Cine
Líbranos del mal: horror con horror se paga
Con “Líbranos del mal” del guionista Scott Derrickson volvemos al horror clásico de exorcismos. El sargento Ralph Sarchie (Eric Bana) se une al Padre Joe Mendoza (Edgar Ramírez del “Che”), un exorcista y miembro de narcóticos anónimos, en una historia de intriga que mezcla apariciones y crímenes con otros elementos de fondo religioso.
La nueva presencia del Mal se anuncia en Irak donde tres marines reciben una señal demoníaca. Más tarde ciertos acontecimientos límites prevén lo peor, y luego, la película presenta a un oficial (Eric Bana), confeso ateo, quien será el encargado de resolver los enigmas. Pero claro, para completar la planilla falta el Bien, o en todo caso, la palabra evangélica, ahora encarnada por un cura latinoamericano (Eric Ramírez), quien conformará una dupla desigual con el oficial de policía para pegarle una pegada en el trasero a los enviados de Satanás.
Esta nueva visita al infierno no es más que otra película que trabaja sobre los efectos inmediatos: apariciones súbitas que provocan miedo, calles resbaladizas, noches de lluvia, música atronadora para causar pánico y algún que otro capricho de los rubros técnicos que sólo suman desde el énfasis descartando cualquier sutileza. Como no ocurría en “Sinistery”, su trama que se manifestaba desde el fuera de campo, en Líbranos del mal cada movimiento de cámara anuncia un efecto y cada frase que expresan los personajes prevé una concreción efectista del asunto.
Mientras tanto, la combinación de policial y terror tiene sus buenos momentos, sin llegar a la cáscara híbrida de otras películas sobre el tema del exorcismo. Pero se agrega un plus: las discusiones teológicas entre el oficial y el cura, a través de un debate dialéctico sobre el ateísmo y la religión que, en medio del horror que entregan ciertas secuencias intimidatorias, resuenan como simpáticas y hasta delirantes.
En esas dos o tres escenas verbalizadas, la historia de Libranos del mal adquiere cierta inesperada ambigüedad: uno no sabe si tomarse la película en serio o todo lo contrario.
En realidad, y dentro de ese género complejo que es el horror, el irregular desarrollo del guion ahoga el conflicto central de “Libranos del mal” desde una confusa primera media hora, hasta algo de exageración en el desenlace.
La cinematografía se satura de oscuridad para lograr un ambiente sombrío, y puede causar desconcierto y ansiedad a muchos espectadores. A pesar de estos detalles, el filme puede considerarse un interesante “thriller sobrenatural” que vale la pena ver. No supera los grandes clásicos pero entretiene.
Alberto Campos
Sobre el autor
Alberto Campos
Cinescrúpulos
Alberto Campos, Valledupar (1976). Sociólogo y Abogado de la Universidad Popular del Cesar. En Cinescrúpulos expone su faceta de crítico y amante del Cine, pero con total independencia. Su fin es alabar las buenas películas y señalar las malas producciones.
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