Cine

Knock Knock: cine de terror con sabor especial

El director de obras tan extremas como Hostel (2005) y The Green Inferno (2013), Eli Roth, se decanta por una historia visualmente más aceptable por el gran público pero con desarrollo igual de malsano que el de sus anteriores proyectos cinematográficos.

El resultado es extraño pero entretenido, incluyendo la histriónica interpretación de Keanu Reeves, que por cercanía en el tiempo, y en un momento de lucidez después de dormir la siesta, llegó a compararse con el Dieter Laser de The Human Centipide III (2015). La chilena Lorenza Izzo y la cubana afincada en España Ana de Armas completan el trío protagonista.

Evan (Reeves) es un padre de familia responsable, arquitecto, cariñoso, de buen talante, un padre modelo donde los haya. Es humano, además, y el fin de semana en el que su mujer y sus hijos se van de viaje se encuentra con un auténtico desafío que trastoca todos los principios en los que cree.

El desafío en cuestión viene en forma de dos mujeres, Bel (de Armas) y Genesis (Izzo), despampanantes y con pocos prejuicios sexuales, que llaman a la puerta de Evan para usar el teléfono. Están perdidas y el móvil se les mojó, dicen. Y dirán más cosas, como que se sienten atraídas por el padrazo o que les gustaría hacer un trío. Lo hacen, lo disfrutan, lo ocultan, pero la mañana siguiente trae varias sorpresas muy peligrosas para el diseñador de casas.

Knock Knock, remake no oficial de Death Game (1977), no es el tipo de película al que Roth nos tiene acostumbrado. Aunque el tono de serie B que el film rezuma es patente, sorprende la pulcredad y el, en ocasiones, elegante uso de la puesta en escena. Todo muy televisivo, eso sí.

Es posible que la implicación de un actor tan importante como Keanu Reeves en el proyecto, de alto calibre, y para el que sería lógico no salirse del tiesto, haya conseguido que el realizador sucumbiera a la mesura en sus imágenes.

Producida por las mismas protagonistas de Death Game, Colleen Camp y Sondra Locke, Knock Knock es un cuento trash macabro y con negrísimo humor que no pasará a la historia, excepto si es la historia personal de Ana de Armas. La intérprete, gran conocida por el público español gracias a Mentiras y gordas (2009) o la serie El internado (2007-2010) y siempre entregada al despelote, aprovecha bien su primera oportunidad en el cine norteamericano, ofreciendo una actuación convincente y con chispa.

Eli Roth nunca ha sido bueno con los diálogos, y aquí vuelve a demostrarlo, pero de manera tan curiosa y autoconsciente que, fíjense, llegan a intrigar e incluso a gustar por lo original del disparate. Especialmente impagable es el momento loco del monólogo que suelta Evan amarrado en la silla y soltando un completo alegato de inocencia digno de recordar.

Las primeras conversaciones con Bel y Génesis también tienen su punto, jugando las dos a ser chicas traviesas e inocentes, con líneas de guión absurdamente simpáticas, o, ¿por qué ir tan lejos?, ya la primera secuencia de Knock Knock (con Reeves bromeando con su esposa) sería insuperable en el “Top3” de los más sonrojantes del año. No estoy muy seguro de que la estrella de Matrix esté muy orgulloso de su actuación en esta cinta de sub-género “rape and revenge”, pero sin el rape.

El film de Roth no deja de ser un divertimento sin moralejas más allá del no-le-pongas-los-cachos-a-tu-esposa. Pero claro, es que al personaje principal no se lo dejan fácil. Imaginen, Lorenza Izzo y Ana de Armas desnudas en el baño bajándole la cremallera del pantalón al bueno de Keanu Reeves a pesar de la oposición del pobre hombre. Dos hembras de mucho cuidado, eróticas, excitantes y, finalmente, diabólicas. ¡Disfrute!

Miguel Ángel Mesa