Literatura
Luis Felipe Núñez Mestre: un viaje a la isla que somos

Luis Felipe Núñez Mestre (Valledupar, 1992) es un joven abogado con Maestría en Periodismo de la Universidad de los Andes. Desde hace varios años ha venido construyendo una interesante carrera literaria que hoy comienza a consolidarse. Es una voz original y fresca para las letras del Caribe. Ya en 2014 había sido ganador del Premio Nacional de Cuento la Cueva con su texto Abrakadaber.
En 2018 fue destacado en el Premio Distrital de Cuentos Ciudad de Bogotá y, en 2023, su libro de cuentos, Todos Somos Islas obtuvo el primer lugar en el importante Premio Casa de las Américas. Y, como si fuera poco, en 2024, fue finalista en el prestigioso Premio Clarín de Novela, en Argentina.
Aquí, este diálogo para los lectores de Panorama Cultural, en el ciclo de nuevas voces del Caribe colombiano:
Me resulta una sorpresa tu libro de cuentos por la cantidad de temas que abordas. En este diálogo no espero agotarlos…Sin embargo, antes de entrar en materia quisiera que nos contaras un poco de tu vocación. ¿Cómo comenzó? ¿Cuándo supiste que tu destino era ser escritor?, si es que hubo un momento…
El primer cuento que escribí con ánimo de publicar fue “Ábrakadáber”. Lo hice en las vacaciones de mitad de año de 2013, durante cuarenta días, y lo mandé al premio de La Cueva en Barranquilla. En la convocatoria decía que publicaban a los mejores veinticinco y a mí me parecía que el texto tenía posibilidades; siempre me digo eso o me obligo a que los cuentos tengan posibilidades, no sé. “Ábrakadáber” recibió el primer lugar del premio, y así descubrí que el cuento era un género que se me daba, que podía escribirlo con gracia. Durante años me esforcé por escribir cuentos mejores que el premiado y no dio resultado. Supongo que entender la diferencia entre la obra lograda y la obra fallida es lo que te hace escritor.
Te conozco hace un tiempo y sé que la literatura es un ejercicio vital. Eras un muchacho cuando ganaste el Premio de Cuento de la Cueva y ahora recibes, nada más y nada menos, que el Casa de las Américas en cuento. ¿Estos reconocimientos reforzaron ese ejercicio? ¿De qué manera han contribuido en tu carrera?
Escribo con la esperanza de ser publicado y leído. Durante mucho tiempo ninguna de las dos cosas pasaron. Recibí rechazos de editoriales, revistas y premios. Soy terco, y algo de esa terquedad derivó en una especie de reiteración consciente. Cada rechazo motivó una relectura del manuscrito; la obligación de revisar los cuentos tratando de descubrir cuáles eran las cosas que no funcionaban. Los concursos han sido un vehículo para que me publiquen y para que me lean, y me han llenado de confianza, pero son un espejismo: cuando los ganas te hacen creer que lo que escribes tiene valor y cuando no ganas te hacen sentir que no sirves para nada. Ninguna de estas dos perspectivas es verdadera.
Entremos en tu libro Todos somos islas que, precisamente, fue el ganador en Casa de las Américas. En él condensas, a través de cada uno de los cuentos, un universo muy particular; con personajes solitarios, sombríos, en ocasiones un tanto “bizarros”, golpeados por la vida y su violencia, derrotados, marginados…Pero, lo que me interesa es la atmósfera que permea todos los textos…Aunque transcurren en el presente, pareciera que estos seres vivieran en un mundo en el que asoma lo postapocalíptico… ¿Será que ya estamos ahí?
Ezequiel 8:13: “verás abominaciones peores”.
Muchos de los escenarios en los que transcurre la acción son el Caribe…Que sé que es uno de los temas que te interesa. Una especie de Caribe sombrío, digo yo…
No se puede separar la postal de los modos en los que históricamente se ha representado el Caribe. En Todos somos islas me interesaba proponer al lector una colección de antipostales; he ahí un recorrido por lugares y personajes que no saldrían nunca en una guía turística.
Sigamos con el Caribe. Varios de los cuentos están cerca al mar, y uno de ellos, Kid Cañaguate, evoca a Valledupar, una de tus tierras. ¿Qué ves en el Caribe? ¿Por qué te interesa tanto explorar sus historias?
