Cine
El ataque: acción y mucho patriotismo
El reciente estreno de “El ataque” (White House Down, 2013) nos ha vuelto a demostrar que el director de cine Roland Emmerich es aficionado a las películas de acción con un acento patriótico un tanto desmesurado.
Ya pudimos observarlo con películas como Día de independencia (Independece Day, 1996) o El día después de mañana (The Day After Tomorrow, 2004), donde explaya un sentimiento patriótico yankie que roza a menudo lo ridículo y que, además, impide tomarlo en serio.
El centro de sus relatos está en las relaciones entre los personajes y los valores del buen ciudadano americano dispuesto a darlo todo por su país. Por eso siempre son grandes monumentos americanos los derribados en sus films.
Emmerich jamás recurre al realismo ni trata de dar un discurso serio. Cuestión que hace posible la existencia de chistes al estilo de Arma Letal (Letal Weapon, 1987) en el medio de una situación de peligro como la que aquí se desarrolla.
El presidente de los Estados Unidos (Jamie Foxx) acaba de retirar sus tropas de Medio Oriente en busca de la paz mundial. Pero no todo el universo norteamericano está de acuerdo con él y su idea demócrata de gobierno. Y como si la oposición fuera homogénea, se juntan entre indignados, miembros de la industria armamentista, padres dolidos por la muerte de sus hijos en combate, y republicanos, para dar un golpe de estado tamizado de robo a la reserva federal con forma de ataque terrorista.
Por otra parte, la subtrama menos politizada y más clásica: un ex marine (Channing Tatum) que quiere acceder al servicio secreto y lleva a su hija pre adolescente –con quien no tiene una buena relación- a La Casa Blanca. Dato no menor: la niña es más patriótica que Lincoln, y necesita que su padre vuelva a ser un héroe para ella. ¿Adivinen que pasa?
Uno de los tipos que se cuestiona su actitud patriótica es el jefe del Servicio Secreto (James Woods) que se torna villano producto de una venganza personal, y junto a un grupo de mercenarios –que unifica la oposición mencionada, algunos muy divertidos- invaden y toman las rindas del simbólico edificio.
Pero el tipo sabe contar las historias. Utiliza la estructura de la “montaña rusa”: la historia va desarrollándose lentamente durante la primer parte, construyendo relaciones entre personajes, con los anhelos y conflictos de cada uno, para en la segunda ir acumulando situaciones cada vez con mayor intensidad. Para cuando la acción empieza a volverse inverosímil, ya queremos a los personajes y nos divertimos con ellos de manera tal que aceptamos que sobrevivan.
Como película de acción entretiene y tiene un par de escenas muy bien filmadas. El patriotismo yankie es tan ridículo que ni siquiera vale tomárselo en serio. O sino tratar de pensar las imágenes del terrorista que dispara al cuadro de George Washington, o la del presidente pacifista empuñando un cañón. Ante tales parodias debemos agradecer que, al menos esta vez, el mal sea interior.
Alberto Campos
Sobre el autor

Alberto Campos
Cinescrúpulos
Alberto Campos, Valledupar (1976). Sociólogo y Abogado de la Universidad Popular del Cesar. En Cinescrúpulos expone su faceta de crítico y amante del Cine, pero con total independencia. Su fin es alabar las buenas películas y señalar las malas producciones.
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