Educación
La educación virtual: la realidad de lo que tanto se pregonaba
Más que virtual es remota, la crisis en la que nos encontramos debido a la situación que ya todos conocemos (con el covid-19); nos ha hecho ver la realidad de muchas cosas.
Una de ellas es que la tan cacareada educación virtual no está legalizada como tal en nuestro país, sobre todo en las normativas de la educación básica primaria, secundaria y media.
En Colombia, existe desde hace mucho la educación abierta y a distancia en algunas universidades. la que de alguna manera ha implementado una educación virtual. Muchas universidades han invertido en posmodernas plataformas que permiten un magnifico desarrollo en lo virtual, lo cual les ha permitido contar con una oferta virtual bastante amplia y, en su momento, les funcionó a las mil maravillas. En la actualidad, sin embargo, se han dado cuenta que aún les falta optimizar esa funcionalidad virtual debido a que Colombia es uno de los países con más dificultades en acceso a Internet.
Desde el Ministerio de Educación, y desde antes de la pandemia de la Covid-19, se venía pregonando sobre la educación del siglo XXI, y hoy nos hemos dado cuenta que desde una visión bastante amplia es una farsa, por un lado, porque el Estado no ha implementado unas normas claras acordes con la realidad de desarrollo global en cuanto a conectividad o utilización masiva de la Internet. Y, por otro lado, porque las orientaciones que se ha querido brindar a los docentes sobre manejo de elementos tecnológicos unidos a la educación virtual se ha hecho solo para salir del paso, más no para fundamentar una realidad de desarrollo en cuanto a la educación de las generaciones actuales. En ello ha tenido culpa la institucionalidad educativa del país.
Las significativas ventajas que contienen las nuevas tecnologías, hoy son vistas con temor por algunos docentes, aduciendo que “ya se está entrado en años y el computador no es para él, sino para los jóvenes”. Algunos han despertado a tiempo y han tenido que empezar de cero, para poder unirse a esta exigencia del siglo XXI, exigencia que ya era clara a finales del siglo XX; pero que solo ha sido percibida en esta primera mitad del siglo XXI.
Aunque algunas personas de pensamiento conservador, quisieron restarle importancia a la tecnología en la educación y pensaron que, privando a los educandos del celular mediante medidas absurdas, detendrían la ansiedad de los jóvenes y de su concentración en clases; pero tan ciego fue su accionar que no cayeron en cuanta de la necesidad de fortalecer el buen uso de esa herramienta pedagógica. Se les olvidó que la pedagogía consiste en adaptar y fortalecer a través de los métodos de enseñanza. Hoy, la crisis que vivimos les ha hecho entender que perdieron su tiempo en su formación respecto al dinamismo y acontecer global unido a la educación.
Mientras tanto, nuestros jóvenes devoran toda aquella herramienta tecnológica que cae en sus manos y, en muchos casos, auxilian a sus padres o profesores en el manejo de los mismos. Aunque, es cierto, un gran porcentaje de ellos, persisten en ir por otro camino. Los jóvenes prefieren los juegos, el ingreso a las redes sociales y muy poco tiempo para su fortalecimiento cognitivo. Se han especializado en el copiar y pegar, entendiendo ese aspecto como facilitador de buenos resultados. Solucionar ese inconveniente es otro reto de la pedagogía, lo cual no es imposible.
Solo por mencionar un aspecto de auto-observación como ciudadano y docente colombiano, es interesante prestar atención a la ventaja de los países desarrollados y sus jóvenes, algunos han visto en Internet el medio para producir y es así como jóvenes y adultos se destacan en la creación de redes sociales y plataformas de gran utilidad. Es necesario agilizar y reorientar nuestra educación enfocándola en favorecer el espíritu creativo del educando, que cada orientación de un docente signifique ganancia para el joven; la mayoría de nuestros educandos tratan de comprender la clase del momento, solo para ganar una nota al ser evaluado, ésa es la idea que como educadores le hemos hecho creer a nuestros jóvenes.
Algunos pensadores dicen que “en las peores crisis están las mejores oportunidades” Creo que, en medio de la situación actual, es comprensible que, como humanos, llámese profesional u artesano; médico, docente, carpintero, zapatero o mecánico, vayamos reinventándonos y creando soluciones de vida para el desarrollo propio y el de la humanidad misma.
Luis Alcides Aguilar Pérez.
@luisaguilarpe
Sobre el autor
Luis Alcides Aguilar Pérez
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Luis Alcides Aguilar Pérez (Chiriguaná- Cesar). Lic. En Ciencias Sociales de la Universidad del Magdalena. Docente de secundaria. Fiel enamorado del arte de escribir. Publicaciones: La Múcura de Parménides – Compendio de cuentos, poesías y reflexiones; Sueños de libertad – Cuentos, poemas y diez reflexiones; Chiriguaná. Historia y Cultura. Novela inédita “¡Y la culpa no es de Dios!”
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