Cine
Dos tipos peligrosos: comedia y acción en grandes cantidades
Dos tipos peligrosos es la típica película de “parejas desparejas” en la que dos personalidades diametralmente opuestas unen esfuerzos para resolver un crimen. El dúo protagónico, en esta ocasión, lo integran el veterano Russell Crowe y el multifacético Ryan Gosling, ambos deben desentramar una compleja red de corrupción que vincula la desaparición de una adolescente con la industria automotriz, la pornografía y el departamento de justicia de justicia de los EE.UU.
El problema es que Gosling y Crowe son detectives privados de bajo nivel, y, además de ser diferentes entre sí, son rudos, toscos y algo rústicos (cada uno a su manera) en el arte de develar misterios.
Envueltos en una conspiración repleta de asesinatos, traiciones y giros inesperados, su torpeza policial hará que el caso se vaya resolviendo a pesar de ellos y no gracias a ellos. Justamente, es esa colisión permanente entre personalidades y la aplicación de métodos poco ortodoxos lo que hace tan entretenida a esta película, dando lugar a todo tipo de situaciones bizarras y exageradas verdaderamente desopilantes.
Una de las cosas interesantes de este film ambientado en los 70 -más allá de la calidad actoral y el timing humorístico del director- es que Jackson Healy (Russell Crowe) y Holland March (Ryan Gosling) generan empatía aún siendo personajes bastante despreciables. Por más deshonestos e inescrupulosos que sean, estos antihéroes resultan queribles, lo cual es un tanto perturbador. La única reserva moral la constituye la hija adolescente de Holland (Angourie Rice), que los asiste y guía en la investigación. En cualquier caso, lo que subyace en todo momento es un sólido guión, cuya estructura hace creíble toda la historia.
A la excelente química de la dupla protagónica se le suman altas dosis de acción y violencia muy logradas desde lo formal. En conjunto con los gags físicos y el tono absurdo que recubre toda la trama, Dos tipos peligrosos conforma un coctel explosivo que espontáneamente nos reenvía a aquellas exitosas “Buddy Movies” y series de Televisión de los 80’.
Dos tipos peligrosos, el film de Shane Black, es entretenimiento del bueno: preciso, inteligente, ingenioso, extraño y algo patético, con actuaciones sobresalientes y un guión sólido, una excelente oportunidad para ejercitar los músculos de la cara durante dos horas y no pensar en otra cosa más que en el divertimento personal.
Alberto Campos
Sobre el autor
Alberto Campos
Cinescrúpulos
Alberto Campos, Valledupar (1976). Sociólogo y Abogado de la Universidad Popular del Cesar. En Cinescrúpulos expone su faceta de crítico y amante del Cine, pero con total independencia. Su fin es alabar las buenas películas y señalar las malas producciones.
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