más entusiasmo para inscribir y postular trabajos musicales a los premios.
La segunda es consecuencia de la primera, luego entonces necesitamos hacer parte de la academia obteniendo la respectiva membresía y dejando de lado las envidias y rencillas parroquiales, en busca del beneficio global que representa el Grammy Latino para la música vallenata.
Jorge Nain Ruiz
@JorgeNainRuiz
Sobre el autor
Jorge Nain Ruiz
Vallenateando
Jorge Nain Ruíz. Abogado. Especializado en derecho Administrativo, enamorado del folclor Vallenato, cantautor del mismo. Esta columna busca acercarnos a una visión didáctica sobre la cultura, el folclore y especialmente la música vallenata. Ponemos un granito de arena para que la música más hermosa del mundo pueda ser analizada, estudiada y comprendida.
0 Comentarios
Le puede interesar
Pedigüeñería Vallenata
Ya olvidamos la estadística de desempleo en Valledupar, ahora con nuevos parques, hacemos en silencio un homenaje al “Parque de...
Pajazo mental
La humanidad históricamente ha sido víctima (y cómplice) de la politiquería, por eso se escuda en “pajazos mentales” que le res...
Editorial: La realidad de las etnias de Colombia
Entre las riquezas innegables de este hermoso país, evocamos con frecuencia las distintas etnias que componen la diversidad humana, li...
El enemigo invisible
Estamos viviendo una de las etapas más extrañas de la historia reciente. Han cambiado los conceptos de libertad, así como las re...
Una jugada maestra: lo que hay detrás del debate a Gina Parody
Lo que inició siendo un debate en el recinto de la asamblea de Santander, propiciado por la diputada cristiana de ese departamento, ...