Literatura

Martha Amor Olaya: un recorrido por los laberintos del espíritu

Luis Mario Araújo Becerra

20/11/2024 - 05:10

 

Martha Amor Olaya: un recorrido por los laberintos del espíritu
Martha Amor Olaya, autora de Cuando no soy luz soy luna / Foto: créditos a su autor

 

Martha Amor Olaya (Cartagena) es una comunicadora social y periodista con maestría en Cultura y Desarrollo que ha sido ganadora del Premio Roche de Periodismo en Salud, de la Fundación Gabo; Premio de Periodismo Semana, destacada en el premio Investiga organizado por la Universidad del Norte y Deutsche Welle.

Ha publicado los libros: Todos tienen el mismo nombre (Cuentos, 2022), La Garita (periodismo, 2023) Cuando no soy Luz soy Luna (novela, 2024). En esta oportunidad nos acompaña en el ciclo de nuevos escritores del Caribe, ámbito en el que viene haciendo un trabajo serio y reposado, nutrido de investigación, reflexión y una constante exploración de formas literarias y lenguaje.  Aquí sus palabras.

Luis Mario Araújo: Me ha encantado uno de los temas que explora tu novela: los trastornos mentales, sus causas, la forma como se manifiestan. 

Martha Amor Olaya: ¿Y, por qué te llama la atención?

Por varias razones: la primera, porque me parece un tema poco trabajado en nuestra literatura. Hay antecedentes (Laura Restrepo o Piedad Bonnet); pero, pese a la presencia de estos asuntos en la vida cotidiana, los ejemplos son limitados. ¿Por qué quisiste abordarlos?

Desde que tengo uso de razón, muchos de los temas de esta novela me han inquietado, la muerte, por ejemplo, la intrascendencia, es otro, y de manera muy especial los trastornos mentales.  Aunque no tengo un caso cercano que me haya marcado, siempre he mirado con asombro y amor el universo de las personas con esta condición. Soy admiradora de las capacidades que logran sus conexiones o desconexiones neuronales para aproximarse al mundo material e inmaterial y siento, muchas veces, que la incomprensión del resto, los marca mucho más.  No tengo ninguna pretensión aleccionadora, pero me ilusionó la posibilidad de compartir una mirada un poco más amorosa frente a lo desconocido, y el deseo de  mostrar que la fragilidad es extendida y no estamos exentos a que una situación dolorosa nos lleve por caminos tan inciertos.

La segunda razón por la que me llama la atención es porque le das un manejo bastante literario y, con ello, quiero decir que no es tratado de sicología, sino una obra de ficción con una estructura, un diseño de personajes. ¿Cómo logras este equilibrio entre la preocupación por el tema y no caer en un tratado de sicología?

Quería escribir una novela sobre la vida, la muerte, los duelos, la mente, y tengo que confesar que fueron los personajes quienes me llevaron al trastorno y no al revés.  No me senté a escribir pensando en hablar de un trastorno, fue el dolor y las emociones de Luna las que me llevaron a explorar sus límites entre la cordura y la locura, fue ella y su camino de mi mano (mi imaginación), la que me presentó el trastorno y me motivó a investigarlo para mantener la verosimilitud, no para enseñar sobre él.

El personaje central de tu novela es Luna-Luz, quien tras una serie de factores provenientes de su infancia y el quebrantamiento que le produce la pérdida de sus familiares cercanos, sufre un Trastorno de Identidad Disociativo. ¿Este punto de partida  tuvo como base alguna experiencia real?

No conocía el trastorno previo a escribir la novela, fue durante el proceso de escritura que me tropecé con él, por fortuna no he vivido tampoco pérdidas familiares dramáticas, pero si fue, en la búsqueda de entender cómo se vive el duelo múltiple de los miembros del núcleo familiar que llegué a todos estos personajes e historias que se narran en el libro.

Este personaje central es muy interesante ¿Cómo fue el proceso de investigación acerca de estas patologías o afectaciones? ¿A quién leíste?

Consulté varias fuentes sobre el TID, pero debo destacar que casi todas mis inquietudes fueron resueltas con la psiquiatra Adriana Serrano, quien coincidencialmente se encuentra estudiando el trastorno, y de todas las fuentes a las que me remitió la más funcional para mí fue https://longsoulsystem.com/ página administrada por Lore Barrera, una joven mexicana, activista de salud mental, psicóloga, con un contenido muy claro y conciso y muchísimos materiales para estudiar que me resultaron de gran utilidad.

Decía que, esto del trastorno, era apenas uno de los temas de la novela, pero que hay otros. Encuentro, por ejemplo, que en el texto hay una profunda crítica, casi filosófica, al sistema, a nuestra sociedad y a lo que consideramos realidad.

