Historia

Santa María de la Antigua del Darién, primera ciudad española en la América continental

Redacción

03/04/2024 - 05:40

 

Santa María de la Antigua del Darién, primera ciudad española en la América continental
Una representación gráfica de Santa María de la Antigua del Darién, primera ciudad española en la América continental / Foto: créditos a su autor

 

Santa María de la Antigua del Darién fue la primera ciudad española en América continental. Estaba situada en la costa occidental del golfo de Urabá, cerca de lo que hoy es la frontera de Colombia con Panamá, y llegó a tener más habitantes que muchas ciudades españolas, pero las problemáticas del Nuevo Mundo pudieron con ella.

La joven ciudad fue escenario de los desastres más emblemáticos y destructores del continente, desde la peste de modorra, hasta las más enconadas enemistades, y, pese a todas las voluntades, quiso ser también el retrato de la fatalidad.

Santa María de la Antigua del Darién fue fundada en noviembre de 1510, por los sobrevivientes de una expedición diezmada por unos naufragios y algunos ataques de las tribus caribes. Dos años antes, Alonso de Ojeda había sido nombrado por la corona española como gobernador de las regiones al oriente del golfo de Urabá. Sin embargo, unos desembarcos imprudentes, y sobre todo la belicosidad de indígenas en los alrededores de San Sebastián de Urabá, ciudad fundada por Ojeda, redujeron su flota, de casi quinientos hombres, a solo 180.

En busca de ayuda debido a una herida profunda en la pierna, Ojeda viajó a Santo Domingo (en la isla La Española, actual República Dominicana), entonces la gran ciudad española en tierras americanas, pero tuvo que quedarse allí por cuestiones de salud. Los acompañantes y sobrevivientes se trasladaron al Darién, en la costa occidental del golfo, siguiendo los consejos de Vasco Núñez de Balboa, oficial que conocía la región y recordaba que allí los indios no usaban flechas envenenadas.

Al llegar al Darién, encontraron una aldea próspera y apacible, y los perros y las armas les dieron la victoria. Como la pesca y la caza eran abundantes, decidieron establecerse en el lugar.

Los primeros años de Santa María De la Antigua del Darien

Vasco Nuñez de Balboa se encargó de dar forma y vida a la ciudad. Dirigió el trazo de las calles y una plaza. Enciso, un joven de la expedición (a quien Ojeda le prometió dirigir la ciudad que fundarían) trató de imponer su autoridad, pero los colonos le recordaron que no estaban en territorio de Ojeda. Al final, sometieron el asunto a votación y Balboa fue elegido alcalde.

Su primer acto de gobierno fue bautizar a la población con el nombre de Santa María, y consagrarla a la Virgen de la Antigua, que se veneraba en Sevilla. Poco después, cuando ya el poblamiento se estabilizó, Balboa viajó exploró los confines del territorio en busca de un legendario mar austral, lleno de reinos dorados, y armó una expedición para encontrarlo. Llegó al Pacífico el 25 de septiembre de 1513 y regresó a Santa María cargado de oro, perlas, hamacas, prendas de algodón y numerosos esclavos.

Las plagas de Santa María

Con la llegada paulatina de españoles y la incorporación de muchos indígenas a la servidumbre, Santa María fue creciendo. En junio de 1514, la ciudad fue testigo de la llegada de la flota más grande que había cruzado el océano: con veinte barcos y dos mil personas. Su capitán, el coronel Pedrarias Dávila, venía nombrado como gobernador de Castilla del Oro, en busca de la máxima gloria.

Al descubrir que Balboa ya había descubierto el mar del sur (o Pacífico) le irritó seriamente. Para evitar competencias, hizo preso a Balboa y le confiscó los bienes, pero no lo envió a España por temor a que éste fuera recibido como un héroe; pues descubrir un mar era tan importante como descubrir un continente.

Como los alimentos escaseaban, Pedrarias aseguró provisiones para sus oficiales y dejó desprotegida a la población. El clima y los mosquitos empezaron a hacer mella, y una nube de langostas acabó con los cultivos. Poco después de la llegada de la flota, de quince a veinte colonos morían de hambre cada día. Luego, un sueño pesado invadió a Santa María.

Nadie supo la causa de lo que los cronistas llamaron "la peste de modorra". Estudios recientes se la atribuyen a los minerales radiactivos de la zona. Lo cierto es que Santa María se hundió en el sopor y cerca de 700 españoles murieron de simple incapacidad para despertar. Cuando pasó lo peor, muchos se marcharon a las islas del Caribe.

Después de la modorra se despertó la codicia. Pedrarias y sus capitanes arrasaron con los poblados amigos y cometieron toda clase de atrocidades.

El final precipitado de una ciudad americana

El 10 de julio de 1515, el Rey de España concedió a Santa María el título de la primera ciudad de Tierra Firme y le asignó un escudo de armas: el sol representaba la civilización que llegaba de la península; el castillo, la riqueza de la provincia; el tigre, la intrepidez de los españoles; y el lagarto, la fidelidad de la tierra a la Corona.

Sin embargo, los planes de Pedrarias no priorizaban el esplendor de esta ciudad. Balboa jamás recobró su liderazgo, y tras casarse con la hija de Pedrarias en un giro estrafalario que reconstruía una cierta reconciliación, Pedrarias lo mandó a sentenciar después de que su hija regresara a España. La sentencia se firmó el 12 de enero de 1519.

A partir de entonces, empezó la deriva de Santa María. Abandonada por Pedrarias, quien se marchó al Mar del Sur y, el 15 de agosto de 1519, presidió la fundación de Nuestra Señora de la Asunción de Panamá, en torno a 1524 los indios incendiaron Santa María. Un aguacero y una creciente cubrieron el valle. Por más de cuatro siglos se ignoró la ubicación de esa ciudad que, según Oviedo, fue la causa de "más muertes que estrellas hay en el cielo".

A mediados del siglo XX se encontraron los restos de la catedral. El rey Leopoldo III de Bélgica financió las primeras excavaciones. Así pudo conocerse el sitio exacto donde ocurrió ese delirio que todavía estremece al continente americano.

 

PanoramaCultural.com.co 

 

Bibliografía:

"Santa María del Diablo" (Ediciones B), Gustavo Arango. Profesor de literatura hispanoamericana de la Universidad Estatal de Nueva York (SUNY), en Oneonta. 

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