Historia
El correo en Colombia: un invento surgido en el virreinato
Solo desde finales del siglo XVIII el correo empezó a funcionar en la Nueva Granada. Desde el 14 de mayo de 1514, la Corona española cedió a don Lorenzo Galíndez de Carvajal y a sus herederos El Correo Mayor de las Indias Descubiertas o Por Descubrir. Sin embargo, a finales del siglo XVIII son tan caóticas las comunicaciones en el Nuevo Reino de Granada que don José Pizarro, marqués de Villar y virrey de la Nueva Granada, decidió establecer líneas de correos entre Santafé, Cartagena y Quito por cuenta de la Real Hacienda y creó en 1750 la primera línea de correo. Un hecho que acercó las provincias e hizo fluir las noticias.
Las cartas privadas viajaban de la mano de peones particulares o viajeros frecuentes, y el resto de despachos de carácter político o militar estaban a cargo de los chasquis, antigua mensajería de origen incaico, y de trajinantes, mercaderes que ofrecían productos a lo largo de todo el territorio.
Las cartas privadas solían abarcar reclamaciones relativas a cuestiones familiares o personales y tomaban con frecuencia la forma de memoriales, en los que los asuntos particulares se trataban como problemas de interés general, de modo que se convertían en competencia de las autoridades.
Los pocos indígenas que habían aprendido a escribir denunciaban quejas y reclamos –o solicitaban a blancos que les escribieran–, acerca de los excesos cometidos por los encomenderos sobre las injustas tasas de sus tributos o sobre el comportamiento deshonesto y abusivo de los curas.
La Corona española reglamentó entre 1762 y 1764 el correo marítimo desde España a las Indias Occidentales y los oficios de administradores, interventores, oficiales, carteros, mozos, guardias, postas y postillones. Puso en marcha, además, el uso de sellos con la marca ‘Indias’ o ‘España’ en todas las cartas que, dependiendo del lugar de recepción y envío, esto es, las Indias Occidentales o La Coruña en el Viejo Continente, eran enviadas con el fin de cobrar correctamente los impuestos.
José Antonio de Pando, proveniente de México y nombrado por el marqués de Grimaldi en 1772 como administrador general de Correos, prohibió prestar el servicio de correos, so pena de multas, a personas no autorizadas como arrieros ordinarios, contrabandistas, mercaderes, peones, caminantes de a pie o a caballo, patronos o pilotos de canoas.
Entre otros nuevos reglamentos estaba el servicio de correo del occidente cada 15 días con la ruta Santafé-Cartagena-España o Popayán-Cartago-Anserma-Toro, y puntos intermedios, partiendo el día 4 de cada mes a medianoche, y con un pago a cada chasqui de medio real por legua y al dueño de mulas ocho reales cada uno.
Las tarifas del correo se basaban en el peso y en la distancia; se sellaba con la palabra ‘Debe’ si el pago se realizaba en el lugar de destino y con la palabra ‘Franca’ si el porte se cobraba desde el lugar de origen. El impulso que José Antonio de Pando y Riba dio a la correspondencia logró que en poco tiempo el servicio se extendiera a las poblaciones más importantes en el territorio de la Nueva Granada, aunque muchas de las misivas seguían perdiéndose en el camino y llegaban semanas más tarde de lo previsto.
Con la aparición del servicio del correo regular también nació otra forma de difusión de las noticias que afectaban al Virreinato y al Imperio. Los arrieros iban narrando sus propias versiones de los acontecimientos y las fondas se convirtieron en lugares de difusión y construcción de opinión pública, muchas veces contrarias a los intereses de la Corona. Sobre esa red de postal los periódicos construyeron las primeras redes culturales a partir de suscriptores que se encontraban en todo el reino. Este es el caso de El Papel Periódico de Santa Fe de Bogotá, que tenía abonados en ciudades tan distantes como Honda, Mompox, Cartagena y Panamá.
Las primeras rutas
Para romper los graves problemas de comunicación en la Nueva Granada, entre 1750 y 1751 comenzaron a operar cuatro carreras de correos. Con itinerarios fijos, bien organizados y frecuencias quincenales o mensuales, las cartas y las noticias empezaron a llegar.
Fuente: Semana / Bicentenario de Colombia
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