Opinión
Editorial: La formación de un movimiento sinfónico
Pese a las dificultades y la aridez del terreno, el sueño de un movimiento sinfónico en el departamento del Cesar puede convertirse en una realidad.
Desde que inició la aventura de formar una filarmónica en el año 2012 y adelantar un proyecto de formación con apoyo del municipio, se concretaron voluntades y aspiraciones gracias al trabajo de un grupo de apasionados.
Es un hecho que semejante proyecto aporta mucho a una región dominada por una sola expresión musical: permite transversalidad en la excelencia y el conocimiento musical, pero también universalidad en el lenguaje y la presentación.
La Orquesta Filarmónica del Cesar no es un programa cualquiera, no es otra escuela musical: es un esfuerzo por convertir una tierra musicalmente rica en un territorio capaz de dialogar de manera integral desde su cultura y con otros territorios.
Los beneficios de un proyecto como éste son enormes: primero sociales (se garantiza la formación de un gran número de niños, se les aleja de zonas conflictivas y se les brinda oportunidades de desarrollo personal), y luego culturales (se abre un sinfín de posibilidades en cuanto a desarrollo de proyectos, y se instaura una sinergia que benéfica a todas las expresiones de una región).
Pero, ¿cómo se pone en marcha y se alimenta un movimiento sinfónico? Esta es la pregunta de fondo. Los miembros fundadores de la Orquesta Filarmónica del Cesar se han enfrentado durante estos años a la incomprensión o frialdad de las administraciones públicas, han defendido hasta la extenuación lo importante de apoyar de manera continuada un proyecto de formación de esta envergadura, y la conclusión es que se debe acudir al apoyo de la ciudadanía (sin renunciar al apoyo del sector público).
La solidaridad es crucial y, desde la Fundación Filarmónica del Cesar, se aboga por la formación de un círculo de amigos que colabore a lo largo del año y en el que puedan entrar todos los que deseen ver esta tierra progresar.
La participación acepta múltiples alternativas: la donación de instrumentos, el aporte de un monto fijo anual, y el voluntariado (colaboración en ciertas gestiones). Cada uno escoge la opción que mejor le convenga. Para más información, existen los contactos en redes sociales (Facebook y Twitter).
La ciudadanía también tiene su palabra: puede dictar el camino que se ha de trazar en las políticas culturales.
PanoramaCultural.com.co
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