Literatura
Desterrada en su propia tierra
Observar la historia del Cesar rural es hacer un recorrido por los tesoros culturales que generaciones enteras se han encargado de salvaguardar, tesoros representados en el folclor, el arte y los muchos quehaceres desempeñados por sus pobladores para ganar honradamente el pan de cada día.
Esta tradición muestra nuestro departamento como un territorio con una marcada vocación agrícola donde la intensa explotación minera de hoy ofrece una brusca mutación en el registro de la vida social.
Oswaldo Aguilar Mejía, profesor de Ciencias Sociales, nacido en La Jagua de Ibiríco, en pleno corazón del corredor carbonero, es un profundo conocedor de esta situación, cuya vivencia le inspiró la creación de su primera novela: “Desterrada en su propia tierra”.
Esta obra narra la vorágine que los pobladores de Piedras Negras, un imaginario caserío en el que se reflejan las costumbres del centro del Cesar, sus males y virtudes, así como las convicciones del autor. La historia se amarra entorno a la personalidad estoica de Josefina Orozco, cuyas pocas dichas y muchos sufrimientos sintetizan en buena medida el trasegar de su pueblo natal.
Víctima de la violencia, pierde a su esposo, un hombre inteligente, hábil en las labores del campo y de fuerte carácter llamado Salustiano Novoa, alma de la hacienda “El Guacimal”, que cae asesinado en manos de “Los Barrenillos” una banda que junto a su contraparte “Los Chirilapos” sembraron el terror en la región; una clara alegoría de la absurda guerra entre hermanos que ha ensangrentado la tierra colombiana; luego de esto, Josefina se ve obligada a salir de su hogar en la hacienda para el desolado Piedras Negras, quedando desterrada en su propia tierra, pues la ruptura del tejido social desnaturalizó por completo el otrora vital y tranquilo lugar, tornándolo irreconocible.
El tiempo de la narración es elíptico, de hecho inicia un primero de enero y luego de recorrer los cómos y porqués de Piedras Negras, a esa fecha regresa, dando la impresión al lector de introducirse en el libre vuelo de un recuerdo y no en la rígida cronología de los hechos.
La novela es de un rico lenguaje coloquial, llena de dichos y escenas típicas de los poblados aislados, como los desusados oficios de resanar las grietas con argamasa de boñiga y arcilla, o la pícara situación de un sacerdote sin credenciales, que pasa sus ratos de ocio acompañado de las experimentadas doncellas que laboran en el bar “La Cama de Piedra”.
Una lectura amena y sencilla, ideal para una tarde tranquila e indispensable para conocer las causas generadoras de la violencia que aún azota las tierras del Cesar, desde la óptica de uno de sus hijos.
José Luis Ropero
@RoperodelaHoz
Sobre el autor
José Luis Ropero de La Hoz
Enfoque directo
Valledupar (1985). Profesor y comunicador por vocación, su columna “Enfoque directo” ofrece una mirada del acontecer cultural sin formalismos. Admirador de la naturaleza y el talento humano.
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