Cine
La lectora o cómo el alemán puede ser la clave
Desde hace poco más de una semana se ha estrenado en Valledupar una película colombiana que divide la crítica. La lectora, de Riccardo Gabrielli es una de esas películas que abundan de buenas intenciones, rezuman creatividad y originalidad, pero no acaban de arrancar.
¿El motivo? Existen varios y enseguida los vamos a enumerar, pero antes de todo, contarles que se trata de una película de acción y suspense que narra la historia de dos jóvenes protagonistas envueltos en una historia tragicómica de la cual difícilmente logran salir.
La historia de La lectora es una adaptación de la novela negra del escritor y periodista colombiano Sergio Álvarez: ya conocida por el público colombiano debido a que en el año 2002 se realizó una versión para la televisión con Verónica Orozco y Luis Mezacomo. En esta serie unos captores secuestran a una estudiante para que lea un libro en donde están las indicaciones con las que pueden encontrar un dinero escondido.
La película no cambia mucho. Desde un principio, Diego Cadavid y Carolina Gómez se ven embaucados en una persecución por un maletín. Unos criminales se empecinan en creer que la clave de la historia se encuentra en un manuscrito de un profesor alemán quien estuvo en contacto con el maletín.
Por ese motivo, ante su total desconocimiento del idioma, uno de ellos decide secuestrar a una joven alumna de alemán para que sirva de lectora y así les permita conocer lo que esconden las líneas del libro.
A partir de entonces, empieza una narración entrecortada de amonestaciones, recuerdos, conjuras, y todo tipo de luchas interminables entre diversos protagonistas que ven en el maletín el fin de sus problemas.
Sin embargo, ¿qué hay en ese maletín? Esa es la pregunta que todo el mundo se hace sin nunca lograr contestarla. De tal modo que parece que ese maletín sea una leyenda urbana.
El director, Ricardo Gabrielli, autor de producciones como Tiempo Final, Kdabra o La Mariposa, se enfrenta al reto de contar una historia difícil de sintetizar en una película de hora y media.
La lectura del texto alemán por Carolina Guerra deja siempre abierta la posibilidad de un fin inesperado, y eso es lo que finalmente obtenemos, pero la historia avanza a trompicones como si el director siempre mantuviese el freno a mano: inseguro
Para concluir, la película decepciona por su nivel de confusión y su ritmo inconstante. Las finalidades son buenas, pero el nivel de actuación de los artistas –a veces demasiado histriónicos– y la trama circular demasiado compleja acaban con el interés del espectador.
Sobre el autor
Alberto Campos
Cinescrúpulos
Alberto Campos, Valledupar (1976). Sociólogo y Abogado de la Universidad Popular del Cesar. En Cinescrúpulos expone su faceta de crítico y amante del Cine, pero con total independencia. Su fin es alabar las buenas películas y señalar las malas producciones.
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