Literatura

El desafío de la poesía

Camilo Gómez Gaviria

01/04/2013 - 11:20

 

Miguel Méndez Camacho / Foto: Edward Lora“¡Tengo autoridad para hablar de eso, porque he escrito varios libros de poesía!”, dice con vehemencia el decano cultural de la Universidad Externado de Colombia, Miguel Méndez Camacho, ante la cara, entre escéptica y divertida de sus interlocutores.

Acaba de proferir una teoría —entre chiste y chanza— según la cual los libros de poesía no venden, pues al ver las páginas tan poco llenas y tantos espacios en blanco al final de cada verso, la gente llega a la conclusión de que los están “tumbando”.

Méndez Camacho no se da aires trascendentales cuando habla de poesía. Al contrario, conserva la actitud lúdica y bromista de quien considera que el humor también sirve para hablar de estos temas. “El humor sirve para muchas cosas, entre ellas para esa, para hablar de cosas aparentemente serias como la poesía”, dice. “La poesía no tiene por qué ser seria. ¿Quién dijo? ¿Por qué tiene que ser seria la poesía si es un género amable?”

Nacido en Cúcuta, este abogado, periodista, profesor universitario, novelista y cronista, es amante de la poesía, rama de la literatura que cultiva con particular aprecio: “Para que circule, uno tiene que dársela a los amigos, con una dedicatoria generosa” dice, fingiendo una queja. “El importante es el amigo: ‘Me siento muy honrado de dedicarle esta humilde obra al gran maestro tal…’ ¡y no la lee!”

Hace ya casi diez años, siendo decano de Comunicación Social-Periodismo, fundó la colección de poesía “Un libro por centavos” en la Universidad Externado, según dice, como reacción a la desaparición en ese momento de la colección de poesía de la Editorial Norma.

Los títulos de la colección “Un libro por centavos” se distribuyen a los suscriptores de la revista El Malpensante con cada número y de otras maneras gratuitas. Hoy por hoy, la colección, a la que se adiciona un nuevo título cada mes, ha adquirido importancia a nivel nacional e internacional. Desde su nacimiento en octubre de 2003, ha estado apoyándolo, al frente de este proyecto, Clara Mercedes Arango, quien es hoy Coordinadora General de la Decanatura.

“Empezamos esta colección un poco ‘burla burlando’, pensando que íbamos a hacer unos 10 libros, algo así” dice el decano. Hoy, ya llevan 90 ediciones y se han publicado 950,000 ejemplares. Con 8,000 ejemplares por título, es la colección de poesía con mayor tiraje en lengua española.

¿Qué es, en el fondo, la poesía?

Otra manera de mirar el mundo. Solamente eso. Pero detrás de esa mirada del poeta hay otro enfoque. La poesía es como la fotografía. El problema no es de cámara. El problema es de quien está manejando la cámara. La poesía es igual. La poesía depende del que está detrás del lenguaje. Y el que hace el poema no es el que lo escribe, es el que lo lee. Por eso necesita una complicidad. Es como la música. Si no hay quién la escuche. ¿Dónde está la música? La pintura. Si no hay quién la mire, ¿para qué sirve? El paisaje, por más bello que sea, ¿a quién conmueve si no hay quién lo mire? Esa es una teoría de la idea de la coparticipación y del respeto para el otro. Se supone que uno escribe para el lector, para el otro. Si al otro no le gusta el poema, éste deja de existir, ¡y no pasa nada!

¿No se puede decir lo mismo de los otros géneros, como la narrativa?

Seguramente, pero la más contundente como género es la poesía. En la poesía, ella está preñada o no está preñada. El poema se da, o no se da. La poesía es contundente. El poema se logra o no se logra. Y es muy difícil que se logre. Por eso es que casi toda poesía que uno lee, es desigual.

¿Qué decirle a un lector poco acostumbrado a la poesía y que quisiera acercarse a este género?

Si usted se siente sensible, es un desafío. Todo el mundo se siente sensible. Es decir, todo el mundo se siente artista. Por eso es que de la buena poesía, los lectores que son malos dicen: “todo buen poeta nos plagia”. Cuando usted está enamorado, encaprichado o entusado, lo que siente ya lo dijo un poeta. Y usted, en lugar de decir “Ese hombre me representa” dice, “ese hombre me plagia”.

Éste es un género difícil. En la poesía, usted es el que crea el poema al otro lado. En la narrativa, no tanto. Se lo dan más masticadito. El mensaje de la prosa es más simple, usualmente, excepto en la literatura confusa, o filosófica, o política. Entonces, volviendo a su pregunta, le repito: invítelo. Si usted es sensible, pruébese en la poesía, leyendo poesía, y si realmente es muy sensible, escriba poesía. Porque la gente cree que es fácil…

 

Camilo Gómez Gaviria

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