Gastronomía
Tradiciones de Navidad: la natilla y el buñuelo

Es bien sabido que tanto la Natilla como los Buñuelos, llevan siglos existiendo y aunque se pueden comer en cualquier momento del año, hay una razón especial por la cual en navidad se hace tan popular.
Desde crudo para hacerlos en casa o listos para solo ponerlos en la mesa y disfrutar su sabor, el Buñuelo y la Natilla siguen acompañando perfectamente todos los momentos de reunión familiar o con amigos, por eso durante la Navidad se vuelven tan populares.
Sin embargo, expertos afirman que estos tradicionales manjares, no son del todo propias, sino más bien, una herencia española con algo de influencia árabe. El Buñuelo propiamente no nace en Colombia, aunque hoy se siente plenamente colombiano. Tanto así, que hemos modificado esa técnica que llegó un día con los pobladores españoles y su aspecto ha cambiado notablemente.
Finalmente, de la Natilla se dice que es posible que su procedencia venga de las coladas de harina españolas, pero su resultado final, ha cambiado través de los años, convirtiéndose en un postre muy cercano a los flanes y pudines que se hacían con gelatinas en España hace cientos de años.
El origen de la natilla y el buñuelo
La natilla y el buñuelo son platos de herencia hispana que, al llegar a América fueron modificados para incluir ingredientes locales por influencia de culturas indígenas y africanas.
De acuerdo con la historiadora Lucía Rojas de Perdomo, ambas preparaciones llegaron a nuestro país en la época del Virreinato y su consumo no estaba necesariamente relacionado con la Nochebuena. Sin embargo, no demorarían en volverse parte del ambiente navideño, tal como lo evidencian archivos del siglo XVIII y escritos del XIX como el de José Manuel Groot, los cuales incluyeron a los buñuelos en las bandejas y amasijos que se compartían entre vecinos en dichas festividades.
Así, desde la década de 1930 con el crecimiento de la industrialización y la llegada de productos importados, hubo un boom de la masificación de harinas o fórmulas premezcladas para preparar chocolate, pandebonos, arepas, buñuelos y natillas de manera más fácil y rápida.
De este cambio es que se derivan las versiones más conocidas de los manjares navideños, las cuales incluyen fécula de maíz en reemplazo del maíz molido o mezclas para natilla con sabores en reemplazo del arequipe o el coco rallado. Teniendo una amplia variedad que ya incluye hasta sabores a maracuyá o mora.
Verónica Salas
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