Educación
Fiestas, cultura popular y educación
Dentro del discurso pedagógico utilizado en las escuelas y colegios del Departamento del Cesar, se escucha un tema recurrente, de suma importancia diría yo, y es que hemos perdido la identidad cultural de nuestros pueblos y, que debemos rescatarla, asumirla y difundirla entre nuestros estudiantes para que ellos se apropien de la misma y la resignifiquen.
En teoría, es un discurso muy bonito, y es, debe serlo, de obligatoriedad de todos los educadores y, por supuesto, de todos los centros educativos, no sólo del Departamento del Cesar, sino de toda Colombia. Somos pueblos sin un norte histórico, sin una Rosa de los vientos que nos señale un origen, un pasado con el cual contrastar nuestro presente y poder sospesar las posibilidades de ese futuro, tantas veces incierto que se nos avecina.
Es necesario llevar a la praxis pedagógica este hermoso discurso, esta carreta cultural requiere el sustento de la práctica, necesita ser involucrado al currículo escolar, necesita ser un eje transversal que cruce a todo lo ancho de las asignaturas y áreas del pensum escolar. Se requiere que la malla curricular acoja, con lineamientos claros y bien ponderados la importancia de esta temática, que desde el prescolar hasta el grado Once nuestros estudiantes vean la historia local, que los profesores de sociales aprovechen todas las oportunidades que tengan o que brinden las discusiones en clase para hacer la clase incidental sobre esta temática.
Que los profesores de humanidades, desde sus saberes impulsen el conocimiento y la investigación del universo vocabular del pueblo donde está situada la escuela, que en matemáticas se investigue el sistema de pesas y medidas utilizados por nuestros campesinos, en nuestro caso (La vara, La Cabuya, La mano, La carga, etc.). Que desde las demás asignaturas se estudie nuestras costumbres y tradiciones y que se hable de la importancia cultural de las mismas.
Que se haga trabajo de investigación e indagación con fuentes vivas sobre nuestras tradiciones y leyendas, en fin, que este discurso deje de ser solo carreta y se convierta en realidad práctica y útil dentro de la vida escolar, que el maestro, los directivos docentes, los estudiantes, los padres de familia, las autoridades educativas y todos los que tengan que ver con la educación participen y concierten los planes y medidas necesarios para que se haga realidad la toma de consciencia de ese saber popular que caracteriza a los pueblos y que está a punto de perderse.
No podemos seguir como vamos, planeando en el vacío, hablando bonito sin concretar el discurso. Se hace necesarios actualizar los Planes Educativos Institucionales y definir en ellos los lineamientos, planes y proyectos pedagógicos necesarios para hacer realidad lo planteado en el discurso. No podemos seguir como vamos, todo el año hablando, planteando, discurseando una teoría que en la práctica es torpedeada en primer lugar por la Secretaría de Educación Departamental, por Las Direcciones de Núcleo Educativo y peor aún por los Rectores y directivos de las escuela y colegios que le ponen cortapisas a la praxis de la misma.
Tomemos como ejemplo hechos significativos que se dan a nivel departamental: La nómina de pago de los salarios de maestros se paga antes del Festival Vallenato como una manera de incentivar la participación de los maestros en dichas festividades. El municipio de Valledupar declara la vacancia escolar en esos días. No obstante ver estas evidencias de apoyo a la cultura de la capital, los directores de núcleo educativo, los rectores y directivos docentes, se oponen a dar los dos días de las festividades patronales de algunos pueblos, en la creencia que se pierde el tiempo, y contrario a la realidad obligan a maestros y alumnos a permanecer en las aulas en contra de su voluntad, en un ambiente totalmente antipedagógico ya que los estudiantes desean participar en el jolgorio popular y ser parte de las costumbres y tradiciones que hacen presencia en dichas festividades.
Repito hay que actualizar el PEI de cada colegio, insertar en forma clara la participación activa de los estudiantes en esas festividades populares y dentro de la autonomía escolar consagrada en la legislación vigente determinar la vacancia de esos días para que el estudiantado, el profesorado aprenda y participe de la cultura vernácula de cada pueblo donde labore. No se puede estar en contra de las costumbres y tradiciones, y sobre todo hay que entender que estudiando éstas se aprende mucho más que metido en un aula en contra de la voluntad de los estudiantes. Los educadores pueden impulsar talleres, y pedir ensayos, informes, indagaciones sobre el aspecto sociológico y cultural de esas festividades. ¡Abramos la mente y valoremos lo nuestro!
Diógenes Armando Pino Ávila
@Tagoto
Sobre el autor
Diógenes Armando Pino Ávila
Caletreando
Diógenes Armando Pino Ávila (San Miguel de las Palmas de Tamalameque, Colombia. 1953). Lic. Comercio y contaduría U. Mariana de Pasto convenio con Universidad San Buenaventura de Medellín. Especialista en Administración del Sistema escolar Universidad de Santander orgullosamente egresado de la Normal Piloto de Bolívar de Cartagena. Publicaciones: La Tambora, Universo mágico (folclor), Agua de tinaja (cuentos), Tamalameque Historia y leyenda (Historia, oralidad y tradición).
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