Patrimonio

La catedral de la ciudad de Santa Marta: dedicada a su santa patrona

Álvaro Ospino Valiente

12/01/2023 - 05:10

 

La catedral de la ciudad de Santa Marta: dedicada a su santa patrona
La catedral de Santa Marta / Foto: archivo PanoramaCultural.com.co

 

La ciudad de Santa Marta construyó su catedral a finales del siglo XVIII, siendo consagrada a principios del siglo XIX en honor a su patrona Santa Marta. Desde el siglo XVII, Santa Marta había contado con su iglesia Mayor construida por el obispo Sebastián de Ocando, la cual fue arruinada por Goodson en 1655 y terminada de destruir por los piratas Coz y Duncan en 1677. El obispo Diego de Baños la reconstruyó en 1678, sucumbiendo a un temblor en 1682 que le averió los arcos, nuevamente deteriorada se realizaron unas obras de mejora en 1711.

A los pocos años el santo recinto era una ruina total, por ello se solicitaron recursos para su reparación y se dispusieron 6.000 pesos, que no fueron utilizados porque un fuerte temblor la dejó destruida en enero de 1752. Inmediatamente, el virrey marqués del Villar, comisionó al ingeniero militar Manuel Hernández para que realizara su diagnóstico sobre la situación de la ciudad y su Catedral, opinando como ociosa cualquier intención por repararla, recomendando construir una nueva en un sitio más extenso y cómodo, porque ésta se hallaba situada de espalda a la ciudad y de frente a la marina.

El ingeniero Hernández en su informe revela su mal estado constructivo: La Catedral se halla incapaz de remedio, abiertos sus muros, los arcos fuera de aplomo como la Torre, y q.e todo amenaza ruina, por ser la fábrica de barro y ladrillo.

Decidida la construcción de una nueva Catedral, el virrey Pedro Messía de la Cerda, comisiona al ingeniero militar Antonio de Narváez y La Torre, acompañado del delineador Juan Cayetano Chacón, para que elaboraran los planos y perfiles de la nueva Catedral, con un presupuesto de 54.093 pesos. Por fin, el 8 de diciembre de 1766, paradójicamente, el día de la Inmaculada Concepción, se colocó la primera piedra. La construcción de la obra fue lenta por los pocos recursos decretados por el monarca, por muchos años permaneció en cimientos y con riesgo de perder lo invertido. Ya el presupuesto ascendía a 59.000 pesos.

El Tratado de París de 1763, puso fin al primer capítulo de la Guerra por el III Pacto de Familia (1762-1763), entre España e Inglaterra, el ambiente de paz hace que, en el último cuarto del siglo XVIII, haya un inusitado interés por parte de la Corona española en impulsar la construcción de los edificios religiosos, a ello contribuyó la presión ejercida por los obispos; fue así como todo el empeño estuvo centrado en la construcción de la nueva Catedral. Las obras de fortificación dejaron de ser importantes, aún cuando los refuerzos contemplados en el plan de defensa de Agustín Crame de 1778, los realizaría parcialmente el gobernador Narváez, años más tarde.

El virrey Manuel Guirior opinaba que era más urgente fortificar la plaza, que construir un edificio "demasiado lujoso y magnífico para una población tan pequeña". Por lo que mandó a suspender los trabajos y propuso suprimir el obispado de Santa Marta, agregándolo a la mitra de Cartagena. A decir verdad, el volumen de la Catedral estaba fuera de contexto, era una obra demasiado imponente para el perfil urbano que presentaba la ciudad para esa época.

Los trabajos de la Catedral no avanzaban, vinieron a intensificarse entre los años de 1790 y 1794, con el concurso del director de reales obras, el ingeniero militar Antonio Marchante. En septiembre de 1794, Marchante entregó terminada la Catedral en obra blanca, pero faltaba lo necesario para su puesta en servicio como: ornamentos, pilas, silletería, vasos sagrados, libro, órgano, cómodas, etc. Sólo hasta julio de 1796, el gobernador Antonio de Samper, hace entrega formal de la obra para su consagración.

