Opinión
Se nos fue Luis Mizar, un verdadero poeta
Hace casi un año escribí en este espacio un llamado de atención a las autoridades locales, especialmente a las del departamento del Cesar y Valledupar en el sentido de preocuparnos un poco más por aquellas personas que han engrandecido nuestro acervo cultural. Eso fue exactamente el 15 de noviembre de 2014 cuando nos lamentamos por la situación calamitosa que atravesaba Luis Mizar, uno de los más grandes poetas en toda la historia del departamento del Cesar, hoy tristemente tenemos que lamentar su partida.
No valió que varios generadores de opinión reclamáramos por estos medios la asistencia y atención del estado para quienes le han aportado parte de la riqueza cultural a esta región, tampoco sirvió de nada recalcarles a nuestras autoridades que Mizar estaba considerado uno de los cinco mejores poetas del País por el Ministerio de cultura, y de qué sirven este tipo de honores cuando un hombre de sus calidades y virtudes muere a los 53 años en la pobreza absoluta y gracias al abandono total de quienes tiene la misión constitucional de proteger vida, honra y bienes de las personas.
Una penosa enfermedad renal crónica se lo llevó, luego de una tortuosa carrera y apego a querer seguir viviendo; ya fue demasiado tarde cuando el enmarañado y catastrófico sistema de salud colombiano quiso hacer algo, solo nos queda el dolor y el remordimiento que produce la desidia de las autoridades por no retribuir oportunamente a aquellos hombres y mujeres que se han ganado con creces, no solo un reconocimiento o pergamino, sino la asistencia y apoyo económico y de toda especie de quienes tienen esa misión.
Esta es la triste realidad de nuestro país a la hora de hablar de cultura, de artistas, de deportistas, en general de aquellos hombres y mujeres que nos han dado glorias, que nos han puesto a celebrar, disfrutar, bailar, reír, pensar; ellos y ellas casi siempre mueren así como Luis Mizar, antes de tiempo y en absoluto abandono. No hay derecho.
Cuando el poeta escribió su “cicatriz adelantada” no hizo otra cosa que anunciar lo que sentía y decirnos que el peligro estaba cerca y más temprano que tarde la muerte llegaría por él, esto fue lo que escribió Mizar al respecto:
“Un candil encendido en mis adentros le da advenimiento a la cicatriz que ha llegado primero al lozano cuerpo que la herida que habría de propinarme el futuro.
En el circo de mis afueras un domador devora a un tigre que habría de morir en un safari en el congo africano. En mis adentros, candiles encendidos.
En mis afueras, domadores hambrientos.
Eh ahí el peligro que abrocha el abrigo de mi noche”
Paz en su tumba.
Jorge Nain Ruiz
Sobre el autor
Jorge Nain Ruiz
Vallenateando
Jorge Nain Ruíz. Abogado. Especializado en derecho Administrativo, enamorado del folclor Vallenato, cantautor del mismo. Esta columna busca acercarnos a una visión didáctica sobre la cultura, el folclore y especialmente la música vallenata. Ponemos un granito de arena para que la música más hermosa del mundo pueda ser analizada, estudiada y comprendida.
0 Comentarios
Le puede interesar
A Silvestre, buen viento y buena mar
En todo momento, la música vallenata ha vivido de luto, bien sea por la partida prematura de algún grande de nuestra cultura, o por...
Editorial: La realidad de las etnias de Colombia
Entre las riquezas innegables de este hermoso país, evocamos con frecuencia las distintas etnias que componen la diversidad humana, li...
El lenguaje de la polarización
Amigos, Colombia se ahoga en el mar turbulento de la polarización. El miedo, el radicalismo y la estigmatización son las armas ...
Actos de disciplina familiar
“El hombre no es más que lo que la educación hace de él." Kant La Educación finalmente es el resultado de la interacción de nor...
Somos lázaros que se necesitan los unos a los otros para ver
El viernes fue un día con el que se conmemoró la muerte más despiadada que pudo sufrir un ser sobre la tierra, la historia se queda ...