Literatura
El viaje musical de Javier Moro a tierras de Macondo

Antes de ponerse a escribir, Javier Moro suele acudir a las letras de Gabriel García Márquez. Cualquiera de sus libros es bueno para “desatascarse”, serenarse y lanzarse nuevamente en un proyecto literario. Es un pequeño ritual que le permite arrancar con fuerza y respirar sosegadamente, impulsado por la musicalidad de una prosa fabulosa.
Esa musicalidad que suele buscar en los escritos de Gabo, le siguió sigilosamente a lo largo de su reciente viaje a Colombia, primero a Bogotá donde atendió distintos compromisos de la FilBo (Feria del Libro de Bogotá), y luego a Valledupar, donde, sin saberlo, terminaría deleitándose con el género musical que acompañó al Premio Nobel en numerosos escenarios de su vida: el Vallenato.
Antes de que entrara Javier Moro en la sala de presentación del Banco de la República, ya se había impuesto el rumor de grandes éxitos literarios, libros que han superado las fronteras del mundo hispano: Pasión india, El sari rojo o El imperio eres tú (Premio Planeta 2011). Y, sin embargo, el contraste no dejaba de ser fuente de preguntas: ¿Cómo es que un hombre que ha producido tantos libros exitosos podía llegar a una ciudad sin librerías?
Poco después de que Javier tomara asiento, y tras la presentación de Juan Carlos Quintero (director del periódico El Pilón y promotor de la Feria del Libro de Valledupar), Javier Moro agradeció la posibilidad de reencontrarse con sus lectores. Ocho años hacía que no volvía a la capital del departamento del Cesar, y esto fue motivo para recordar a Fina Castro, gestora cultural de quien mantiene bellos recuerdos.
En primera línea, se hallaban lectores asiduos e inesperados. Con tres libros que había traído de su casa, la abogada Claudia Margarita Zuleta expuso el deseo de recibir una dedicatoria de su escritor favorito. Mientras que el periodista Carlos Quintero, con un ejemplar de “El imperio eres tú” debajo del brazo, no esperó a que Javier Moro iniciara su presentación para recomendarle que denunciara la dictadura del franquismo (en lugar de meterse con el régimen de Maduro en su último libro “Nos quieren muertos”). La musicalidad garciamarquiana ya estaba servida.
Los apuntes del escritor español nos permitieron entender cómo llegó a la escritura. “Yo vengo de una familia de escritores ––explicó Javier––. Mi tío era un escritor muy famoso: Dominique Lapierre”. Luego, resaltó que ese mismo tío le contrataba como investigador aprovechando su formación de historiador. También su abuela y otros familiares publicaron libros recreando así una esfera en la cual los libros eran el lugar natural en el que moverse... “Con esta familia, ¿Qué quieres que haga?”, expresó Javier Moro alzando los hombros.
Pero no todo es literatura y escritura, también están los viajes. Desde muy temprano, el autor español tuvo la oportunidad de conocer diferentes culturas y realidades. “Mi padre trabajaba en VIASA (una aerolínea venezolana que llegó a ser la aerolínea de América con más aviones en los años 70), entonces pude viajar bastante”. El viaje y la escritura terminaron siendo algo inseparable. Lo uno va ahora irremediablemente ligado a lo otro. “Ya no sé si escribo para viajar. O para encontrar una excusa”, manifestó Javier.
En el Banco de la República, el ambiente se caldeó poco después. Alguna pregunta de índole política avivó la discusión. El periodista Carlos Quintero quiso presentar su opinión y un moderador le señaló que ya no era su turno. Otra persona en el público expresó su rechazo, y no faltaba más para que todo estallara: “¿Cómo? ¿No se puede hablar? ¡Pues me voy!”, dijo el periodista. Carlos Quintero se alzó y caminó en dirección de la salida ante un Javier Moro evidentemente estupefacto.
En ese momento, sentí que me hallaba en un nuevo capítulo de Macondo en plena construcción. Algo así como lo que presencié en Aracataca cuando se organizó un sepelio simbólico para conmemorar la muerte de Gabriel García Márquez. Todo era posible, y llegó mi turno para hacerle una pregunta al autor, pero, en medio de ese caos repentino, preferí esperar (en realidad, no tuve otra opción). Por suerte, tras algunas conciliaciones, bajaron los humos y, rápidamente, la sala volvió a centrarse en la figura de Javier Moro (quien debía estar delirando ahora por tanta musicalidad macondiana).
El evento terminó con una gran firma de autógrafos y un baño de fotografías (algo inevitable para un autor de renombre), y, finalmente, un almuerzo musicalizado en el hotel Casa Rosalía donde Javier pudo escuchar de primera mano las canciones de Rafael Escalona y Leandro Díaz, interpretadas y comentadas por Fredy Carrillo. La prosa de Gustavo Gutiérrez le encantó, pero nada le hizo reír más que la picardía de Sergio Moya Molina y “La celosa” que talvez seguirá escuchando en España, cuando busque recordar esos aires que también marcaron a García Márquez.
PD: ¡Gracias a la Feria del Libro de Valledupar (FELVA) por organizar eventos tan valiosos y fomentar la lectura en el departamento del Cesar!
Johari Gautier Carmona
@JohariGautier
Sobre el autor

Johari Gautier Carmona
Textos caribeños
Periodista y narrador franco-español. De herencia antillana. Dirige PanoramaCultural.com.co desde su fundación en 2012.
Escribe sobre culturas, África, viajes, medio ambiente y literatura. Todo lo que, de alguna forma, está ahí y no se deja ver… Autor de "El hechizo del tren" (Ediciones Universidad Autònoma de Barcelona, 2023), "África: cambio climático y resiliencia" (Ediciones Universidad Autónoma de Barcelona, 2022), "Cuentos históricos del pueblo africano" (Ed. Almuzara, 2010), Del sueño y sus pesadillas (Atmósfera Literaria, 2015) y "El Rey del mambo" (Ed. Irreverentes, 2009).
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