El Caribe es un territorio importantísimo en el relato originario de este continente, su colonización está atravesada por desigualdades, injusticias y genocidios. Kid Cañaguate es un cuento sobre dos boxeadores destinados a matarse entre sí. Ambos han creído en la fábula de que han nacido para triunfar. Es una lógica propia de nuestro sistema productivo: uno se empeña por sobresalir a costa de los demás todo el tiempo.
Bien, pero noto que narras el Caribe, con nuevos elementos. Un lenguaje muy preciso, conciso, si tanta adjetivación ni barroquismo, como usualmente lo hacen los autores que trabajan este ámbito…
Quizá la clave está en la pregunta. Quizá la pomposidad y el preciosismo abunden en los autores que tienes en mente, pero no pasa lo mismo con las autoras. No creo que los elementos que refieres sean nuevos. No los encuentro tan presentes en Jamaica Kincaid ni en Maryse Condé ni en Edwidge Danticat, ni en Jean Rhys. Las prosas de Hazel Robinson o Margarita García Robayo me resultan precisas, sin tanta adjetivación ni barroquismo.
En este tipo de lenguaje y caracterización de los personajes, encuentro una influencia de la literatura Norteaméricana. ¿Faulkner, McCullers? ¿Pynchon y Foster Wallace, en lo apocalíptico?
Me gustan mucho los escritores gringos, sí. Tuve la suerte de leer la obra de Faulkner muy temprano en la vida, y lo hice con fe; envidio El corazón es un cazador solitario y El arcoíris de gravedad. No habría podido escribir Todos somos islas sin leer La broma infinita. También me gustan Flannery O’Connor, Maya Angelou, Toni Morrison, Jennifer Egan, William T. Vollman, Mark Z. Danielewski.
Además, hay un realismo en estos cuentos; pero no es un realismo social a lo “literatura española” en el franquismo o literatura italiana de posguerra, sino un realismo muy poético, rodeado por el símbolo, que le permite trascendencia…
No sé. Amo la literatura fantástica, pero me propuse evitarla a toda costa en la escritura de este libro. Supuse que ya pretendía del lector un esfuerzo en lo formal, así que traté de compensar en la propuesta ficcional: sin magia ni vampiros.
Enlazado con lo anterior, cuentos como El llanto de las bestias o Una bala en la familia, son de tono realista y abordan la violencia en Colombia. No obstante, no son meramente documentales ni de denuncia. ¿Fuiste consciente de este planteamiento?
La Ilíada trata sobre la violencia, no es meramente documental ni denuncia, pero gracias a ella se han encontrado barcos hundidos hace siglos. Esos son los modos de representación que me interesan en la literatura, los que se preocupan por la narración del relato más allá de la anécdota y lo dejan a uno con la sensación de que el mito aparece como respuesta de aquello que no puede ser contado.
Otro cuento, La playa del fin de mundo, también aborda el universo de la delincuencia y marginalidad, pero allí me parece que nos permites acercarnos, con cierta ternura, a la mirada del victimario…
Los chicos de La playa del fin del mundo llevan una vida marginal porque la realidad en la que viven los invita a delinquir permanentemente; no les ofrece alternativas ni garantías.
En esto de violencia, víctimas y victimarios, encuentro que te preocupa algo que, en la mayoría de las ocasiones pasa desapercibido, que es el asunto de la representación del mal. Una cosa es el mal y otra como lo representamos y cómo recibimos esa representación…
No creo que mis personajes sean malos. Su bondad llega hasta donde les alcanza.
Tus personajes son construidos con delicadeza. Un predicador medio loco, unas madres desgarradas, unas mujeres sexis, esclavizadas por su propia apariencia…Te escuché decir que eres un lector de teatro. ¿Esta forma de caracterizar los personajes puede nutrirse de allí?
La mayoría de los cuentos son monólogos, puede que haya algo muy teatral en mi forma de entender el fluir de consciencia. También acudo a la poesía y a la novela. Amo los monólogos de Las troyanas, pero también la canción de Moisés, La violación de Lucrecia, Al faro, Tres mujeres.
