Bienestar
¿Se puede cambiar a los sesenta?
“Loro viejo no aprende a hablar” es una de las frases que más escuchamos entre las personas mayores cuando se plantean la posibilidad de cambiar algo de su forma de ser o de pensar.
Maria Antonia de 65 años es una mujer con muchas dificultades con sus dos hijas, Isabel de 25 y Johana de 32. Dice la madre que son chicas muy agresivas que siempre responden a todo lo que se les dice. Ella argumenta que ellas son jóvenes y pueden cambiar, dice que es imposible modificar su propia personalidad y el carácter, que ella es mayor, ya no tiene nada que hacer. Deja toda la responsabilidad de mejorar la relación a cargo de ellas y les pide que cambien.
Cuando le pedimos a alguien cambiar, expresando la imposibilidad del cambio personal por diversos motivos –como son por ejemplo: costumbres, educación, formas de ser, edad, genética, personalidad–, hay incoherencia en el mensaje y no logramos que los otros cambien.
Si bien ha habido siempre un debate acerca de la influencia del entorno y nuestra herencia genética, hay estudios que demuestran que la personalidad puede cambiar completamente a lo largo de la vida de una persona. Esto lo podemos comprobar con una persona que le diagnostican un cáncer por ejemplo y decide cambiar totalmente porque ve la muerte de cerca. Es muy frecuente que bajo hechos impactantes se decida cambiar y se cambie con gran facilidad.
La capacidad de aprendizaje de nuevos comportamientos no disminuye con la edad y en muchas ocasiones pueden demostrar una lucidez mayor que los jóvenes debido a la experiencia acumulada a lo largo de los años que les aporta una visión más amplia de las cosas y, por tanto, una mejor comprensión.
Si una persona quiere cambiar, puede hacerlo simplemente empezando a modificar los comportamientos, practicando los opuestos a los que venía haciendo y que no le convenían, o haciendo los que se corresponden al objetivo que se fije.
Se puede cambiar nuestra forma de ser a base de sumar conductas personales y sociales diferentes y en nuestras actitudes, creencias, expectativas y pensamientos.
Cuando uno se dice a sí mismo que no puede cambiar, se está limitando. Hay que quitárselo de la cabeza. Es una postura cómoda y conformista. Se puede cambiar siempre algo mientras estamos vivos. Lo importante es saber en qué dirección hacerlo, llevarlo a cabo y perseverar en el intento, esperando a recoger los frutos.
Hace un tiempo, mientras impartía un taller de parejas emocionalmente sanas, una señora de 62 años decía que a ella la agresividad le corría por las venas y que para ella era imposible cambiar, mi madre, mi tia, mis hermanas, mi abuela todas son iguales que yo. Y con la edad que tengo, mucho menos voy a poder cambiar.
Con este ejemplo quiero mostrarles que somos el resultado de experiencias, pensamientos y aprendizajes. Que nuestros pensamientos determinan la forma de comportarnos y tiene razón esta señora, aprendió una manera de relacionarse agresiva y es el único modelo que conoce. Es difícil para ella cambiar, sí, claro que sí, pero no es imposible.
Cambiar no significa cambiar la casa, el auto, el esposo, las amistades o el trabajo. El cambio es interno y sucede dentro de nosotros. Sigues siendo tú, no empiezas a ser otra persona, solamente estás interiorizando una nueva manera de pensar y de comportar, pero siempre serás tú, no tengas miedo de perderte, tu esencia seguirá siendo la misma aunque generes algunos cambios positivos.
Quizás sea la hora de empezar a apreciar más lo que te rodea, o sonreír más a menudo. Algunas personas tendrán que pedir perdón, aceptar errores, aprender a escuchar o a recibir. Recuerda, los cambios llevan tiempo y debemos escogerlos y priorizarlos de forma cuidadosa. Ten paciencia y obtendrás los resultados que anhelas.
Lo primero que debes hacer es reflexionar sobre qué quieres cambiar. ¿Para qué cambiar? ¿Cómo sería si cambiara? Tener claridad sobre lo que se quiere modificar y empezar poco a poco a introducir nuevos comportamientos. Recuerda, la repetición es la base del aprendizaje y, aunque seas mayor, debes practicar muchas veces ese nuevo comportamiento para interiorizarlo en tu vida.
Todos los cambios son posibles, no importa la edad, el nivel educativo, ni socioeconómico. Todos podemos cambiar en el momento en que lo decidamos, tenemos la capacidad cognitiva para hacerlo.
Si tú crees que puedes cambiar, y cambias, seguro todo tu entorno también cambia. El primer paso empieza por ti.
¡Buen Viento y Buena Mar!
Maira Ropero
@MairaRopero
Sobre el autor
Maira Ropero
Bien estar
Maira Ropero (Valledupar). Psicóloga de la Pontificia Universidad Javeriana especializada en Psicología Clínica (Universidad Autónoma de Barcelona, España) y Coach de vida. Máster en Programación Neurolingüística y Doctora en hipnosis clínica.
Su columna semanal “Bien estar” ofrece reflexiones para mejorar la salud mental y disfrutar de cada instante. Es un espacio idóneo para el crecimiento personal y el fortalecimiento de un liderazgo inspirador.
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