Cine
Batman o cómo detener una revolución nuclear
El estreno de “Batman el caballero de la noche asciende” (Batman The Dark Knight rises) terminó en Estados Unidos en una tragedia que muchos conocen y, cuando fui a ver la película, debo reconocer que quería comprobar cuál era su mensaje para entender el fenómeno de la violencia en el país norteño.
De inmediato les digo que no obtuve ninguna respuesta al problema que acabo de mencionarles, pero sí tuve la suerte de ver una película de acción construida sobre una intriga creciente que engancha al espectador desde los primeros minutos.
El director, Christopher Nolan, presenta en esta tercera entrega (después de Batman Begins en 2005 y The DarkKnight en 2008), a un Batman en horas bajas, que, además de perder a su pareja sentimental, padece una lesión importante.
El superhéroe se recluye en su casa de oro. Se esconde de las miradas indiscretas y adopta una vida ermitaña donde predomina la resignación y la apatía. Los sueños de cambiar y mejorar la sociedad parecen haber desaparecido en medio de tantas desilusiones.
Sin embargo, tras la reaparición de dos grandes amenazas (Catwoman y Bane), Bruce Waine –así es como se llama Batman en la vida real– decide volver a lucir su traje negro.
Con un dispositivo electrónico de última tecnología, recobra toda su movilidad y en una moto vanguardista se enfrenta a la horda de criminales que ataca la bolsa de la ciudad de Gótica. ¡Es increíble lo que se puede hacer con plata!
Durante una persecución frenética, Batman cae en una trampa urdida audazmente por Bane y pierde el control de todo su patrimonio incluso las empresas en las que se construyeron armamento nuclear.
La ruina le obliga a cuestionarse y enfrentarse a viejos fantasmas, pero, por encima de todo, le inquieta la posibilidad de que los criminales hagan uso de la bomba nuclear y acaben de una vez con la ciudad de Gótica.
El crecimiento de la trama ha sido realmente bien dosificado y el espectador comprueba poco a poco la desesperación de un Batman en plena crisis existencial. El enfrentamiento con Bane –el gran enemigo de esta película– ofrece una perspectiva humana del superhéroe y destapa ciertas realidades.
Batman duda de sí mismo y no logra sorprender, mientras que Bane es contundente y lidera un sector importante de la población. El carácter indómito y revolucionario del rebelde provoca el miedo en una ciudad sitiada y en peligro de estallar.
La actuación de los personajes y la calidad de las imágenes hacen de esta película un verdadero espectáculo. Es aterrador ver cómo el “mal” va extendiendo sus ramas por la ciudad de Gótica y el esfuerzo de Batman para salvarla.
Mi única crítica reside en la duración y el manejo de los tiempos. La película se hace demasiado larga (casi dos horas y media) y eso acaba desconectando al espectador más entusiasta: sobre todo cuando las escenas son previsibles y evidentes al final.
Por lo demás, la película brilla con un enfrentamiento palpitante entre el bien y el mal. Una película que aconsejo a todos los amantes de acción.
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