Cine

Recuerdos del Teatro Michichoa (III Parte)

Gustavo A. Carreño Jiménez

07/11/2022 - 05:00

 

Recuerdos del Teatro Michichoa (III Parte)
El Teatro Michichoa llenó de vida cultural el municipio de Santa Ana, Magdalena, y una parte del río Magdalena en los años 70 y 80 / Foto: archivo del autor

 

Michichoa es un nombre bien puesto, evoca las raíces y ancestros indígenas del cacique Michichoa, autoridad dentro la tribu Pocabuy, miembro de la gran nación chimila, nativos aborígenes del territorio del municipio de Santa Ana (Magdalena). Este referente identitario de las etnias de regia estirpe caribe[1], da nombre y valor cultural a un teatro, el más recordado de todos, como también un caño que alimenta la Playa Afuera, uno de los principales cuerpos cenagosos del municipio.

Fue construido sobre un lote inicialmente de propiedad de la familia Bárcenas padilla, localizado estratégicamente en la calle tercera con carrera séptima. Ya con nuevos propietarios, la sociedad de ganaderos conservadores formada por siete socios de la cual hacían parte los hermanos Díaz Jiménez, Hernando Villamizar y Néstor Benavides, encomienda el diseño de la obra al arquitecto nativo Manuel De Los Ríos Arrieta, solo así se puede entender su “cosmología” contextual.

Fachada con mirada hacia el río Magdalena, el brazo Mompox, señalando que allí está el pasado, el presente y muy seguramente el futuro de la comunidad, así hoy sus gentes y gobiernos le den la espalda, esa disposición aprovechó las condiciones ambientales. El aire natural ventila la sala de cine semicubierta y sus dos terrazas esquineras descubiertas, mitigando las altas temperaturas que son normales todo el año en la depresión momposina.

Bajo la concepción arquitectónica “todo en un mismo lugar”, se diseñó un gran centro de eventos y actos sociales, un punto de encuentro para el esparcimiento, la sana diversión y el buen uso del tiempo libre; un lugar integrador de nativos y gentes de toda la comarca, de convivencia y armonía familiar. En un mismo lugar, se encontraba el cine, la música, el baile, la diversión, esparcimiento, vida social y vida cultural, transformando imaginarios y prácticas cotidianas para gente de todas las condiciones sociales, oriundas y forasteras. ¿Cuántas amistades, amoríos y familias nacieron de las entrañablemente interacciones sociales forjadas en el Michy, como cariñosamente le llamamos?

El cine se proyectaría durante casi toda la década de los años setentas, las cintas, todas de postín, dan fe de la calidad de las mismas, pero como estábamos ante un centro de diversiones y esparcimiento, los conciertos alternaron hasta la década de los años 80, artistas de cartel, lo más granado de la música de acordeones y tropical de entonces deleitaron con sus melodías: Alejandro Durán, Juancho Polo Valencia, Alfredo Gutiérrez, Calixto Ochoa, Hermanos Zuleta Díaz, Hermanos López con Jorge Oñate, Lisandro Meza, Enrique Díaz, Corraleros de Majagual y la banda Jazz Band de Mompox.

El Michichoa recibió y proyectó artistas y agrupaciones de la localidad como el virtuoso guitarrista Sanfernandero José David Jiménez y su grupo “los tigres del Magdalena”, el Conjunto vallenato Hermanos Passo bajo la dirección del plateño e hijo adoptivo Cristóbal Passo y La Banda de Música de Pijiño, coloquialmente llamada “la Remendá”, debido a que la mayoría de los músicos eran oriundos de Pijiño del Carmen (entonces corregimiento , junto otros músicos del San Fernando de Carvajal (corregimiento) y la cabecera municipal de Santa Ana.

Estos conciertos se realizaban en fechas especiales como por ejemplo las fiestas patronales (26 de Julio), en diciembre o día de la madre, día del padre o cualquier otra fecha memorable. Con el transcurrir del tiempo empezaron a celebrarse importantes actos sociales como la posesión de alcaldes, la recepción de ilustres visitantes (Gobernador, Obispo, etc.). Posteriormente, empezaron a festejarse ceremonias de graduación de los colegios de bachillerato, el colegio nacionalizado Antonio Brugés Carmona, María Auxiliadora.

Bien podíamos hablar de una pequeña empresa generadora de empleos directos e indirectos, entre los cuales encontramos el personal del área de administración, operativos (maquinistas, portería, boletería, heladería, grill, etc.) y personal de servicios complementarios (aseo, mantenimiento, vigilancia, etc.). Los empleos indirectos se evidenciaban en la variedad de ventas en derredor del teatro, mesas de frito, pasteles, chichas, peto, recuerdo la inigualable avena del señor “Chola”, ventas ambulantes de todo tipo, una de ellas eran las tradicionales “chazas”, como las del señor Adalberto Granados con su venta de cigarrillos, dulces, chitos y demás mecatos.

De aquella imponente obra hoy nos quedan los recuerdos de un pasado esplendoroso y grato asociado a nuestra propia existencia. En ese sentido, es parte de la tradición e identidad santanera y debemos preguntarnos: ¿podemos hacer algo para recuperar el teatro Michichoa? Deberíamos intentarlo, no es posible que aquel viejo teatro que tantas satisfacciones brindó, sea un gigante abandonado a su propia suerte, transformado en una ruina que nunca más volvió a ser el mismo.

Las grandes ciudades cuentan con teatros municipales transformados en tarimas de impulso a los eventos culturales significativos, por ejemplo, la puesta en escena de obras de teatro, títeres, conciertos, oratoria, cuenteria y la tradición oral, declamación, lectura de poesía, exposición de pinturas y obras de arte, lanzamiento de libros y revistas, conferencias, cineclubes de los colegios municipales, escenario de graduación de las promociones de bachilleres, etc.

El teatro Michichoa es patrimonio vivo, arquitectónico, cultural e histórico del municipio de Santa Ana (Magdalena), su revalorización y/o resignificación debería ser parte de las políticas públicas culturales del municipio, gestores culturales, amantes de la cultura, maestros, ciudadanía en general y, por supuesto, la administración municipal podrían gestionar ante el dueño del inmueble, “Don Tico” Benavides, solicitud de cesión o regalo del escenario, con destino al impulso, uso y disfrute de la cultura. Esto implicaría una nueva razón social “Teatro Municipal Michichoa” de propiedad del municipio, por lo tanto, no podía ser vendido, cedido o dado en comodato. El agradecimiento al cedente del inmueble sería para toda la eternidad, entonces el nombre del teatro municipal de Santa Ana podría ser  “Teatro Municipal Michichoa, Néstor José Benavides”, anunciando con la banda sonora del filme “el puente sobre rio Kwai”, la apertura y/o finalización de cada evento.

 

Gustavo A. Carreño Jiménez

 

[1] Departamento especial Pocabuy. Jocé G.Daniels. https://es.slideshare.net/egilmoreno/joce-daniels-departamento-especial-de-pocabuy

Sobre el autor

Gustavo A. Carreño Jiménez

Gustavo A. Carreño Jiménez

Desmitificando a la India Catalina

Economista, Universidad de Cartagena. Especialista en Gerencia de Proyectos, Universidad Piloto de Colombia (Bogotá). Magister en Desarrollo y Cultura de la Universidad Tecnológica de Bolívar. Investigador Cultural. Maestro de Ciencias Sociales Distrito de Cartagena de Indias.

@TavoCarJim

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