Historia
¿Quiénes eran los mestizos en el reino de Nueva Granada?
Es común entre aquellos que no están familiarizados con la América española colonial imaginar la fábrica socio-racial del mundo del siglo XVI según los cuadros de castas mexicanos del siglo XVIII: una ordenada progresión de representaciones de los diferentes grados de mezcla (las diferentes "castas") representadas por los retratos de parejas con sus hijos, cada categoría con su propia etiqueta y sus características pictóricas organizadas sistemáticamente en una red anclada en las principales clases de "indio", "español" y "negro" (Carrera 2003; Katzew 2004). Sin embargo, "casta" no era un término utilizado en la América española durante el siglo XVI para denotar grupos sociorraciales delimitados. En cambio, la clasificación según calidad era todo excepto sistemática: en la época colonial había una marcada movilidad en el acto de clasificar a alguien (Rappaport 2014)6.
Puede ser mejor empezar por explicar qué significaba "mestizo" en la Colonia temprana, pues los significados asociados con este término incorporan todas las inconsistencias y ambigüedades que he mencionado. "Mestizo" es, probablemente, una de las categorías más impenetrables en los registros documentales de la América española colonial. Sebastián de Covarrubias le dedica una sola oración al "mestizo": "el que es engendrado de diversas especies" (Covarrubias 1995 [1611]). Esta excesivamente escueta definición no menciona en absoluto la categoría sociorracial; solo alude a la noción general de mezcla7. En contraste, "indio" y "español" eran mucho más específicos, funcionaban como categorías adscriptivas y como términos generales para grupos con derechos y obligaciones determinados. Los españoles, por ejemplo, disfrutaban el derecho a cierto tipo de ciudadanía, como el estatus de "vecino" que les permitía ocupar cargos públicos (Herzog 2003). Se les permitía usar cierto tipo de vestimenta y de joyas, como capas y perlas. A su vez, se requería su participación en variados rituales públicos durante el año, promulgaciones ceremoniales que tanto representaban como mantenían las nociones cristianas de jerarquía. Del mismo modo, "indio" era una categoría adscriptiva que abarcaba los grupos socialmente identificables como aborígenes que estaban obligados a pagar tributo a la Corona, pero estaban exentos de las jurisdicciones de otras instituciones coloniales, como la Inquisición. Incluso si escapaban de sus obligaciones tributarias y buscaban el anonimato en Santafé o la vecina ciudad de Tunja, los indios seguían unidos, al menos marginalmente, a una colectividad, a los ojos de las autoridades coloniales. Ellos también "desempeñaban" su estatus de indios en la esfera judicial, donde asumían la etiqueta de "indio" como un vehículo para reclamar los derechos asociados con su categoría legal8. Tanto españoles como indios también pertenecían a grupos más concretos en la práctica: los españoles eran vascos, castellanos o catalanes, y se distinguían, según su lugar de nacimiento, como naturales (nativos) de Sevilla, Toledo o Carmona9. Los indios se identificaban como miembros de pueblos específicos, distinguidos por su ubicación: los sogamosos, por ejemplo, vivían bajo la autoridad del cacique de Sogamoso (Baber 2009).
Sin embargo, "indio" y "español" eran categorías que no eran totalmente estables u homogéneas, y sus límites no eran fijos o estaban delimitados claramente. Por tal razón, es más útil pensar que exhiben características de "grupalidad" que referirse a ellos en el sentido sociológico de la palabra (Brubaker y Cooper 1998). Esto es, que recurrieron a algunas clases de concordancia que llevaron a la gente a adoptar actitudes similares, a asociarse unos con otros, a compartir una definición explícita de quiénes eran y quiénes no pertenecían a su grupo. Pero aun así, la porosidad de sus límites hizo que estos ensamblajes de individuos fueran altamente heterogéneos; mulatos y mestizos podían ser clasificados como "indios"; a las mestizas de élite se les refería frecuentemente como "españolas" (mientras que a los mestizos de élite no) (Rappaport 2012). Sin embargo, las desviaciones eran más difíciles de percibir para estas categorías aparentemente "puras" que para la categoría de mestizo, cuya falta de cohesión fácilmente permitía a la gente salir y entrar en ella.