Y a lo que consideramos normalidad. Y lo exploro, no desde una autoridad moral, sino desde el amor, desde la conciencia plena.   El ego de la humanidad es tan grande que un permanente recordatorio a lo equivocados que estamos y a lo insignificante que somos nunca está de más. La literatura nos permite enfrentarnos a ello, una y otra vez, y creo que eso nos hace mucho bien, nos salva de nosotros mismo, y nos distrae del egocentrismo. El antropocentrismo es otro tema, que, por fortuna, también se está criticando desde la literatura.  Trabajar por la sensibilidad es tan necesario como trabajar por el saber.  Recordar que las convenciones sociales y morales, el consumismo, son estructuras del poder y que dejarnos determinar por ellas, muestra nuestra debilidad (en términos de, precariedad para la defensa o la lucha)  así como de la ignorancia, de la falta de pensamiento crítico, o en su defecto, del acomodo y resignación al lugar que ha sido determinado por la estructura.   Hay una frase de Ángeles Mastretta en su novela “Arráncame la vida” que expresa muy bien lo anterior, “el que no tiene miedo, tiene tedio”. Y sí, creo que es necesario confrontar nuestros miedos, o nuestros tedios, según sea el caso.

Hace poco entrevisté a José Covo, escritor de Cartagena, que coincide en este cuestionamiento filosófico a la sociedad. El se adentra, también, en el campo de las enfermedades mentales. ¿Consideras que esto es un síntoma de la deshumanización de nuestros tiempos?

La deshumanización es tan vieja como la humanidad, nuestros tiempos son tan bárbaros como los primeros tiempos, de igual forma las enfermedades mentales. Lo que sí creo es que por fortuna, el efecto homogeneizante de los mass media se resquebrajó con las redes sociales, y ahora hablamos de muchos más temas, porque ahora todos tenemos mayor exposición y “diálogo” si se quiere, y más y diversos canales de consumo informativo.  Esto permite, que los relatos “otros” no sean invisibilizados como antes, y temas tabú como las enfermedades mentales, se hablen con mayor naturalidad.  Antes teníamos un paciente en casa, y estaba oculto en la vergüenza familiar, hoy una madre, se encuentra con otras madres en un grupo de una red social para hablar del padecimiento que tiene su hijo, crear redes de apoyo, o simplemente, la mera representación, les permite conversar y avanzar sobre sus preocupaciones. El efecto entonces, es que tenemos la percepción de que hay una proliferación de estos problemas, y de que cada vez hay peores casos, y si bien, hay una curva estadística disparada desde la pandemia que no podemos desconocer, porque en efecto hay circunstancias detonantes para estos padecimientos, lo cierto también es, que ahora se registran y documentan más casos, porque es más “natural” hablar de ellos.

Otro tema del libro, que tiene relación con lo anterior, es la búsqueda del amor. No el amor, en sí, sino su búsqueda a todo nivel. La aceptación a nivel familiar, la búsqueda del amor romántico, de la amistad… Te cito: “¿Qué es el mundo? ¿Qué es este lugar de mierda donde ser feliz es una utopía, una búsqueda sin encuentros…?   

Somos seres sociales, necesitamos de todos, la miseria humana es la soledad, así que precisamente, en una renuncia al “yo” todopoderoso, ver al otro desde nosotros mismos, desde la honestidad de nuestra necesidad, desde la precariedad de estar sin él, al tiempo que, desde la compasión y empatía de que ese otro también necesita de mí.

Nos enseñan la autosuficiencia y esto es importante en la “supervivencia”, nos enseñan el desapego y aprender a vivir la soledad pues de lo contrario se dispararían las tasas de suicidio, y sí, debemos desarrollar herramientas para gestionarla, porque estamos condenados a ella, pero no podemos normalizar la individualización, y satanizar el colectivismo, ni las relaciones afectivas de apego seguro entre familiares y amigos, por el contrario, tenemos que esforzarnos por construirlas. Hoy con tanta información sin contexto, hay una gran confusión en todos estos temas.

El erotismo, es otro factor que me sorprendió. Es decir, no esperaba encontrar escenas eróticas en medio de toda esa locura y absurdo de los personajes. Pero, tengo algo que reprocharte, te faltó más, soltarte más. ¿Fuiste tímida?

