Cine
Moana: una princesa de Walt Disney en los mares de Oceanía
De la mano de Walt Disney llega Moana, una película de animación generada por ordenador sobre una adolescente aventurera que se embarca en una audaz misión para salvar a su pueblo. Moana tiene 16 años y es hija de del jefe de Motunui. Aventura. Humor. Momentos entrañables. Del buen tratamiento de estos materiales se destila el guion de esta nueva entrega de la factoría Disney.
La historia se inspira en parte en las historias orales del pueblo y las culturas de Oceanía. Hace 3.000 años, los marinos polinesios, los mayores navegantes del mundo, surcaron las inmensidades del Océano Pacífico y descubrieron miles de islas. Pero después, durante todo un milenio, no hubo más viajes
Hay muchas teorías, pero nadie está seguro de lo que llevó a esa interrupción de 1.000 años en las exploraciones. Y esta circunstancia intrigó a los realizadores. En la historia, Moana es Ia protagonista del renacimiento de la búsqueda de nuevas rutas. Durante su viaje, Moana se encuentra con el poderoso semidiós Maui, un personaje exuberante inspirado en multitud de cuentos y leyendas que circulaban sobre él en la región de Oceanía.
Maui, que está viviendo su propio viaje de autodescubrimiento, guía a regañadientes a Moana en su búsqueda por convertirse en una avezada exploradora y salvar a su pueblo. Juntos, surcan los mares en un periplo repleto de acción, donde se encuentran con enormes monstruos y obstáculos imposibles. Y por el camino, Moana descubre la única cosa que siempre ha buscado: su propia identidad.
Las leyendas polinesias determinan toda la trama y todo el contexto de Moana, una cinta en la que la mitología de los Mares del Sur se despliega con la misma naturalidad con la que, en otras entregas de la Casa del Ratón, se reelaboran los cuentos de hadas.
La historia de películas como Moana es, en realidad, la historia de las princesas Disney. Una fórmula que, con el paso del tiempo, ha ido conformando ese modelo de joven soñadora, inteligente y dispuesta a dominar sus miedos por el bien de los suyos y con el firme propósito de adueñarse de su destino. En el caso de Moana, sólo falta en la receta el prescindible interés romántico, sustituido aquí por esa amistad a contracorriente que la joven protagonista entabla con el semidiós Maui.
Obviamente, en el film deja su impronta la programación digital más puntera, pero el toque más contemporáneo llega con la música, compuesta por un equipo en el que destaca la personalidad inconfundible del portorriqueño Lin-Manuel Miranda, rapero y compositor de éxitos de Broadway como Hamilton e In the Heights, que le han llevado a ganar el Premio Pulitzer, dos Grammys y tres premios Tony.
El colorido de la cinta, ambientada en esa Polinesia idealizada, y sobre todo, en un océano vibrante y lleno de vida, es simplemente fascinante. Si hablamos de animación, el dinamismo es una cualidad esencial. Cualquier otro ingrediente es secundario. Y en Moana ese dinamismo se expresa de forma trepidante, sin intervalos, con un relato que fluye estupendamente de principio a fin.
La perfección es inalcanzable, claro, sin embargo, hablamos de un estreno con muy esmerado, elaborado para el consumo y disfrute del público familiar más exigente.
Alberto Campos
Sobre el autor
Alberto Campos
Cinescrúpulos
Alberto Campos, Valledupar (1976). Sociólogo y Abogado de la Universidad Popular del Cesar. En Cinescrúpulos expone su faceta de crítico y amante del Cine, pero con total independencia. Su fin es alabar las buenas películas y señalar las malas producciones.
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