Cine
The Chosen: una mirada contemporánea y cinematográfica a Jesús y sus discípulos

En una época marcada por el vértigo digital, la fragmentación de la atención y la crisis de sentido, The Chosen —la serie dirigida por Dallas Jenkins— irrumpe como una producción que sorprende tanto por su excelencia técnica como por su profunda capacidad de conectar emocional y espiritualmente con el espectador. Su éxito le ha permitido expandir los discretos espacios reservados para el contenido religioso, aprovechando la diversificación de las formas narrativas que permite nuestra actual cultura audiovisual, combinado profundidad teológica, calidad cinematográfica y una conexión tan directa con la sensibilidad contemporánea.
Junto con mi esposa, hemos recorrido con atención y gratitud las primeras cuatro temporadas de la serie, encontrándonos con una experiencia que trasciende el mero entretenimiento. Ha sido un espacio de reflexión, de diálogo, de oración y de redescubrimiento del Evangelio. Por ello valoramos la serie como una poderosa herramienta para acercar a las nuevas generaciones al misterio de Jesús de Nazaret y a la historia viva del Evangelio.
La humanidad del Verbo
Uno de los mayores aciertos de The Chosen es su forma de presentar a Jesús: cercano, empático, plenamente humano, que ríe, se conmueve, bromea con sus discípulos, sufre, y al mismo tiempo conserva la autoridad plena del Hijo de Dios. Este retrato encarna de forma original y creíble el misterio de la Encarnación: Dios que asume nuestra condición sin dejar de ser Dios. En este sentido, la serie ayuda a muchos —sobre todo a los jóvenes— a reconciliarse con una imagen de Cristo más viva, más accesible.
Desde sus primeros capítulos la serie propone una mirada a Jesús que rompe con los moldes tradicionales de rigidez o solemnidad que han predominado en el cine religioso. Aquí, el Hijo de Dios no camina como un fantasma inalcanzable ni pronuncia sus frases como un oráculo distante. Este Jesús sonríe, bromea, se emociona, abraza. Se permite ser sereno, irónico, jocoso, tierno y estar cansado, decepcionado, confundido y triste. Sin perder su autoridad divina, el personaje se humaniza al punto de volverse más cercano, más identificable y entendible para el espectador común.
Esta presentación no trivializa a Cristo, sino que nos permite experimentar con mayor plenitud su encarnación y potenciar, con los matices humanos, su mensaje. Esta decisión narrativa humanizadora es arriesgada, sin duda, pues siempre existe el riesgo de banalizar el misterio o diluir la doctrina. Sin embargo, aquí se evita ese peligro y se logra una representación coherente de la doble naturaleza de Cristo, humano y divino.
La construcción de los personajes: discípulos con rostro, historia y contradicciones
Uno de los grandes méritos de The Chosen está en el tratamiento de los personajes que rodean a Jesús. Los apóstoles y figuras bíblicas que a menudo han sido presentados como modelos planos inalcanzables en su santidad o apenas mencionados en los textos, aquí adquieren densidad, voz propia, pasado y conflicto interior.
A partir de lo que narran los Evangelios y con una libertad narrativa respetuosa, la serie desarrolla la historia, el contexto emocional y espiritual de cada discípulo. Pedro no es solo el pescador impulsivo; es un hombre en lucha constante con sus responsabilidades familiares y su deseo de seguir al Maestro. Mateo, que en los Evangelios apenas ocupa unas líneas, se convierte en un personaje complejo, con rasgos de autismo funcional que lo aíslan, pero también lo hacen brillante observador. María Magdalena, redimida por Jesús, se convierte en un testimonio silencioso de la ternura divina, al tiempo que lidia con sus heridas del pasado. Incluso personajes no directamente mencionados en la Biblia, como Ramah o Gaius, enriquecen la trama de la serie con sus historias entretejidas con la urdimbre del relato evangélico.
Lejos de distorsionar el mensaje bíblico, estas creaciones o ampliaciones literarias sirven para acercarnos más a los relatos. En efecto, nos recuerdan que detrás de cada nombre en los Evangelios hubo un ser humano con historia, con contradicciones, con preguntas legítimas ante lo que significaba seguir a un hombre que decía ser el Hijo de Dios.
Una narrativa que respeta y complementa los Evangelios
En términos narrativos, The Chosen se vale de una estrategia que podríamos llamar de “expansión respetuosa”. Partiendo de los textos sagrados como eje central, la serie construye alrededor de ellos un universo verosímil donde se completan los vacíos, se enlazan episodios aparentemente dispersos y se crean diálogos que podrían haber ocurrido, como es el caso de la vinculación de Simón el Zelote y el paralítico de Bethesda, cuya sanación no sólo acerca a Simón al grupo de los doce, sino que sirve de punto de giro de la trama y de apertura de otras líneas narrativas.
