Historia

Las castas en Hispanoamérica: clases y diversidad racial durante la colonia

Mauricio Meléndez Obando

04/12/2018 - 06:50

 

Las castas en Hispanoamérica: clases y diversidad racial durante la colonia
Mestizo e india en la obra del pintor Miguel Mateo Maldonado y Cabrera

La historia de la América española más que las de otras regiones del mundo ha estado llena de diversidad étnico-cultural porque en esta amplia región tuvieron su encuentro inicial tres grandes grupos de culturas: las amerindias, las africanas y las españolas. Cada una de ellas, a su vez, llena también de similitudes (unidad) y diferencias (diversidad).

La sociedad colonial hispanoamericana se estructuró según el origen racial de las personas; los españoles peninsulares y los nacidos en América (llamados después criollos) ocupaban la cúspide de la pirámide social; luego seguían los caciques indígenas (que gozaban de los privilegios de los hijodalgos); después los mestizos; los indios; los mulatos, pardos y negros libres; los zambos, y, finalmente, los esclavos (fueran estos negros o mulatos), quienes ocupaban la base piramidal.

A su vez, un grupo como el español, se dividió según el origen social del peninsular: en nobles (aquí estaban los propiamente nobles y los hidalgos) y plebeyos.

Muchos de los primeros hijos de conquistador nacidos en América fueron mestizos, resultado de sus uniones con indias (a veces cacicas o hijas de caciques) pues en un primer momento no vinieron mujeres del Viejo Continente; muchos gozaron de todos los privilegios de sus padres.

Más tarde llegaron mujeres que dieron a los españoles hijos sin mezcla de indio.

Pero también los conquistadores tuvieron hijos con esclavas y de ahí nacieron los primeros mulatos.

Debemos decir que los matrimonios interraciales no fueron frecuentes en la América española (tal vez solo aumentaron a partir del siglo XVIII) pero las relaciones sexuales interétnicas lo fueron desde el principio del arribo de las huestes de los conquistadores en el siglo XVI y fueron una constante durante toda la época colonial y aun en periodos posteriores.

Para designar las diferentes mezclas raciales que integraron las sociedades hispanoamericanas y las posiciones que cada una ocupaba, se usó el término castas.

Así pues, las sociedades hispanoamericanas estuvieron altamente jerarquizadas, y en ellas cada grupo social ocupaba una posición específica definida en gran medida por su origen racial.

Por supuesto, estas diferencias a veces se atenúan en las zonas periféricas y de poca importancia relativa. No ocurría así, por ejemplo, en las ciudades de México y Lima.

Tanto las autoridades eclesiásticas como las civiles (representantes del Rey en sus territorios de Ultramar) ejercieron durante todo el periodo colonial un control constante, pero la mezcla racial continua lo ponía en peligro.

Esto hizo surgir, aunado a la preocupación taxonómica general en las ciencias biológicas, una serie de nombres para designar las diversas castas que producía la mezcla racial y, más adelante, un género pictórico conocido como la pintura de castas.

Según Ilona Katzew, en La pintura de castas: Identidad y estratificación social en la Nueva España: "La producción de pinturas de castas abarca todo el siglo XVIII. Estos cuadros representan el complejo proceso de mestizaje producido entre los tres principales grupos que conformaron la colonia: indios, españoles y negros. La mayoría de estas pinturas se componen de dieciséis escenas representadas en lienzos separados, aunque en ocasiones aparecen en una sola superficie dividida en compartimentos. Cada escena muestra un hombre y una mujer de diferentes razas con uno y, en ocasiones, dos hijos, y lleva una inscripción que identifica la mezcla racial representada. Las series siguen una progresión taxonómica específica: al principio las escenas representan sujetos de raza "pura" (es decir, españoles), lujosamente ataviados y desempeñando ocupaciones que apuntan a su privilegiada clase social. Conforme aumenta la mezcla racial de las familias, su estado social disminuye. Además de presentar una tipología de las razas humanas y sus ocupaciones, las pinturas de castas incluyen asimismo un rico sistema de clasificación en el que distintos objetos, alimentos, flora y fauna están cuidadosamente colocados e identificados por medio de leyendas.

Algunos de los cuadros, además, venían acompañados por una leyenda como la siguiente:

"Pero o! Pasmo singular
de la providente Madre;
que siendo la Madre y Padre
distintos es desigual
la nacencia y muy cabal
se advierte en el estricote
pues en uniéndose a el trote
con natural Artemiza
un Indio y una Mestiza
producirán un Coyote".

Tales divisiones sociorraciales provocaron también múltiples fricciones entre los grupos españoles y los indios, entre estos y los mulatos y pardos y entre estos y los españoles (resultado de estas fricciones quedan registradas muchas revueltas, casi siempre sofocadas por las autoridades reales).

Veamos las castas para la América hispana (tomados de los casos de Nueva España y Perú):

Español: Podía ser peninsular (nacido en España) o de ultramar (nacido en América). El hijo de castiza y español se consideraba español.

Indio: También llamados en la documentación naturales.

Negro: Traídos como esclavos de Africa; también se usó negro criollo para los hijos de africanos nacidos en América.

Mestizo: de india y español.

Castizo: de mestiza y español.

Coyote: de mestiza e indio.

Chamizo torna atrás: de india y coyote.

Mulato: de negra y español.

Morisco: de mulata y español.

Albino: de morisca y español.

Torna atrás: de albina y español.

Torna atrás tente en el aire: de torna atrás y español (y este se mantenía en esta categoría aunque se mezclara con español, pero si se mezclaba con uno de su misma categoría "desciende a lo mismo negro").

Chino: de india y mulato.

Albarazado: de mulata y chino.

Barcino: de mulata y albarazado.

Torna atrás negro con pelo lacio: de mulata y de barcino.

Zambo (chino cambujo o lobo): de negra e indio.

Katzew asegura que, pese a que la mayoría de estos términos carecían de una utilidad práctica, sugieren un principio básico: "la sangre española o blanca podía redimirse; la negra no. Dicho de otra forma, mientras que la pureza de sangre de los españoles estaba inextricablemente asociada al concepto de "civilización", la sangre negra que llevaba el estigma de la esclavitud, connotaba atavismo y degeneración."

Para que se vea claramente el prejuicio racial, transcribimos aquí un texto del gaditano Pedro Alonos O Crouley, en su Idea compendiosa del reyno de Nueva España –México– (1774), reproducido por Katzew en el citado artículo:

"... las calidades y linajes de que estas castas se originan; son español, indio y negro, sabido es que de estas dos últimas ninguna disputa al español la dignidad y estimación, ni alguna de las demás quiere ceder a la del negro, que es la más abatida y despreciada... Si el compuesto es nacido de español e indio sale mestizo, de éste y español catizo, y de éste y español sale ya español... porque se encuentra que de español y negro nace el mulato, de éste y español morisco, de éste y español tornatrás, de éste y español tenteenelaire, que es lo mismo que mulato, y por esto se dice y con razón que el mulato no sale del mixto, y antes bien como se pierde la porción de español y se liquida en carácter de negro, o poco menos que es mulato. Por lo que respecta a la confección de negro e indio sucede lo mismo, porque se gradúa de este modo: de negro e indio, lobo; de éste e indio chino, de éste e indio albarazado, que todos tiran a mulato".

 

Mauricio Meléndez Obando

 

Acerca de la publicación: El artículo “Las castas en Hispanoamérica: clases y diversidad racial durante la colonia”, de Mauricio Meléndez Obando es el extracto de un ensayo de mayor extensión publicado con anterioridad en la edición número 25 de la revista Nación.

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