Hablar de este tema es hablar de muchos otros de la literatura contemporánea. No quería caer en lo porno.  El sexo, el erotismo, están naturalizados en la música, la publicidad, la cultura en general.  Es parte integral de lo que somos y de la forma como nos relacionamos con otros. Entonces si esta novela escudriña sobre nosotros, era elemental que tuviera este componente. Ahora bien, sí creo que el cuidado de los límites es importante.  No creo haber sido tímida, pero valoro tu apreciación como lector y habrá muchos como tú que evaluarán en el mismo sentido. Me ha llamado la atención, la sorpresa “agradable” que ha sido para tantos, y me pregunto, si tiene que ver con la avidez de explorar más este terreno desde la literatura, o es el delicioso morbo o excitación que produce lo que demanda más dosis. Al final sí creo que seguimos siendo muy mojigatos. Lo definitivo es que este texto tiene un lenguaje muy ligero, como creo debe ser la literatura actual para conectar bien con las nuevas generaciones de lectores, sin irnos al extremo del ausentismo de formas y figuras literarias porque hay que hacer perdurable el aura de una obra, como recomendaría Walter Benjamin.

La crítica al capitalismo y a los escapes que éste plantea, es otra cosa muy presente. De hecho, dices: “El agradable efecto de la dopamina y la serotonina liberada al comprar, es efímero”.

Sí, esta dinámica embrutece, corrompe, nos desensibiliza, nos vuelve ansiosos, consumidores, nos exprime, nos explota, nos deshumaniza, también nos convierte en explotadores, podemos estar en cualquiera de sus orillas, y es que el problema no está necesariamente en el sistema, está en la locura de la ambición exacerbada de los poderosos, los sistemas llevados a los extremos y desregulados, propician los abusos, no importa cuál sea el modelo, la crítica en la novela, es a este y a otros sistemas, su protagonista de hecho huye de un sistema y luego critica al otro, en el que se refugia. El punto de reflexión es sobre el poder, la pérdida de los escrúpulos y la necesidad de la regulación.  

El exceso de poder es el mal, estructuras tan desiguales, y excluyentes, son el mal, el individualismo exacerbado es el mal, y son los límites, en donde se podría trazar un camino de convivencia más equitativa. El desarrollo de la conciencia, podría ser un mecanismo para que la autorregulación no sea una utopía, en esta instancia, pareciera que desarrollar la conciencia a ese nivel sí lo es. Vemos entonces, cómo la locura, los límites, la regulación son una gran metáfora en la novela para los distintos planos de la vida que aborda, en lo íntimo y en lo público, en lo personal y en lo social.

Y la migración y el desarraigo… ¿Están presentes?

Si, la migración desencadena desarraigo y puede derivar en trauma, y a partir del trauma, un trastorno complejo. Así que no es un asunto menor, y es tan cotidiano y latente en el mundo entero, que deberíamos estar mucho más sensibilizados. Es difícil emigrar y fácil discriminar a los inmigrantes. Ahora bien, cabe otra reflexión ¿En cuánto están fallando los países para que sus ciudadanos decidan un camino tan difícil?  Son urgentes las políticas que garanticen derechos y permitan una vida digna, que la opción de emigrar, no sea de principio desesperada y tan riesgosa como sucede en tantos casos conocidos.

Si pudiera sistematizar tu novela, diría: Es una novela estructurada a través de una serie de capítulos cortos, narrados con lenguaje ágil, con personajes definidos, que trata de una muchacha con trastornos mentales y una sociedad quizás más enferma. Una historia que tiene elementos fantásticos, pues en medio del delirio de los personajes aparecen situaciones espeluznantes, que muchas veces uno no sabe si existen o son imaginadas…Un texto con muchos elementos. ¡Pero, es tu primera novela!  ¿Te diste cuenta de que se estaban juntando tantos elementos mientras la escribías? ¿Cómo fue esa experiencia de escritura?

Fue tan loca y apasionada como dicen que soy, creo que no la pudiste definir mejor. Creo que el pensamiento complejo es mi forma de mirar el mundo, y no desde el sentido de lo problemático, sino de que la vida no es una línea, un guion, y quiero que mis obras se parezcan a la vida, las historias lineales, son un facilismo tanto en su forma, como en la interpretación de la vida. Quiero ser fácil de leer, por eso el lenguaje es sencillo, pero el caos en  las temáticas y las historias complejas, insisto, son un reflejo de mi forma de ver el mundo.

Sin embargo, antes habías publicado un libro de cuentos (Todos tienen el mismo nombre), que también tiene que ver con “la identidad”. Y un libro periodístico (La garita). ¿De qué manera, el periodismo, ha nutrido tu trabajo literario?

