Patrimonio
La novela del mural de las lamentaciones
En los últimos meses la administración de la alcaldía de Valledupar se ha visto en una situación irónica y grotesca. En medio de inauguraciones y anuncios que buscan posicionar la ciudad como emporio cultural, la polémica por la destrucción del Mural “Valledupar, tierra de dioses” escenifica algunas inconsistencias mayores en materia práctica: primero el desconocimiento de la procedencia y el valor de ciertos elementos notables dentro del centro histórico, pero también la falta de sentido común en la toma de decisiones que tienen que ver con la intervención de bienes patrimoniales y artísticos.
La reciente visita de los expertos en conservación y restauración de bienes patrimoniales del Ministerio de Cultura, Eugenia Serpa y Óscar Medina, expuso claramente estas inconsistencias pero también otras problemáticas que convierten la destrucción del Mural de Germán Piedrahita en una novela de largo alcance.
Primero que todo, la decisión de intervenir el mural fue totalmente improvisada y viene a culminar (como una cereza sobre un pastel) una cadena de intervenciones desastrosas. “Lo que no puede volver a pasar es evidente. No se puede intervenir un bien de interés cultural ya sea patrimonial o no sea patrimonial”, expresó el ingeniero en estructuras Óscar Medina.
“Me parece una embarrada que el muro esté empañetado de cemento”, añadió el ingeniero en estructuras tras resaltar el material de bahareque original (que debería –dada la región- preservarse). De esta manera el experto aludía también a la falta de planeación y de asesoramiento en las intervenciones y, en particular, en la última que propició la desaparición del mural. “Es muy raro encontrar un muro [de bahareque] de estas dimensiones es muy raro encontrarlo en el país”, explicó el ingeniero mostrando algunas partes del muro.
Por su lado, la arquitecta Eugenia Serpa resaltó la trayectoria de errores en la que se ha visto envuelta la fachada del Concejo municipal desde su diseño y construcción. “Hay un problema con el muro, con el mural, y la parte baja (del muro)”, explicó la experta y quiso a continuación centrar la atención de los convocados sobre las raíces del problema tratado: “Yo les preguntaría, ¿qué tanto se cuida [en Valledupar] el patrimonio mueble?”.
Esta pregunta es realmente pertinente y debe ser el centro de una reflexión. El patrimonio mueble corresponde a “los bienes amovibles que son la expresión o el testimonio de la creación humana o de la evolución de la naturaleza y que tienen un valor arqueológico, histórico, artístico, científico o técnico”. ¿Qué dice esta situación sobre el trato que se le da al patrimonio mueble? ¿Qué políticas se han desarrollado para conservarlo y realzarlo?
De momento, la reunión de los representantes en patrimonio del Ministerio de Cultura con el personal de la Alcaldía y la ciudadanía, responde a una serie de encuentros acordados para evaluar la situación del muro y el mural del Concejo municipal. El paso siguiente recae en un informe que presentarán los expertos del Ministerio en el que se dará una valoración técnica de las intervenciones que deben realizarse.
La novela sigue viva. El desenlace dependerá, entre otras cosas, del informe de Mincultura y la voluntad de la alcaldía en arreglar el error cometido. Mientras tanto, en la sala de Juntas de la Alcaldía, los funcionarios presentes defendían “el amor de la administración por la Cultura” y los ciudadanos exigían una sanción ejemplar por semejante atropello.
PanoramaCultural.com.co
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"El amor de la administración por la cultura" DEMAGOGIA!
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