Opinión
Brindis de fin de año
Brindo por la vida y las lúdicas manifestaciones de la infancia, por el preciado tesoro de la juventud y el humano arte de aprender a envejecer. Por el infinito amor que los padres ofrendan a sus hijos y por el don supremo de la gratitud. Por los apóstoles que predican y practican la palabra de Dios. Por la verdad noticiosa de los periodistas y los medios de comunicación que de manera objetiva presentan los acontecimientos y desarrollan conciencia ciudadana e identidad regional.
Por la cultura ciudadana que tanto difunde el programa `Lindo Valledupar’. Por los pinceles que alucinan a los venados en el espejo carmesí del Cerro Los Besotes. Por los poetas que viven con su liturgia boscosa pimpolleando las metáforas para repartir las alfajías de sus versos. Por los narradores que duermen con sus ojos cansados de tanto ver a los muertos que no se cuentan así. Por la maravillosa exaltación a los Juglares contemporáneos y las internacionales páginas de Gramma. Por la fortaleza quijotesca de los editores locales de difundir las Letras del Cesar y auscultar el Enfoque del Panorama Vallenato.
Brindo por las memorias de mis padres Eleuterio Atuesta y Juana Mindiola y mi abuela Sara Corzo; los tíos, Alberto Sierra, el caballero elegante de amable hidalguía, y Carmelo Morelli, dadivoso y de alma grande en analogía con su cuerpo. Por la reverencia que le ofrecen a mi poesía Aníbal Martínez Zuleta y José Antonio Murgas. Por Juan Cataño Bracho, conserje de las aldabas que golpean de luz a la memoria; por Luis Mizar, César López y Donaldo Mendoza, Argos de mil ojos para detectar la grafía del pensamiento. Por el Representante a la Cámara doctor Pedro Mudvi, quien me honró con la condecoración Orden de la Democracia Simón Bolívar, grado Cruz Gran Caballero, y por la amistad de Pepe Castro, según sus palabras, “es el segundo mariangolero, porque el primero soy yo”.
Por Mariangola, alborada blanca de mis sueños. Por Valledupar, el paraíso de mi realización y por el Instpecam, institución educativa y cenit de mi profesión. Por mi hogar, mis hermanos, mis sobrinos y mis primos cómplices de las travesuras infantiles con las ventas en la tienda de la Abuela. Por mis entrañables compañeros de la docencia, la poesía, la música, la solidaridad y los placeres del vino.
Brindo por las entidades benefactoras de las expresiones del arte: Banco de la Republica, Biblioteca ‘Rafael Carrillo Lúquez’, Coordinación Cultural del Cesar, Cámara de Comercio, Casa de La Cultura, Comfacesar, La Fundación Carboandes, Impresos Universal del Norte y Palermo Publicidad.
Brindo por la música que es catarsis del alma y asonancia rítmica del cuerpo. Por todos los grandes compositores e intérpretes de la música vallenata y por los creadores de programas periodísticos para enaltecer la historia cultural y el progreso de la región. Por el canto de Rosendo Romero, robarle los minutos a la hora para no ver la prisa del tiempo en los rostros de los padres. Por Eloy `Chichi` Quintero, con la perseverancia en sus aspiraciones políticas, su fogosa amistad y por el verso aquel que un presentador le dijera: firme y trasparente como el desfile de lluvia.
Brindo por mi patria Colombia y el bienestar de todos los colombianos; por el Presidente Juan Manuel Santos, por el Gobernador del Cesar Luis Alberto Monsalvo, por el alcalde de Valledupar Fredys Socarrás Reales, por la paz, por el trabajo, la educación, el respeto, la honestidad, la convivencia y el eterno adiós a las armas y a las dictaduras. BRINDO POR UN FELIZ AÑO PARA TODOS.
José Atuesta Mindiola
Sobre el autor
José Atuesta Mindiola
El tinajero
José Atuesta Mindiola (Mariangola, Cesar). Poeta y profesor de biología. Ganó en el año 2003 el Premio Nacional Casa de Poesía Silva y es autor de libros como “Dulce arena del musengue” (1991), “Estación de los cuerpos” (1996), “Décimas Vallenatas” (2006), “La décima es como el río” (2008) y “Sonetos Vallenatos” (2011).
Su columna “El Tinajero” aborda los capítulos más variados de la actualidad y la cultura del Cesar.
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