Los personajes, escenarios y atmósferas de tus textos van por el límite entre lo racional y la locura, tragedia y esperanza. Algunos me parecen, más que cuentos típicos, pequeñas novelas en potencia. Me da la impresión de que eres un narrador de “largo aliento”. Hace poco, fuiste finalista del concurso Clarín de novela, en Argentina. ¿Cómo te va con ese género?
Escribir corto se me dificulta mucho. La novela es un género que me llama y que pretendo. Sus exigencias son distintas a las del cuento y la extensión demanda mesura. He descubierto otras dimensiones de mi propia escritura ahí. Esta novela es sobre mercenarios en el Caribe, sucede en un punto intermedio entre lo histórico y lo fantástico y acaba en Haití.
Para finalizar, ¿crees que tendremos un destino distinto a ser islas? ¿Queda esperanza?
Amo el final del discurso de Premio Nobel de Saint-John Perse, que dice: “Frente a la energía nuclear, la lámpara de arcilla del poeta ¿servirá para salvarnos? Sí, si de la arcilla se acuerda el hombre”.
Luis Mario Araújo Becerra
Sobre el autor

Luis Mario Araújo Becerra
La reserva
Abogado, escritor y docente universitario. Autor de El Asombroso y otros relatos (cuentos), Literatura del Cesar: identidad y memoria (ensayo), Tras los pasos de un médico rural (ensayo), Las miradas a la guerra y La aldea (novela). Ha sido incluido en las antologías Cuentos Felinos 5, Tercera antología del cuento corto colombiano y Antología de cuento y poesía de escritores del Cesar.
3 Comentarios
Excelente entrevista. Y un Nuñez con palabras aceradas. Magnifico
El talento de Luis Felipe Nuñez ya no es una sorpresa, confirma el resultado de un trabajo insistente día a día como la gota d agua en el fregadero.
Luis Mario, abordé con cuidado tu entrevista y me ha parecido bien interesante desde la perspectiva, mia, como lector porque encuentro muchos elementos de Literatura y de Periodismo que me llamaron la atención; por ejemplo, encuentro una elocuente frase donde Luis Felipe señala que “Supongo que entender la diferencia entre la obra lograda y la obra fallida es lo que te hace escritor.” Que la manifestó, quizás asombrado, porque sus cuentos posteriores a ADRACADAVER no ganaran, no obstante, ¿sus esfuerzos…Ese primer intento fue suerte? ¿O efectivamente correspondió a un depurado proceso cualificado? En todo caso lo que de entrada veo, sin leer aun la obra, es que pudo haber sido un libro “iluminado” Interesante cuando Luis Felipe señala que “cuando los ganas te hacen creer que lo que escribes tiene valor y cuando no ganas te hacen sentir que no sirves para nada. Ninguna de estas dos perspectivas es verdadera”. Porque según él, ninguna postura de tus críticos puede reversar tus ganas de escribir y de ganar. Frente al tema de Todos somos Islas asume una postura abiertamente sombría y menos irreversiblemente optimista, como diría alguien, (en la costa vivimos sabroso). De acuerdo con tu lectura y la precisión de él se desmarca, especialmente de nuestro Prócer Literario Garcia Márquez en cuanto al fenómeno de la adjetivación, lo cual no es una novedad, para mí, porque los jóvenes no están tan influidos por Márquez sino por los escritores norteamericanos en su caso o por la cotidianidad Es evidente, que tu lectura audaz hizo que forzaras al Escritor a que confesara su Nobleza, su sentimiento de afecto por sus protagonistas malos , cuando Luis Felipe, en relación con sus personajes, señala que “Su bondad llega hasta donde les alcanza.” Es Notorio, que el Escritor, es muy esmerado en la Lectura Literaria Universal, aborda los temas con franqueza y no presume de sus logros, por el contrario, los minimiza y sorprende con sus respuestas un tanto desconcertantes frente a lo complicado de ella como tu última pregunta. Mayo, una vez más te felicito por esta Interesante Entrevista que tiene la rigurosidad, como siempre te lo digo en mis comentarios, no del Periodista acomodado a un frio interrogatorio sino del Escritor consciente de tener un buen esparrin al frente de la grabadora. Deacuerdo con esta Entrevista es necesario abordar esta Joven Promesa de nuestra Literatura
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