Hoy no tengo duda, de que el periodismo y la literatura son primos hermanos, o por qué no, hermanos, gracias al periodismo, hoy escribo literatura, y sin el periodismo, no habría visto la vida y el mundo, con los ojos que necesita tener un literato. Hay autores infinitamente sensibles, que no necesitaron ser periodistas para asomarse al mundo con suficiente asombro y análisis para escribir sus genialidades, yo, me considero sensible, pero muy ingenua, y gracias al periodismo, pude ver mucho de lo que mi ingenuidad me ocultaba.

Para terminar, algo de lo que no hemos hablado, y sé que está en tu corazón: las luchas de las mujeres…

Seguimos luchando querido Luis, vivo en Cartagena, y si bien hemos andado, falta mucho.  Siento dolor por las mujeres que normalizan y defienden la estructura patriarcal, no es un tema ideológico, es una reivindicación social, justa y necesaria, no verlo, es una muestra de que la estructura está muy arraigada. La ignorancia, la negación, el miedo, son procesos naturales, pero que causan mucha frustración cuando somos nosotras mismas quienes nos saboteamos, defendemos la opresión y rivalizamos entre nosotras. Yo soy hija del patriarcado y tengo arraigo a él, es normal, es la cultura en la que me desarrollé, pero transitar su deconstrucción es un proceso emancipatorio que me estremece.  Nunca antes valoré tanto la amistad de una mujer, su ser, su carácter, su talento y nuestra capacidad de juntarnos y ser más fuertes y poderosas, que ahora que me he ido quitando el velo y he aprendido a verlas como pares tan hermosas como lo soy, porque ni amor propio teníamos, en aquella estructura nos pensábamos inferiores. Agradezco a la educación que ha empoderado a tantas mujeres, y espero que siga llegando a los rincones más recónditos de nuestro país y las libere.  

 

Luis Mario Araújo Becerra

Sobre el autor

Luis Mario Araújo Becerra

Luis Mario Araújo Becerra

La reserva

Abogado, escritor y docente universitario. Autor de El Asombroso y otros relatos (cuentos), Literatura del Cesar: identidad y memoria (ensayo), Tras los pasos de un médico rural (ensayo), Las miradas a la guerra y La aldea (novela). Ha sido incluido en las antologías Cuentos Felinos 5, Tercera antología del cuento corto colombiano y Antología de cuento y poesía de escritores del Cesar. 

1 Comentarios


Jairo Erneys Arzuaga Guerra 21-11-2024 12:49 PM

Luisma, impresionante Entrevista: Me gustó la misma, porque de entrada el Entrevistador resultó interrogado: ¿Y, por qué te llama la atención? -Interrogó ella-...pero esta misma pregunta te abre el camino para que acertadamente ella te condujera al mundo que tu querías, que no buscabas un tratado de Sicología, sino la escencia, la piel y al alma de sus escritos y particularmente de Cuando no soy Luz, soy Luna; por eso ella dice que "No tengo ninguna pretensión aleccionadora, pero me ilusionó la posibilidad de compartir una mirada un poco más amorosa frente a lo desconocido, y el deseo de mostrar que la fragilidad es extendida y no estamos exentos a que una situación dolorosa nos lleve por caminos tan inciertos" Luisma, interesante cuando ella señala que "que fueron los personajes quienes me llevaron al trastorno y no al revés" porque denota el grado de compromiso con el entorno en el que iba a transitar. Una Parte interesante de la entrevista, deja ver a Martha desnudando el Individualismo Salvaje producto de "el exceso de poder que es el mal de estructuras tan desiguales, y excluyentes, son el mal, el individualismo exacerbado es el mal, y son los límites, en donde se podría trazar un camino de convivencia más equitativa". En General la Entrevista deja ver que la Escritora reconoce la influencia del periodismo en su Rol de Escritora, de lo cual Garcia Marquez, German Castro Caicedo,etc,( aunque no menciona influencias) siempre nos lo dejaron planteado. Y la faceta humana que deja entrever Martha, cuando señala que "Trabajar por la sensibilidad es tan necesario como trabajar por el saber" es una clara muestra de su sensibilidad frente a lo externo. En la entrevista queda evidenciada una Mujer que buscar reivindicar el valor de la Mujer, que no se divorcia con el erotismo pero, como ella dice "El sexo, el erotismo, están naturalizados en la música, la publicidad, la cultura en general", Luisma en la Forma del Interrogatorio quedó planteado que tenemos un Escritor, Tu, que aborda los temas no con la suspicacia y la prevención del Periodista inquisidor y tramposo, sino al inteligente escritor natural, que ingresa sin permiso al alma del interrogado para abrevarse,sin piedad, la fuente de inspiracion del escritor entrevistado...qué bien!!

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