Artes plásticas

Siete preguntas a Magola Moreno sobre “Violencia II”

 

“El pasado no ha muerto ni siquiera ha pasado”

William Faulkner

En la ciudad de Barranquilla, en 1962, el pintor Alejandro Obregón realizó uno de sus más importantes e icónicos cuadros. Lo llamó “Violencia”. Una obra impactante y magistral en la que, en líneas generales, el artista plasmó una terrible escena donde una mujer embarazada yace asesinada. 58 años después, a partir de una fotografía del artista visual y periodista Jesús Abad Colorado, en la que retrató el dolor de unas mujeres –familiares dolientes- posterior a la masacre ocurrida el 2 de mayo del año 2002, en la población de Bojayá, en el departamento del Chocó, la pintora barranquillera Magola Moreno creó una obra a la que tituló “Violencia II”. “Una nueva (violencia) y la de siempre, que da vueltas y vueltas como un disco rayado en la psique neurótica del colectivo llamado Colombia”. Comentó la pintora al referirse al tema en cuestión. Para conocer más sobre las motivaciones creativas que tuvo, y otros aspectos que rodean la obra, conversamos con su autora.

1. ¿Cuándo fue la primera vez que se topó con la fotografía del periodista Jesús Abad Colorado? ¿Recuerda su sensación al verla?

La primera vez que vi esta imagen fue en una revista. La vi antes de la exposición “El Testigo” (de Jesús Abad Colorado), que visité tres veces en Bogotá. No recuerdo en cuál revista fue, pero desde que la vi se convirtió en la imagen de todas las masacres de las que tuve noticia, desde entonces y hasta ayer. Desde que la vi no pude olvidarla: me la sé casi de memoria. 

2. ¿Por qué decide hacer una pintura a partir de una imagen que refleja una situación emocional y humana tan fuerte y dolorosa?

Mientras haya violencia hay que seguir retratándola, aunque parezca la misma, y mucho más en un país sin memoria como el nuestro. La fotografía en blanco y negro siempre tiene una carga fuerte, una fuerza adicional, yo cité la imagen con la intención no sólo de replicar la protesta, sino de acercar a través del color la impresión que en mí produjo cuando la vi. Y bueno, así quedo, espero que si alguna vez Jesús Abad Colorado ve mi pintura le guste.

3. A pesar de ser bastante fiel, en cuanto al retrato de los personajes (mujeres profundamente apesadumbradas) protagonistas de la fotografía, su pintura, además de tener su estilo plástico característico, hace sutilmente algunas variaciones o aportes. Añade, por ejemplo, unos féretros (la mitad de estos) casi escondidos en el costado derecho, símbolos de la tragedia y de la presencia de la muerte. Insinúa, también, un horizonte donde incluso el blanco de alguna nube se cuela en la composición, sugiriendo simbólicamente con esto, tal vez, un viso esperanzador. ¿Fueron estas decisiones, o riesgos estéticos y conceptuales si me permite decirlo así, algo planeado y consciente? ¿O surgieron de modo espontáneo en la medida que ejecutaba la obra?

La pintura salió de un tirón gracias a las muchas vueltas que le di por varios años en mi cabeza a esta imagen, y también como una reacción desesperada ante tanta barbarie reciente. Los ataúdes aparecen en mi obra reciente cuando empezaron a verse masivamente alrededor del mundo por la pandemia, en patrones de telas principalmente y, ya luego, como elemento dentro de algunas composiciones, como ocurrió con esta obra. Por otra parte, no creo que esta pintura abra un resquicio a la esperanza por ningún lado, y esa nube que está en ese cielo es una nube de lluvia.

4. No sólo en esta pintura, sino buena parte de su producción en los últimos dos años tiene que ver con el tema de la muerte. ¿Por qué?

En tiempos de tanta incertidumbre es bueno recordar que hay algo seguro…

5. El hecho de pintar esta obra refleja, de cierta manera, una percepción del arte como una forma de resistencia social, cultural, humana. ¿Cree que pintar o hacer cualquier tipo de arte contrarresta, quizá, el dolor que pueda sentir alguien -el propio artista, entre otros- por ser testigo de una situación tan devastadora como la violencia?

Yo pinto la luz y la sombra, quiero decir lo violento o lo bello porque de eso se trata este tránsito que es la vida, de hacer o presenciar el bien o el mal o ambas a la vez. Nacer o morir son dos cosas dificilísimas. 

6. ¿Qué percepción tiene frente a la compleja situación de orden público, particularmente en algunas zonas del país, donde los actos violentos (incluidas masacres, lamentablemente), como usted misma ha dicho al referirse al tema su obra: se repiten una y otra vez?

El mundo está hecho un desastre. Mientras no paren de producir armas no vamos a tener paz y en un país como el nuestro menos; aquí se experimentan todas las formas de violencia imaginables. Yo rezo y medito y pinto.

7. Más allá de la motivación específica que tuvo para crear esta obra, ¿por qué sigue pintando justo en estos momentos cuando el oficio de la pintura pareciera estar un tanto relegado a la nostalgia de otro tiempo, y que en su lugar son otras las manifestaciones artísticas, más afines a nuestros tiempos, las que campean en atención? ¿Cree que podría dejar de pintar algún día?

Difiero. La pintura sigue vendiéndose a precios exorbitantes en el marcado del arte. Lo bidimensional está mas vigente que nunca, sino mira tu pantalla, estamos atados a una experiencia bidimensional como nunca en nuestra historia como especie. Y sobre lo de dejar de pintar: yo creo que la pintura es un camino y los caminos tienen su final, como la vida misma.

 

Giancarlo Calderón