Artes plásticas
Bajo el luto pintoresco La carimba: un acercamiento a la obra de Magola Moreno
El color es un teclado
Los ojos son un martillo
El alma es una cadena.
Vasiievich Kandinsky
El estilo es el hombre según dicen, Yo creo que en la magia pictórica o mejor dicho poética de Magola Moreno, el estilo es la Mujer, y todo lo que eso ha significado en la historia del arte y la libertad del artista, contraste sinfónico de las cadenas, morales o inmorales quien sabe, una negra cruzando la avenida con sus ojos de pantera, un arsenal de carnicería justo para destripar sus más profundas emociones. Samuel Jackson en Jakie Brown, en contra de su misma sangre y el vértigo que nos devora la conciencia. Magola humedece sus pinceles en el barro de la sierra y hace de su colorida imaginería la materia, el hueso y la piel. La artista no pretende descolgar el peso de la historia a un pueblo ni a una raza, por el contrario, vaga en una diáspora introspectiva, intima, la síntesis es el relámpago que descubre un sol nocturno, una luna nueva, su pintura armoniza la muerte con la elegancia. Los personajes que modelan sus obras parecen desesperados por encender un tabaco, por tomar una cerveza, casi los veo intercambiando sus prendas por un vaso de whisky a las rocas, desvistiendo sus ropas importadas y para luego truequearlas por pan, por agua, frijoles, lentejas, lágrimas que caen de impotencia, de rabia tras sus lentes, tras la escena, se avergüenzan de sí mismos si mucho los observas, bajo la dura reflexión milenaria, no hay Babalao que pueda ayudarles y no queda nada más que reclamar a un dios ignoto por su lugar en este mundo, mundo que sólo la imaginación de la pintora puede otorgarles. Bajo el luto pintoresco la carimba, la seña del dolor, un cúmulo de Tótems a quien encomendarse en el trayecto que hay desde la esclavitud hacia la libertad, de fondo, un Blues para darle manejo al infierno y sus vejámenes.
¿Y los ojos?, Aunque sean lentes de contacto ellos representan la verdadera clave interpretativa, creo entender, develan la significación intrínseca de muchas de sus obras, aludiendo a dos visiones del mundo, o mucho más, a dos condiciones del ser, o mucho menos, a dos estados del espíritu, o a ninguno…en fin, conforman esa “mirada” que etimológicamente da origen al teatro, al gran teatro de la vida.
De manera misteriosa, casi mística, la pintora ordena los signos antagónicos y los límites estéticos, logrando plasmar figurativamente el mito, el doble de los vestidos para no ser alcanzada por los perros de la muerte, para saltar sobre los ríos trasversales a la gloria, para convertir los grilletes en cadenas de oro, aunque no dejen de ser cadenas, para transformar desde la alquimia, el color en grito, en-canto. Los seres que habitan en los lienzos de Magola Moreno, entre estrafalarios y exuberantes, eróticos y provocantes, tienen el buen gusto, o la angustia estética de grandes maestras como Beatriz González, Georgia O'Keeffe, y sobre todo, la infinita sed de la carne, la categoría de pertenecerse aún en el exilio, en lo cosmopolita y lo provinciano, no hay una frontera ni mucho menos bandera en la geografía que los constituye, una lengua muda, donde el silencio canta por los poros sometiendo a los grilletes estéticos.
César González.
Poeta y escritor
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