Artes escénicas
El pionero de la enseñanza del cuerpo en Colombia
Antes de consagrar su vida a la danza, Álvaro Restrepo pasó por la filosofía y el trabajo social humanitario en la Costa Pacífica colombiana junto al sacerdote italiano Javier de Nicoló; quien descubrió ante sus ojos la dramática realidad que padecían los niños y jóvenes del Chocó. Pensando en encontrar una herramienta que le permitiera -por medio de la pedagogía- ayudar a esta población, entra a estudiar teatro a la Escuela Nacional de Arte Dramático, donde conoce a la actriz y bailarina Rosario Jaramillo; es ella quien le sensibiliza sobre su cuerpo y lo incita a la danza.
En 1981, ya de frente a este arte, recibe una beca para estudiar en Nueva York con maestros de la talla de Martha Graham, Jennifer Muller, y Merce Cunningham. En homenaje al poeta y dramaturgo español Federico García Lorca, estrena en La Gran Manzana, en los años 1985 y 1986, ‘Desde la huerta de los mudos’ y ‘Rebis’. Convertido en bailarín y coreógrafo con actuaciones en diferentes lugares del mundo, en 1993 regresa a Colombia con la intención de montar una escuela de danza contemporánea que beneficiara a niños y jóvenes de zonas marginadas. Un año después se instala en Cartagena de Indias, ciudad que lo vio nacer el 10 de septiembre de 1957.
Pero es en el año 1997 cuando empieza la gran aventura del Colegio del Cuerpo (eCdC) secundado por la francesa Marie-France Delieuvin con quien codirige este gran laboratorio experimental de arte e inclusión social que a la fecha ha logrado formar más de ocho mil personas de diferentes estratos socioeconómicos, personas formadas en danza pero especialmente sensibilizadas en que el arte es el medio para la transformación de sus vidas. De ahí se desprende el gran núcleo de la Compañía del Cuerpo de Indias, integrado por profesionales que iniciaron con el maestro Álvaro García desde el comienzo del proyecto.
Su vida transcurre entre enseñanzas, las funciones propias que conciernen ser el director y fundador de una de las compañías de danzas contemporáneas más reconocidas en Colombia y Latinoamérica y el mensaje que ha ido llevando alrededor del mundo donde es invitado a compartir su experiencia profesional, espiritual y de transformación social. De esa manera estuvo en Valledupar, hace pocos días, dictando la conferencia danzada ‘La educación del cuerpo, el cuerpo en la educación’.
“El Colegio del Cuerpo”, nombre sonoro y que, según él, es una de las particularidades del proyecto a las que el centro de enseñanza artística, le debe reconocimiento. “Al momento de buscar el nombre, la palabra cuerpo me pareció más interesante que danza porque la danza es solamente uno de los lenguajes que el cuerpo puede hablar. El deporte es un lenguaje, las artes marciales, pero el nuestro es la danza. Me pareció muy sonoro”, dice.
En esa misma actividad, realizada en el marco del programa ‘Salas Concertadas’ realizada en la temporada por el Colectivo Maderos Teatro, el pionero de la danza contemporánea en Colombia expresó que el cuerpo es la herramienta principal del montaje escénico y el medio idóneo por el cual se expresa lo que la danza busca transmitir. Así mismo, enfatizó que el cuerpo es único e irrepetible, por lo cual el ser humano debe reconocerlo y valorarlo como espacio sagrado. Para el artista de las artes escénicas, el cuerpo juega un papel fundamental en las obras, ya que los artistas viven de su cuerpo y en función de él.
En ese mismo discurso Restrepo indicó que todas las personas deberían hacerle caso a su vocare; es decir, a su vocación, a su llamado interior. De esta manera, su vocación se convertiría en su trabajo y la persona podría ejercerlo con pasión. Su mensaje se transmite desde su experiencia como maestro, el cual, insiste debe dejar de ser visto como un disciplinador, sino como un fabricante de alas, una persona que le ayude a otros a encontrarse o parirse a sí mismo.
Sumado a una solemne demostración artística de dos de sus bailarines pertenecientes a la Compañía del Cuerpo de Indias, Álvaro Restrepo muestra una postura opuesta a los discursos y las prácticas de la educación tradicional, aduciendo que esta no tiene en cuenta la vocación del individuo y, por lo tanto, no le muestra esa otra o nueva concepción de riqueza, no la del tener sino la del ser. Hace énfasis en que se necesita una educación que engendre, que revele y que rebele a la persona contra el conformismo, la mediocridad y la frustración.
Es por ello que el trabajo realizado por el Colegio del Cuerpo se centra en muchachos con estrato T (estrato talento), este principio del centro tiene como propósito que sus estudiantes aprendan a decir yo estoy y no, yo soy para que esto no sea tomado como su naturaleza. La verdadera y única riqueza es la vocación asumida y realizada.
Álvaro Restrepo está convencido que todo está conectado y que el mundo o Colombia es un cuerpo interconectado por muchos órganos, tejidos y células, si uno de estos órganos falla, el país no puede tener salud social; es ahí donde radica la importancia de la educación del cuerpo individual, para que haya armonía, las personas deben empezar a romper sus propios paradigmas y generar consciencia en que es mejor repartir oportunidades iguales para todos que repartir riquezas, es la manera de lograr un cambio en el país y es en lo que se ha enfocado el Colegio del Cuerpo en sus 20 años de existencia.
“Me parece muy interesante pensar que la educación del cuerpo es la educación de la sociedad. El cuerpo individual es una metáfora del cuerpo colectivo, eso es fundamental y es lo que en el Colegio del Cuerpo tratamos de transmitirle a los muchachos. Cuando educamos cuerpos individuales, estamos educando células y órganos de un cuerpo colectivo, de un cuerpo social. Esculpiendo un cuerpo individual, estamos haciendo escultura social”.
Samny Sarabia
@SarabiaSamny
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