Opinión

Las violencias: una pandemia por erradicar

Fabrina Acosta Contreras

08/05/2020 - 05:35

 

Las violencias: una pandemia por erradicar

 

Han pasado muchos días sin escribir mi columna habitual, estaba en un espacio de reflexiones y silencios, en el cual, observé muchas situaciones desde la particularidad de una cuarentena que nos tomó por sorpresa, pero que promete generar cambios por doquier; vi algunas noticias de ataques al cuerpo médico, incremento de violencias contra las mujeres y las niñas, conflictos familiares o asesinatos desgarradores que informan que el odio y la venganza no saben de aislamiento y que irrumpen cualquier mandato para destilar su veneno.

Mientras buscamos salvarnos del Covid, nos atacan las violencias en sus infinitas manifestaciones y para ello no hay vacuna alguna que las erradique o las mitigue; por ello nos desdibujamos de la esencia humana sentipensante para acudir a formas instintivas que se llevan por delante a los demás y a nuestro propio ser, porque la violencia es peligrosa cuando se ejerce o se recibe, no hay una esquina de ella rescatable y se nos está haciendo tarde para erradicarla de nuestras cotidianidades.

En este sentido, considero importante mencionar una de las definiciones de la violencia y escogí la realizada por la OMS quien ha catalogado a la violencia como una pandemia y la define así:

La violencia es el uso intencional de la fuerza física, amenazas contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad que tiene como consecuencia o es muy probable que tenga como consecuencia un traumatismo, daños psicológicos, problemas de desarrollo o la muerte”.

Si bien tenemos claro que cualquier acto que atente contra la integridad de las personas es considerado violencia, lastimosamente seguimos naturalizando dichas acciones como si hicieran parte del bienestar personal y social, violentamos desde lo simbólico hasta lo más tangible, es paradójico que en una era de tantos avances tecnológicos en los que se facilita acceder a la información con las posibilidades que otorga la internet, se sigan cometiendo atentados contra las culturas y las diversidades que -deshumanizan-  la humanidad; tales como el racismo, la homofobia, la misoginia o cualquier tipo de discriminación que no tienen sentido que sean ejercidas por seres racionales.

Las tipologías de las violencias van desde las físicas, psicológicas, políticas, basadas en género, étnicas, sociales o culturales, y en muchos casos sus formas superan cualquier ficción, desgarran por completo, asombran, asustan y nos dicen que estamos frente a una humanidad enferma de odio que no se curará lavándose las manos, quedándose en casa o usando tapabocas, sino sanando heridas, abrazando el perdón, nutriendo su espíritu de paz, renunciando a egos fatigantes que nos condenan a conductas devastadoras y a estilos de relacionamientos dominantes.

De este modo, mi reflexión apunta a que nos ocupemos de manera responsable e íntima de nuestras vidas, que dejemos de señalar a los demás y hagamos un análisis completo de nuestro ser para comenzar a transformar lo que nos hace daño, hacer ejercicios de aprendizajes y desaprendizajes, para dinamizar la vida y alejarnos de esos imaginarios sociales que nos acomodan en el “así soy y no voy a cambiar” si cada uno asume un cambio, logramos erradicar las violencias y viralizamos el amor, es hora de que la humanidad comience a crear relaciones de comprensión, respeto por las diferencias, solidaridad y  a erradicar pandemias de violencias.

Causa dolor que, en pleno caos mundial por el Covid-19, se vean noticias en las que una clínica debió alquilar el hotel más cercano a su entidad para hospedar a su personal médico que en las ruta a sus hogares recibían ataques, es penoso que saquemos lo peor de nosotros en tiempos donde uno de los antídotos es la empatía, pero parece que la dejamos en la retórica, porque no nos enseñaron, ni hemos querido aprender, a respetar las diferencias, nos condena la paranoia, el egoísmo y la creencia de un “seudopoder” que puede juzgar, acabar o quitar del camino lo que no aprobamos.

Para la curva final de esta reflexión, me permito recordar algo que pasó cuando cursaba quinto de primaria, la profesora nos decía “cuando les pida silencio, no comiencen a decirle a su compañero que lo haga, porque lo único que logran es hacer bulla, mejor que cada uno no hable y así se logra la meta del silencio”. Así pasa en nuestra realidad, es momento de que cada persona asuma cambios y deje de pedir dichos cambios a otros y al sistema, que logremos territorios y sociedades en armonía y rehumanizadas, capaces de conciliar, dialogar y tejer empatía, basta de pandemias violentas que lapidan los sueños y esclavizan nuestras libertades.

Que nos salvemos del #covid, que podamos ser la generación que pueda echar el cuento, pero también la que haya logrado una transformación del ser, la que viralice el amor, la fe, la esperanza y la generosidad; no basta cuidar el cuerpo físico hay que hacer un détox del alma, que el ego no nos esclavice y que la indiferencia no nos impida gozar de la otredad, de eso bello que muchas personas tienen por aportar, al fin y al cabo, lo que nos llevamos al morir son los momentos.

Feliz resto de cuarentena sin violencias y que nuestras vidas logren la plenitud desde los caminos que cada quien elija.

 

Fabrina Acosta Contreras

@Facostac

Sobre el autor

Fabrina Acosta Contreras

Fabrina Acosta Contreras

Evas&Adanes

Nieta de Rita Contreras, leyenda viva de 109 años. Escritora e investigadora Guajira, psicóloga, Magister en estudios de género, Magister en Gestión de Organizaciones y Especialista en Alta Gerencia. Creadora de la Asociación “Evas&Adanes” desde la cual lidera diversas iniciativas ciudadanas como los foros “La Mujer en el vallenato”, “Tejiendo esperanzas por la Guajira”, el programa radial Evas&Adanes, entre otras. 

Ha recibido reconocimientos por la causa que lidera tales como: Joven sobresaliente de Colombia TOYP 2018 (JCI Colombia), máxima distinción del departamento de La Guajira medalla Luis Antonio Robles, personaje diez en el departamento de Amazonas, medalla a Mujer extraordinaria con proyección social otorgada por la Asociación de Mujeres de la Guajira. 

Ha sido columnista por más de 10 años de varios medios puntualizando temas de género y derechos de las mujeres, así como las causas por la guajira. Es autora de los libros Mujer Sin Receta: Sin Contraindicaciones para hombresEvas culpables, Adanes inocentes”, “De esas costumbres que hay en mi tierra: una mirada a los imaginarios sociales de la violencia de género”, “Mujeres sin receta: Más allá de los mitos”.

 

@Facostac

2 Comentarios


Martha cecilia 08-05-2020 09:21 AM

Excelente princesa muy buen escrito. Dios desarrolle mas y más esos grandes talentos, te bendigo !!

Luz Muñoz 09-05-2020 09:12 PM

Excelente reflexión, y excelente columna. Felicidades. La cura a todos los males es EL AMOR

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