Erección de la Catedral de Santa Marta en Basílica Menor: un premio para la decana de las diócesis colombianas

Después de los acontecimientos bélicos por las guerras civiles de 1860, la Catedral quedó en un deplorable estado de su interior, las penurias económicas de la ciudad impidieron su recuperación. El obispo Joaquín García Benítez con motivo de IV Centenario de la Fundación de Santa Marta en 1925, pensó en engalanar la ciudad y aprovechó su viaje a Roma para solicitar que la Catedral de Santa Marta fuese erigida en Basílica Menor por la Santa Sede. Esta petición la tramitó por conducto del Emmo. Cardenal Vicco que, para la fecha, era el Prefecto de la Sagrada Congregación de Ritos, pero el prelado comprendió que ella no le sería concedida en aquel momento desistiendo de su propósito, el cual era su mayor anhelo.

Mientras tanto su trabajo se centró en la decoración interior de la Catedral que tanta falta le hacía, nuevos altares, nuevas imágenes, la adquisición de un órgano, dotarla de nuevas campanas y la ejecución de obras de mantenimiento en el ámbito de acabados; todo esto estando la Diócesis exhausta de fondos. Uno de sus colaboradores, el padre Rizo, motivado por la ilusión del señor obispo, aprovechando que éste asistía a una conferencia Episcopal en la ciudad de Bogotá, por su cuenta y con el mayor sigilo solicita la intervención del señor Nuncio Apostólico en Colombia ante la Curia Romana a fin de obtener para la Catedral el título de Basílica Menor, sustentada sobre la base que la Diócesis de Santa Marta es la decana de las diócesis colombianas, por ser la primera en haber sido fundada en el país. Este fue el principal argumento para su solicitud de su erección como Catedral Basílica Menor en 1930, tal petición argumentaba: “Allí acuden los fieles de todos los gremios y categorías, movidos por la devoción y la religión, ya hacia Santa Marta Virgen Titular de la Iglesia y de la Diócesis, ya hacia Nuestra Señora Inmaculada, cuya imagen obsequiada por el Rey Carlos V, se guarda devotamente en este mismo templo.

Mediante el oficio No. 5123 de mayo 6 de 1930, la Nunciatura Apostólica le informa al obispo García Benítez que la Catedral de Santa Marta había sido oficialmente erigida en Basílica Menor.

El texto del Breve Pontificio firmado por el Cardenal Pacelli en Roma bajo el anillo del Pescador, fechado el 26 de marzo de 1932, en su declaratoria dice lo siguiente:

“[...] Nos es placentero acceder a estas suplicas con ánimo benigno, por lo cual, oídos los Cardenales de la Santa Iglesia Romana que dirigen la Sagrada Congregación de Ritos, y por nuestra autoridad apostólica, al tenor de estas sagradas letras, agregamos al citado templo, construido en honor a la Virgen santa Marta en Colombia, el título y la dignidad de Basílica Menor de manera perpetua y concedemos al mismo todos y cada uno de los privilegios litúrgicos y los otros honores que competen a las basílicas menores, en virtud de las concesiones apostólicas, sin que obste cualquier disposición en contrario.

Al hacer esta concesión decretamos que estas letras siempre permanezcan firmes, valederas y eficaces y que produzcan y obtengan los plenos e íntegros efectos.

Como complemento de este merecido título el obispo redobla esfuerzos y logra reconstruir el Altar Mayor de la Catedral Basílica Menor, su fábrica es en mármol, allí reposa el bulto de Santa Marta manufacturado en Barcelona (España) por la casa Comercial de José Campania, obra que remata en bajorrelieve con la frase en latín: DEO ET SANCTAE MARTHAE (Dios y Santa Marta).”

 

Álvaro Ospino Valiente 

Arquitecto y urbanista 

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