La serie no huye del conflicto ni del drama. La tensión política con los romanos, las pugnas internas entre los discípulos, los enfrentamientos con los fariseos, los dilemas éticos y personales que surgen del seguimiento de Jesús: todo se narra con una sobriedad bien dosificada, que evita el melodrama sin caer en la frialdad. El guion consigue así un equilibrio notable entre fidelidad bíblica y creatividad narrativa, la cual no pretende sustituir la Palabra, la liturgia o el testimonio de vida, sino complementarlos con una herramienta visual que abre el corazón y la mente al misterio de Dios.
Desde lo narrativo, la serie adopta un ritmo contemplativo, que no tiene prisa y que permite habitar los silencios del texto bíblico, sin alterar el núcleo del mensaje: el amor redentor de Dios, su llamado a la conversión y su promesa de salvación. Muchos de los momentos más impactantes no son necesariamente los milagros o discursos, sino los diálogos cotidianos, las miradas, los conflictos internos de los personajes. En lugar de un Jesús “mágico” que lo resuelve todo, se nos muestra un Jesús que acompaña procesos, que no impone, que espera, pero que también necesita ser escuchado, comprendido y sostenido en momentos de flaqueza, como la muerte de su amigo Lázaro.
Cinematografía que sirve a la Palabra
Desde una mirada cinematográfica más detallada, The Chosen se distingue por un uso sobrio pero expresivo de la cámara. La dirección de fotografía, a cargo de Akis Konstantakopoulos en varias temporadas, opta por una paleta de colores cálidos y terrosos, que evocan tanto la geografía de Palestina como la cercanía humana de las escenas. Las tomas cerradas en los momentos íntimos — una oración, un gesto, un susurro entre discípulos— intensifican la empatía y nos invitan a vivir desde dentro el drama de cada personaje.
La serie recurre con inteligencia a recursos de lenguaje visual: los planos secuencia —como el del llamado de Mateo — no solo son virtuosos técnicamente, sino que cargan de emoción el momento, haciéndolo inolvidable. La música, compuesta por Matthew S. Nelson y Dan Haseltine, se aleja de lo grandilocuente para subrayar lo emocional. A menudo incorpora timbres hebreos, voces susurradas y percusión ritual, conectando el relato bíblico con un universo sonoro sutil pero inmersivo.
En cuanto al montaje, The Chosen privilegia un ritmo meditativo, incluso en los episodios donde hay acción. La alternancia entre escenas paralelas — como cuando un milagro se entrelaza con el proceso interior de uno de los discípulos o la zozobra de Pedro en el mar de Galilea y el ritual de purificación de su esposa tras la pérdida — revela una conciencia de montaje que enriquece el relato, permitiendo múltiples niveles de lectura espiritual y dramática.
La puesta en escena también merece atención: los escenarios están construidos con notable fidelidad histórica, sin descuidar el simbolismo visual. La luz suele entrar lateralmente, acariciando los rostros, sugiriendo una iluminación espiritual sin recurrir a efectos forzados. Hay una intención estética de mostrar que lo sagrado acontece en lo cotidiano.
Este conjunto de decisiones no solo habla de una producción técnicamente bien ejecutada, sino de una voluntad artística que entiende que el Evangelio no necesita ser “adornado” sino encarnado en belleza, esa que —como decía Dostoyevski— puede salvar al mundo.
Belleza que toca el corazón
Vivimos una época en la que la transmisión de la fe enfrenta el desafío del lenguaje. Los discursos religiosos tradicionales a menudo no logran penetrar la sensibilidad del hombre moderno. The Chosen, sin ser un tratado teológico, ni pretender reemplazar la formación doctrinal, logra convertirse en un puente poderoso hacia la fe viva a través del arte, la empatía y la belleza.
A nuestro parecer, sin tener la última palabra, no pretende imponer dogmas, sino presentar encuentros, mediante historias sencillas, conmovedoras y muy humanas, que nos permiten descubrir que Dios sigue caminando entre nosotros, llamándonos por nuestro nombre.
En resumen, The Chosen no solo es una serie que entretiene: es una experiencia espiritual que transforma. Su éxito no radica solo en la calidad técnica o narrativa, sino en su capacidad de hacernos sentir mirados, como lo fueron los discípulos por el Maestro. Más que una serie para creyentes, The Chosen es una obra que dialoga con toda persona que, en medio del ruido contemporáneo, aún guarda una pregunta por el sentido de la vida. Como herramienta de evangelización, como proyecto artístico y como testimonio de fe, merece ser vista, compartida y reflexionada. Porque en cada capítulo hay una oportunidad para reencontrarnos con ese Jesús que sigue diciendo: “Ven y sígueme”. Ojalá muchos, a través de esta serie, puedan escucharlo por primera vez… o volver a escucharlo con un corazón renovado.
Luis Carlos Ramírez Lascarro
Sobre el autor

