Artes plásticas

Las Meninas de Picasso: un ejercicio de deconstrucción

Ingrid Fugellie

25/10/2022 - 05:00

 

Las Meninas de Picasso: un ejercicio de deconstrucción
Obra de Pablo Picasso, Las meninas / Foto: Museo de Picasso en Barcelona (España)

 

En mayo de 1968, Pablo Picasso hizo una importante donación al museo que lleva su nombre. La colección, conocida como Las damas de honor o Meninas, incluye cuarenta y cuatro variaciones del tema pintado por Velásquez en el siglo XVII, y está dotada de una libertad interpretativa tal que hace de sus piezas obras completamente autónomas.

Creados a partir de una actitud del todo similar a la que tuvo como pintor frente a la naturaleza, estos trabajos emergen en el espacio juguetón del cubismo, sin dejar lugar a dudas respecto al momento que los origina. Algo que podríamos llamar deconstrucción se manifiesta en el vacío que dejan los interlineados de la acción pausada en Velásquez, para intercalar nuevas resonancias y articular un discurso otro en el territorio imaginario y especular de la tela.

Aquello que no dice ni muestra, y que tampoco vemos en la pintura del maestro del siglo XVII, aparece ahora conducido por la mirada de un tiempo que siguió en una España cada vez más destronada y en los límites del fascismo. La visión de Picasso, elemento clave de la vanguardia moderna, dice —muestra— y permite que veamos algo que continuaba en el cuadro, tras desmontar las piezas de un órgano deliberadamente virtual. La vocación interventora se muestra desde el principio, en larga y sostenida experimentación.

¿Qué ocultaba el perro en su apariencia quieta de guardián entrenado, para convertirse en un divertido y entrañable ícono de placer visual? ¿Pudo finalmente la infanta, tras incontables ensayos formales, burlar la etiqueta y moverse a su antojo? ¿Desapareció Nieto por la puerta trasera o decidió más bien entrar e incorporarse al conjunto humano? Y en ese gesto de libertad, ¿quedó abierto o cancelado el rectángulo de luz desde donde emerge la silueta que le atribuimos? Por el deseo de verse reflejados en el espejo, ¿se acercaron el rey y la reina al taller del pintor y rompieron con ello el protocolo al “mezclarse” con la servidumbre?

El vértigo de la profundidad ha cedido paso a un espacio-tiempo contradictorio, en expansión, hiperbólico; a un continente del deseo, sus recorridos y vicisitudes. Probablemente estemos a punto de saber qué pintó en realidad Velásquez en ese enorme bastidor que, de espaldas a nuestras miradas, coquetea insistente con la inefable capacidad imaginativa de lo humano.

 

Ingrid Fugellie

Universidad Intercontinental (México)

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Un paseo por el arte Caribe

Un paseo por el arte Caribe

La ciudad de Valledupar recibe por primera vez en 14 ediciones la exposición regional de Arte Caribe Atarraya. Es un motivo de celebra...

‘Somos ONCE’ quiere contar historias en las paredes de Valledupar

‘Somos ONCE’ quiere contar historias en las paredes de Valledupar

  La esquina de la diagonal 16 con carrera 16 de Valledupar no volverá a ser la misma. Desde hace una semana, los transeúntes y r...

El retrato, una abstracción del alma

El retrato, una abstracción del alma

La tarde inició con un café de esos cerreros que tanto me gustan. José Luis Molina lo sabe y por eso no se molestó en ofrecerme az...

El 14 Salón Regional de Artistas del Caribe arranca con fuerza

El 14 Salón Regional de Artistas del Caribe arranca con fuerza

La sala de exposiciones de la biblioteca Rafael Carrillo en Valledupar apareció transformada el miércoles 5 de septiembre a la tarde ...

Ruby Rumié y la fábrica de la mirada

Ruby Rumié y la fábrica de la mirada

En su proceso creativo, el artista toma elementos ordinarios y los dota de significados  extraordinarios. La manera como descontextua...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados