Cine
Las aventuras de Peabody y Sherman: acción didáctica
En los año 60 los canales ABC y NBC emitían con éxito “Peabody’s Improbable History”, una serie de pequeñas aventuras donde Mr. Peabody, un ilustrado y atlético perro, y su hijo Sherman viajaban a los hitos más significativos de la historia para ayudar a los personajes más reconocidos de los libros de texto con la misión de lograr los objetivos por los que hoy en día son conocidos.
Imaginativos y didácticos, sin lugar a dudas, pasaron a formar parte de los consagrados clásicos de la animación, aunque en Colombia esta pareja tan singular comenzará a ser conocida ahora gracias a la nueva propuesta de la factoría DreamWorks: “Las aventuras de Peabody y Sherman”.
En esta ocasión DreamWorks ha confiado en el criterio y las tablas del director Rob Minkoff, creador de la idolatrada “El Rey León” (1994), para dar forma a esta compleja “Las aventuras de Peabody y Sherman”.
Y la verdad es que la combinación DreamWorks-Minkoff ha funcionado a la perfección dando finalmente origen a una gran aventura con sabor a Indiana Jones. Aventura, acción y alguna píldora de humor -atención al personaje de Bill Clinton- se irán entremezclando durante sus 90 min de duración.
Pero mucha atención, los niños no saldrán con las “manos vacías del cine”. Cuando los más pequeños terminen de ver “Las aventuras de Peabody y Sherman” empezarán las preguntas… ¿Quién era María Antonieta? ¿Qué hacía Leonardo DaVincci? ¿Qué pasó con el caballo de Troya?
Entonces la misión de la película habrá concluido con éxito, se habrá despertado el interés por la historia en los niños. Ahora con Peabody y Sherman la historia pasará a ser “diver”.
En lo que se refiere a la historia, es muy sencilla. Peabody era un perrito algo raro y solitario cuando era pequeño, por eso nunca logró que ningún niño se fijara en él. Creció sin familia, pero eso le permitió dedicarse en cuerpo y alma a cultivarse intelectual y físicamente.
Hoy por hoy es un reconocido científico, un fabuloso inventor y ha ganado dos veces una medalla olímpica. Es todo un genio. Sólo había una cosa que se le resistía en esta vida… ser padre y formar su propia familia feliz. Dicho y hecho. Un buen día decide adoptar a Sherman, un pequeño pelirrojo muy juguetón, con el que podrá compartir su pasión por la historia, el arte y la ciencia.
Peabody, gracias a su astucia e inteligencia, inventará la deseada máquina del tiempo, y junto a su hijo Sherman viajarán a los momentos más significativos de la historia: visitarán la civilización egipcia, comerán tarta con María Antonieta, inventarán algún “artefacto” junto a Leonardo, conocerán en persona a los presidentes de los Estados Unidos, montarán en el mismísimo caballo de Troya…
Todo parece divertido, ilustrativo e inofensivo para el pequeño Sherman, siempre y cuando cumpla dos reglas básicas: no alterar el curso natural de la historia y nunca, nunca, viajar al presente.
Una película para ver en familia y con muchas crispetas…
Diana Mangas
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