Luis Carlos Ramirez Lascarro
A tres tabacos
Luis Carlos Ramírez Lascarro (Guamal, Magdalena, Colombia, 1984). Historiador y gestor patrimonial, egresado de la Universidad del Magdalena y Maestrante en Escrituras audiovisuales en la misma universidad.
Autor de los libros: Confidencia: Cantos de dolor y de muerte (2025); Evolución y tensiones de las marchas procesionales de los pueblos de la Depresión Momposina: Guamal y Mompox (en coautoría con Xavier Ávila, 2024), La cumbia en Guamal, Magdalena (en coautoría con David Ramírez, 2023), El acordeón de Juancho (2020) y Semana Santa de Guamal, Magdalena, una reseña histórica (en coautoría con Alberto Ávila Bagarozza, 2020).
Ha escrito las obras teatrales Flores de María (2020), montada por el colectivo Maderos Teatro de Valledupar, y Cruselfa (2020), monólogo coescrito con Luis Mario Jiménez, quien también lo representa. Su trabajo poético ha sido incluido en antologías como: Quemarlo todo (2021), Contagio poesía (2020), Antología Nacional de Relata (2013), Tocando el viento (2012), Con otra voz y Poemas inolvidables (2011), Polen para fecundar manantiales (2008) y Poesía social sin banderas (2005), y en narrativa, figura en Elipsis internacional y Diez años no son tanto (2021).
Como articulista y editor ha colaborado con las revistas Hojalata, María mulata (2020), Heterotopías (2022) y Atarraya cultural (2023), y ha participado en todos los números de la revista La gota fría (No. 1, 2018; No. 2, 2020; No. 3, 2021; No. 4, 2022; No. 5, 2023; No. 6, 2024 y No.7, 2025).
Entre los eventos en los que ha sido conferencista invitado se destacan: Ciclo de conferencias “Hablando del Magdalena” de Cajamag (2024), con el conversatorio Conversando nuestra historia guamalera; Conversatorio Aproximaciones históricas a las marchas procesionales de los pueblos de la Depresión Momposina: Guamal y Mompox (2024); Primer Congreso de Historia y Patrimonio Universidad del Magdalena (2023), con la ponencia: La instrumentalización de las fuentes históricas en la construcción del discurso hegemónico de la vallenatología; el VI Encuentro Nacional de Investigadores de la Música Vallenata (2017), con Julio Erazo Cuevas, el juglar guamalero; y el Foro Vallenato Clásico (2016), en el marco del 49º Festival de la Leyenda Vallenata, con Zuletazos clásicos.
Ha ejercido como corrector estilístico y ortotipográfico en El vallenato en Bogotá, su redención y popularidad (2021) y Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020), donde además participó como prologuista.
Realizó la postulación del maestro cañamillero Aurelio Fernández Guerrero a la convocatoria Trayectorias 2024 del Ministerio de Cultura, en la cual resultó ganador; participó como Asesor externo en la elaboración del PES de la Cumbia tradicional del Caribe colombiano (2023) y lideró la postulación de las Procesiones de semana santa de Guamal, Magdalena a la LRPCI del ámbito departamental (2021), obteniendo la aprobación para la realización del PES en 2023, el cual está en proceso.
Sus artículos han sido citados en estudios académicos como la tesis Rafael Manjarrez: el vínculo entre la tradición y la modernidad (2021); el libro Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020) y la tesis El vallenato de “protesta”: La obra musical de Máximo Jiménez (2017).
0 Comentarios
Le puede interesar

Lapü: más allá del sueño Wayúu
Doris, una tímida joven wuayúu a quien el universo onírico le revela que es el momento preciso para hacer el segundo entierro de...

El abogado del crimen: elenco fastuoso pero sin alma
Ridley Scott es un fenómeno incontestable del cine moderno. Con un número enorme de títulos a su haber, éxitos como Hannibal o Gl...

Frozen: un retorno al Disney más clásico
Disney tiene como costumbre celebrar la Navidad con mucho frío, nieve, renos y algún que otro trineo, y “Frozen, el Reino del Hiel...

El juego de la fortuna: ¿Acierto o decepción?
Existen películas con un claro mensaje que trascienden por su manera de narrar una historia. Esas películas quedan marcadas en la mem...

Grandes héroes: el cómic según Walt Disney
De los mismos creadores de “Ralph el demoledor” y “Frozen”, Grandes héroes tiene suficientes referencias para llamar la at...