Aquellos asignados a la categoría mixta de "mestizo" son solo a veces aparentes en los registros documentales; solamente en ocasiones son identificados por su linaje en los documentos. Podían ser llamados "mestizos" en un momento e "indio" o "español" en otro, algunas veces por el mismo testigo. En efecto, "mestizo" denota una relación particular con el observador, más que reflejar las cualidades de un individuo (de igual manera, por supuesto, sucede con "indio" y "español", aunque no es tan obvio). La fluidez de la etiqueta "mestizo" surge de la ausencia de un grupo sociológico de mestizos al cual pertenecer: es simplemente una categoría a la que eran asignados10. Los mestizos no tenían obligaciones específicas con una colectividad, como era el caso de indios y españoles, ni les era requerido, como grupo, pagar cierto tipo de impuestos, como era el caso de los mulatos; no estaban sujetos a pagar tributo, como los indios, ni a la esclavitud, como los esclavos africanos y afrodescendientes. Más aún, el rango de personas que podían ser asignadas al grupo de mestizos era amplio y difuso: los hijos ilegítimos y no reconocidos de españoles con mujeres nativas, que se mezclaban entre la población indígena; los habitantes de los barrios plebeyos de Santafé y Tunja, quienes, al parecer, aceptaron su designación como mestizos sin más problemas; los hijos mestizos de los españoles de élite, quienes vivían en el corazón de la sociedad urbana refinada y muchas veces se deslizaban entre los pliegues españoles. Para citar a Stuart Schwartz y Frank Salomon (1999: 444): "las personas de nacimiento mixto formaban, no tanto una categoría, sino un desafío a la categorización misma".
Más aun, "mestizo" frecuentemente reemplazaba algo más: cumplía el rol de un significado vacío. Tal cualidad se puede observar en las páginas del texto peruano del siglo XVII, El primer nueva coránica y buen gobierno,cuyo autor, Felipe Guaman Poma de Ayala, cuenta que al casarse un cacique con una india plebeya, sus descendientes se convertían en mestizos (1980: 788 [1615: 802]). Nótese que la mezcla etiquetada por el cronista indígena peruano se informa entre dos clases de personas nativas, no entre miembros de categorías sociorraciales distintas. La púa que Guamán Poma hace a los caciques desordenados ilustra que la noción de mezcla no se centraba exclusivamente en uniones interétnicas, sino que se volcaban generalmente hacia la cuestión del estatus. La jerarquía social ibérica -de hecho, las jerarquías sociales de muchos países de Europa, incluyendo Francia e Inglaterra- estaba fundada en la promoción y el mantenimiento de linajes nobles y en asegurar la pureza de la sangre noble que fluía de generación en generación (Feerick 2010). Todo esto se lograba por medio de la supervisión de uniones, así como de los plebeyos o herejes condenados y de los conversos, quienes eran vistos como una amenaza a la integridad de las líneas familiares nobles. La noción francesa de mésalliance ("casamiento desigual" con alguien inferior socialmente) cristaliza el problema de la mezcla, aludido por Guaman Poma. Nos dirige lejos de la idea de "raza" como la conocemos hoy en día y hacia una noción moderna temprana de jerarquía en la que "raza" significaba "linaje" (Covarrubias 1995: 282 [1611]). De acuerdo con esta muy diferente apreciación del significado de "raza", los hijos de los casamientos desiguales franceses eran llamados "métis", término francés para "mestizo" (Aubert 2004: 445-448).
Por tanto, "mestizo" era una etiqueta que se aplicaba a múltiples actores por parte de los observadorescoloniales, así como una etiqueta autoatribuida. No podemos estar seguros de que un individuo que, en una declaración documental particular, sea llamado "mestizo" vaya a llevar esta clasificación durante toda su vida, o que "mestizo" haya significado lo mismo para él y sus vecinos que para el notario que testificó la firma de su testamento, o para el sacerdote local que bautizó a sus hijos. En otras palabras, no podemos asegurar que "mestizo" representara unas características permanentes de su propio ser: ciertamente, no era algo que un observador pudiera identificar fácilmente de vista. La cuestión central ante nosotros, entonces, no es "¿Quién es un mestizo?" o "¿Qué es un mestizo?", sino "¿Cuándo y dónde es mestiza una persona?". Esto es, debemos cambiar nuestra mirada de la condición del individuo hacia el contexto del nombramiento. Aquí, una vez más, la papelrealidad entra en juego.
Joanne Rappaport
Profesora e investigadora de Georgetown University, Departamento de Español y Portugués, Georgetown, Estados Unidos.
Acerca de la publicación: El artículo “¿Quiénes eran los mestizos en el reino de Nueva Granada?”, de Joanne Rappaport, es el extracto de una investigación titulada “Extracto de “Letramiento y mestizaje en el Nuevo Reino de Granada, siglos XVI y XVII” de la misma autora y publicada en la revista Diálogo Andino no.46 Arica mar. 2015
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