Literatura
Cereté, las poetas y Lena Reza
El año pasado, en 2023, tuvo lugar la cita número treinta del Encuentro Nacional e Internacional de Poetas Mujeres en Cereté. Este año, en 2024, Ediciones Corazón de Mango, el mismo corazón del gran Gómez Jattin, publicó Cereté, treinta años, memorias de un destino poético (1993-2023). Imaginarán el júbilo con el que se recibió esta publicación por parte de quienes participamos, de quienes llevan años registrando el encuentro y sobre todo, de los ceretianos, pues ninguno escapa al orgullo de saberse parte de esa pequeña población de la sabana costeña, a la que durante una semana al año llega un grupo de mujeres a leerles poesía y a escuchar también la poesía que viene de ellos.
Todo resulta sorprendente en esa semana. “Cereté, destino poético” no es un eslogan, es una realidad auténtica y atesorada. Allí la gente va detrás de la poesía como si fuera un espectáculo de fuegos artificiales para el alma. Ciertamente puede pasar en otros lugares, lo sé, pero es que pensar en esto en un pueblito del Caribe colombiano, caluroso, víctima de la violencia, ciertamente pobre y con una educación escasa, nos deja en el lugar más cercano a la esperanza, a su orilla, viéndola como un río en el que podemos mojar los pies y refrescarnos.
La agenda de esos días fue de todas las horas. Las poetas y su poesía tienen muchas citas y diversas: recitales en plazas públicas, lecturas en colegios y en las llamadas “casas de poesía” de los corregimientos cercanos a Cereté. Como el sinú, que atraviesa el pueblo y se mira de frente, la palabra encuentra cauce, corriente, remolinos, y también se queda en el aire, en esa sensación plena de cuando los ojos contemplan el paisaje del agua. En los colegios los niños leen su poesía, que han preparado año tras año para ser ellos también protagonistas del encuentro. Este momento es de los más conmovedores, porque los versos unifican la condición de todos y la grandeza de la expresión poética es compartida sin distinciones. Sin duda, un niño que crece sabiéndose dueño de su palabra, capaz de crear una imagen, tendrá mejores herramientas para enfrentar el mundo, sobre todo para enfrentarlo estéticamente.
Las casas de poesía hacen un trabajo que involucra a toda la comunidad. Repartidas en grupos, llegamos las poetas a los corregimientos y nada más asomarse la primera casa ya pudimos ver la preciosa bienvenida. A son de fandango fuimos recibidas en calle de honor hasta entrar a la casa para compartir durante un par de horas con todos los presentes la poesía. Nunca había presenciado tal silencio y tal pulcritud en la escucha en una población de esa índole, ciertamente apartada de eventos así en su cotidianidad. Así que el contraste de esa riqueza individual con la pobreza material me dejó suspendida, a mí y seguro a todas. Fue inevitable que retumbara en la cabeza el reclamo a un Estado alejado y distante, mientras la poesía parece perdonarle su abandono.
Nada de esto sería posible sin Lena Reza. Durante todos esos días no pude dejar de mirarla cada vez que la tenía cerca, la busqué de lejos viéndola interactuar con el grupo, con los niños, los profesores, las mujeres, las sabedoras. Solo un carácter de mujer antigua puede lograr tal hazaña y mantenerla. Lena es pura respiración y conciencia. Toda marcha a su mirada y todo se cumple con lujo de detalles por parte de los “ángeles clandestinos”, ese grupo amoroso y cómplice encargado de las sutilezas que merece la ocasión. Una Lena Reza por cada pueblo de Colombia y nos habremos salvado para siempre. Ella es el corazón de mango, como también lo son Beatriz Vanegas Athías, Yirama Castaño, Patricia Iriarte, Nohora Carbonell, quienes año tras año están ahí con sus manos anfitrionas y sus voces de poesía.
Un lleno total y atento de los ceretianos de todas las edades escuchando cada poesía es la imagen de la clausura el sábado 9 por la noche en el parque central, casi no se puede creer. Luego, la banda a ritmo de porro pelayero y tapao cumple con ese genuino agasajo de las tierras sabaneras y sabemos, que esté será uno de los mejores momentos de la vida, que la alegría se quedará en los corazones para siempre, que las amigas se han multiplicado y que las mujeres seguirán siendo verso y canto en Cereté.
María Angélica Pumarejo
Escritora, Comunicadora social y Magistra en Literatura, nacida en Valledupar. Autora de la novela Una Canción para Ethan (2011) e incluida en varias antologías de literatura del Caribe.
1 Comentarios
Una crónica con un lenguaje visual y emotivo que recuerda, muestra y celebra. Gracias, María Angélica Pumarejo, por captar el espíritu del Encuentro de Poetas en Cereté y proyectar con palabras una vivencia tan enriquecedora y sanadora para la sociedad y el país.
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