Artes escénicas
Rosa Cárdenas presentó su obra de teatro La Llorona
Son las 7 en la Casa de la Cultura de Valledupar y Rosa Cárdenas se prepara para presentar su obra “La llorona”. Ante ella un público de estudiantes y otros visitantes que quieren disfrutar de este espectáculo inesperado.
Aunque Rosa lleve más de 15 años realizando esta obra, es la primera vez que la presenta en la Casa de la Cultura y, por eso, se siente nerviosa. “Cada vez que presento –comenta–, es como si fuera la primera vez”.
Ya en acción, Rosa no deja entrever ni la más mínima duda. El teatro se apodera de ella y, con un monólogo cautivador, interpreta el papel de una mujer que desea casarse para no ser estigmatizada por el vecindario. “Voy a casarme y seré la novia la más linda. Así nadie podrá señalarme”.
La oscuridad de la sala impone respeto e invita a compartir el sufrimiento de la actriz. Ella se esfuerza por vivir, por conocer la dicha, y, sin embargo, conoce todo lo contrario.
Las etapas de la vida se suceden a gran velocidad hasta que la muerte violenta de un niño provoca la entrada de la llorona. La sala se inunda de sollozos y quejidos, típicos de un pueblo estancado en el tiempo.
Tras su actuación, Rosa Cárdenas y sus acompañantes reciben los aplausos del público y comparten unas palabras con los espectadores. Ése es el rostro asequible del teatro en Valledupar.
La directora de la pieza nos explica que investiga habitualmente la oralidad de los pueblos para luego plasmarla en sus actuaciones. Esta obra es la interpretación libre de “La llorona loca” de Tamaleque, un mito muy arraigado en esa zona del Cesar.
A lo largo de los años, su obra ha sufrido algunas modificaciones. “Antes era una obra ejecutada por un grupo, ahora ya sólo es un monólogo”, explica Rosa Cárdenas. “El monólogo es flexible –añade–. Puede cambiar con el público”.
A menudo, la actriz invita a que el público participe y que se involucre. En esta ocasión, Rosa acudió a la ayuda de un joven muchacho que participó activamente en el espectáculo e interpretó el papel de un marido irrespetuoso.
Con todo esto, el público disfrutó de un momento ameno y de una actuación excelente. Reflexionó sobre los orígenes del teatro y sus implicaciones en la sociedad moderna. Algunos comentarios de los espectadores se refirieron a la necesidad de extender estos encuentros a otros espacios, pero sobre todo, compartieron un momento que les hizo viajar sin tener que desplazarse.
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