Cine

Kung fu Panda 3: cuando un arte marcial se acomoda en el cine

Alberto Campos

16/03/2016 - 08:05

 

Han pasado ya prácticamente ocho años desde que Dreamworks nos sorprendiera con Kung Fu Panda, una estimable comedia animada que ya en 2011 contó con una primera secuela que también merecía la pena. Eso sí, podría haber vivido perfectamente sin una tercera entrega, pero el desenlace de la segunda dejaba claro que se haría antes o después.

Por mi parte, confiaba en que Kung Fu Panda 3 fuera a ser otro buen pasatiempo que, además, se atreviese a seguir ampliando un universo con varios detalles más interesantes de lo que podría parecer a simple vista. Sin embargo, lo que me encontré fue una secuela perezosa -es la peor de las tres con diferencia- a la que puedo poner varias pegas, pero la más importante es que falla en su objetivo primordial, el de mantenernos entretenidos durante todo su metraje.

Lo cierto es que ‘Kung Fu Panda 3’ intenta seguir la senda de las dos películas anteriores,  combinando un sano sentido de la diversión con un acertado puntito dramático, y haciendo hincapié en el crecimiento emocional del protagonista principal, pero es ahí donde llegan los problemas, ya que no terminan de saber qué hacer con la reaparición de su padre, ni en el impacto emocional en Po ni en su aportación a conseguir las habilidades necesarias para hacer frente a la nueva gran amenaza. Cuidado, hay detalles simpáticos aquí y allá -por ejemplo, cuando todos saben ya que son padre e hijo menos ellos dos-, pero lo que domina es la sensación de monotonía.

Tampoco ayuda demasiado que en esta cinta dirigida por Jennifer Yuh y Alessandro Carloni todo lo relacionado con el uso del chi suene un poco a mera adición para poder conseguir un nuevo poder con el que hacer frente a un villano un tanto intercambiable. Un poco en la línea de Dragon Ball cuando empezó a abusar de tantas nuevas evoluciones para hacer frente a un malvado aún más poderoso que el anterior.

Lo mencionado antes se podría haber solucionado con un libreto que diera una entidad adicional a la lucha -en la segunda las tensiones entre el mundo moderno y el clásico-, pero no. Bromas demasiado típicas aprovechando la presencia de más pandas y una mitología mal desarrollada y que parece puesta para sólo estrechar los lazos con China, que no olvidemos que estamos ante una co-producción para favorecer su buena acogida en ese cada vez más importante mercado.

Por desgracia, esa rutina en todos los frentes me llevó a aburrirme durante ciertas fases de la película, sobre todo en el segundo acto, ya que se vuelve redundante en las dudas de Po sobre sus habilidades, regresando así sobre el camino ya transitado y haciéndolo de una forma muy poco estimulante. De esta forma, la saga pierde frescura, lo cual quiere compensar con un ritmo más vivo que también se vuelve en su contra por hacerlo todo aún más superficial.  

Todo ello se ve aún más realzado por el contraste con su inspirada animación, donde sí se han tomado su tiempo para hacer las cosas bien, ya que queda claro que algo de talento sí hay en ‘Kung Fu Panda 3’ y así molesta más cuando en lo demás se opta por la ley del mínimo esfuerzo. ¿El problema? Que eso no sirve para hacer un buen conjunto, y encima lo desdibuja.

En definitiva, “Kung fu Panda 3” es la película más floja de la franquicia hasta ahora y no deja con ganas de más aventuras de Po.  Reconozco que no llega a ser mala –aunque sí aburre en algún momento-, pero, pese a alguna escena inspirada -y una animación casi intachable-, no pasa de mediocre.

 

Alberto Campos

Sobre el autor

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Alberto Campos

Cinescrúpulos

Alberto Campos, Valledupar (1976). Sociólogo y Abogado de la Universidad Popular del Cesar. En Cinescrúpulos expone su faceta de crítico y amante del Cine, pero con total independencia. Su fin es alabar las buenas películas y señalar las malas producciones.

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