Cine
Valiente: ¿Un giro en las producciones de Pixar?
¿Estamos ante una película transitoria en la filmografía de Pixar? Es una respuesta difícil por una razón muy simple.
La emoción que, hasta ahora, se había visto en prácticamente todas las películas de esta casa productora (no incluyo Cars ni la secuela), ha colocado los estándares muy altos. Tanto, que otras productoras han tenido que reaccionar y ofrecer contenidos mucho más profundos.
Piensen por ejemplo en Kung Fu Panda 2 (EUA, 2011) y Cómo entrenar a tu dragón (EUA, 2010). Ambas se pusieron a prueba y se nota. Estudiaron el corazón de Pixar. Le hablaron directo a la gente, trabajaron y (re)trabajaron sus guiones. Hicieron creíbles personajes que de ninguna manera son reales. Usaron a la tecnología para soportar su historia y no al contrario.
Al ver Valiente, uno entiende que la tecnología no es de ninguna manera un problema para Pixar. Ahí no tienen quién les haga competencia. Pero, y de ahí la pregunta inicial, hay momentos que la cinta se distancia de nosotros.
La historia de una princesa escocesa que no quiere ser princesa es a veces redundante y nos lleva a terrenos que probablemente no debimos haber pisado. Desde el melodrama familiar y la rebelión frontal de la primogénita, hasta la comedia de pastelazo, el slapstick.
Al decir que son terrenos que “no debimos pisar” no quiero decir, de ninguna manera, que se trate de errores. Hay pasajes que tardan mucho en cuajar, cambios en el tono que debieron aceitarse más y situaciones en las que la famosa credibilidad Pixar se acerca al derrumbe catastrófico. Pero, sus cualidades la salvan sin ningún tipo de duda.
Si el acercamiento al pastelazo -de mano principalmente de los hermanos pequeños de Mérida- sabe extraño, es porque en Pixar no se habían acercado tanto a él. Si el melodrama se antoja demasiado intenso es, creo, porque se narra la historia de una princesa que -contrario a lo que han dicho muchos críticos - no es cercana a lo que Disney se ha empeñado hasta hace muy poco en dibujar.
La protagonista no es una princesa encerrada en un castillo; no es delicada y dulce, no viste de rosa ni tiene carrozas y servidumbre. Es más bien una anti princesa que una dama en desgracia. Es más una figura atrapada en esquemas ajenos que una figura esbelta y delicada (ahí, la metáfora de Mérida rasgando su vestido para disparar el arco, ante los ojos incrédulos de su madre, es clara pero sutil). Todo eso hay que agradecerlo por varias razones.
En primer lugar porque el estereotipo de la mujer que espera pasiva al hombre que la rescate le ha hecho mucho daño al mundo. En segundo porque ayuda mucho que en una historia para niños (aunque le habla más a jovencitas entre 12 y 15 años), el hombre pierda protagonismo, los hijos defiendan su territorio y sus decisiones, y las mujeres muestren matices importantes en su personalidad; en pocas palabras, hay discurso generacional y, claro, de género.
Pero sobre todo, es valioso que el melodrama sea resuelto a través de la conciliación y una aparente moraleja. Suena a fábula, pero no. Valiente cierra sus propias heridas cuando nos damos cuenta (una vez rebasada la mitad de la cinta, desgraciadamente) que lo que se cuenta incluye todos los ingredientes que he mencionado no por una falta de tono o una distensión del mismo, sino porque nos están narrando una leyenda, y las leyendas se dirigen siempre a las tradiciones envueltas en fantasía, y no a una simple narración de hechos reales. Nunca quieren ser verdaderas. Esta es, creo, la leyenda de una no-princesa adolescente, no sobre la creación de un reino… o de una reina.
Si es una cinta de transición en la filmografía Pixar no lo sabremos hasta la siguiente película. De lo que podemos estar seguros es que, aunque la película sea emocionalmente inestable, demuestra que Pixar no se queda en los terrenos conocidos, que explora como la adolescente de su historia. Los estándares son elevados pero en parte, el objetivo de ser adolescente es intentar alcanzar los estándares aunque se falle, y Valiente es, lo repito, una leyenda sobre una princesa adolescente.
Sobre el autor

Alberto Campos
Cinescrúpulos
Alberto Campos, Valledupar (1976). Sociólogo y Abogado de la Universidad Popular del Cesar. En Cinescrúpulos expone su faceta de crítico y amante del Cine, pero con total independencia. Su fin es alabar las buenas películas y señalar las malas producciones.
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