Educación
La cátedra vallenata ya no es obligatoria
Como un ejercicio de litigio tempranero, tres estudiantes de Derecho residentes en Tamalameque y Pelaya (Cesar) tuvieron la osadía de iniciar sus prácticas nada menos que con una acción de inconstitucionalidad de un aparte de la Ley que pretendió instituir de manera obligatoria en todo el territorio del departamento del Cesar, a nivel de educación primaria, la cátedra “Valores y Talentos Vallenatos Consuelo Araujo Noguera”.
Desde el punto de vista jurídico, su hazaña les ha dado muy buenos frutos, pues nuestra honorable Corte Constitucional les ha dado la razón con la sentencia C-054 de 2013.
Diógenes Armando Pino, Eguis Palma Esquivel y Edelmira Martínez Lozano, fueron los estudiantes de Derecho que presentaron la acción ante la Corte, que dio al traste con la implementación obligatoria por parte del Ministerio de Educación de la cátedra Vallenata.
En la sentencia mencionada se declara inexequible la expresión “de obligatorio cumplimiento” contenida en el literal c) del artículo 3º de la Ley 739 de 2002 y exequible el texto restante de este literal, en el entendido de que la citada cátedra es optativa para los establecimientos y los padres de familia, sin perjuicio de la promoción de otras expresiones culturales.
Me permito transcribirles algunos de los sesudos argumentos de los accionantes que fueron acatados por la Corte: “Al tenor del Artículo 70 de la Constitución Política, El Estado tiene el deber de promover y fomentar el acceso a la cultura de todos los colombianos en igualdad de oportunidades, por medio de la educación permanente y la enseñanza científica, técnica, artística y profesional en todas las etapas del proceso de creación de la identidad nacional”.
Por eso es contraproducente la implementación de la cátedra “Valores y talentos vallenatos en los colegios públicos y privados del departamento del Cesar”, ya que con esto se da la imposición de una simbología repetida y difundida hasta la saciedad.
“De un acordeón, una caja y una guacharaca, cuando no de un Indio Arahuaco, con su atuendo tradicional, relegando a un segundo plano las demás manifestaciones culturales que existen en el departamento y que tienden a desaparecer, debido a la asfixia a que se hallan sometidas de hecho, por la agresión de un sector del Cesar que impulsa un solo valor cultural”: El Vallenato.
No es posible olvidar manifestaciones culturales tan importantes como los cantos de Vaquerías de Chimichagua, los Negros de Santa Lucia de Chiriguaná, las Tamboras de Tamalameque y, por qué no mencionar, las manifestaciones culturales que se han desarrollado en los asentamientos "Cachacos" que se conformaron a propósito de la violencia política colombiana, donde un gran número de santandereanos (de los dos Santanderes) en esos días aciagos se radicaron a lo largo y ancho del Cesar, formando poblados como: Curumaní, Pailitas, Pelaya, Aguachica, González; Río de Oro, San Martín, San Alberto, etc.”
Vale la pena señalar aquí que la Ley 739 de 2002 había cumplido ya una década como letra muerta y apenas el año pasado la Asamblea Departamental del Cesar intentó implementarla mediante la ordenanza 026 de 2011, que hoy corre la misma suerte de la Ley.
Es bueno que quede claro que la llamada “Ley Consuelo” no ha sido declarada inexequible por la Corte, ni siquiera la implementación en los colegios de primaria del Cesar de la cátedra “Valores y Talentos Vallenatos Consuelo Araujo Noguera”.
Lo que la Corte avaló es que no debe ser obligatoria, debe ser optativa; por ello, en mi sentir, es ahora cuando, con mucho más esmero, deben las políticas públicas de nuestros gobernantes hacer énfasis en darle la opción a nuestros niños de estudiar lo poco que hemos podido preservar de nuestra cultura.
Que no me vengan a decir los muchachos del sur del Cesar que en El Paso sobrevive aún la tambora y sus cuatro aires “Tambora, Guacherna, Chandé y Berroche” porque yo pasé ya por el medio siglo de vida; nací, me crie y fui concejal de ese municipio y no recuerdo haber apreciado en vivo esas hermosas expresiones culturales.
Reconozcamos que las dejamos escurrir como el agua entre los dedos y ahora no nos queda otra cosa que aceptar el adagio popular: Del ahoga´o el sombrero.
Colofón: La verdadera piquería vallenata está de luto: se nos fue uno de los más brillantes y auténticos repentistas, conocido cariñosamente como “El Turpial de Pondorito”. En varias oportunidades verseé con él y puedo dar fe de su humildad, sencillez y don de gentes. “Turpial”, simplemente te digo: Te adelantaste, pero allá nos vemos pa´ que nos peguemos otra prendía.
Jorge Nain Ruiz
@jorgenainruiz
Sobre el autor
Jorge Nain Ruiz
Vallenateando
Jorge Nain Ruíz. Abogado. Especializado en derecho Administrativo, enamorado del folclor Vallenato, cantautor del mismo. Esta columna busca acercarnos a una visión didáctica sobre la cultura, el folclore y especialmente la música vallenata. Ponemos un granito de arena para que la música más hermosa del mundo pueda ser analizada, estudiada y comprendida.
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