Literatura

Falleció el poeta Álvaro Mutis

Héctor Delgado

24/09/2013 - 13:30

 

Álvaro Mutis Luego de una breve enfermedad que lo mantuvo hospitalizado durante una semana, se conoció el lunes 23 de septiembre el deceso del poeta Álvaro Mutis, una voz sin par en la poesía iberoamericana.

Nacido en Bogotá en 1923, relacionista público y viajero impenitente, se radicó en México desde 1956, después de haber incursionado en la poesía con su primer libro, “La Balanza”, que escribió junto al lingüista Carlos Patiño Roselli, y del que afirmó fue un “éxito contundente” al ser incinerada la totalidad de la producción del libro en los acontecimientos del 9 de abril de 1948.

De 1953, Los Elementos del Desastre, una compilación de poemas publicados en el diario El Espectador, y en la que le da entrada al mundo literario a su mítico Maqroll, el Gaviero, personaje emblemático de toda su producción tanto en poesía como en prosa, así como una de las figuras más interesantes de la literatura en español del siglo XX.

Maqroll, amigo de sus amigos, de pasaporte ilegible, y de actos que rondan la línea de la criminalidad, es a través de quien Mutis establece las líneas de una poética en la que el desgarramiento, la melancolía y la desazón de existir, lo emparentan con las voces de Lautreamont, Villon, y otras voces de la fuga hacia adelante, esa sensación que se persigue para escapar del tedio.

En esa perspectiva, el Diario de Lecumberri, una serie de prosas autobiográficas escritas en el “Palacio Negro”, la cárcel a la que fue confinado por 15 meses debido al uso indebido de recursos de la multinacional Esso, es un paso más en ese ejercicio de poesía descarnada y descreimiento hacia las instituciones, que se plasmaría a través de novelas emblemáticas como lo son La Nieve del Almirante, La Última Escala del Tramp Steamer, Llona llega con la lluvia, Un Bel Morir, Abdul Bashur, soñador de navíos, y libros de poemas como Los Emisarios, Los Trabajos Perdidos, y la Reseña de los Hospitales de Ultramar, entre otros.

Mutis afirmaba perseguir en su literatura los recuerdos de la finca familiar en Coello (Tolima) y el rumor del río Magdalena, no sólo para ambientar el clima de su obra, sino también como una forma de expandir esa desazón, en la que clima y destino se conjugan en un momento inevitable en los destinos de Maqroll.

Gran lector y amigo íntimo del Nobel Gabriel García Márquez, cuya amistad duró casi siete décadas, fue el primer lector de sus manuscritos así como su protector cuando García Márquez decidió radicarse en México a inicios de la década del sesenta.

Reconocido con el Premio Cervantes, el Callois de Francia, el Príncipe de Asturias y el Reina Sofía de Poesía, recibió el mes anterior un homenaje nacional  por parte  del Ministerio de Cultura en la Biblioteca Nacional de Colombia y la Universidad Nacional de Colombia.

En Colombia, el Ministerio de Cultura, en cabeza de la Sra. Ministra de Cultura, Mariana Garcés Córdoba, se unió al duelo nacional que deja la ausencia del poeta Álvaro Mutis, cuya obra ya ha entrado por derecho propio en el panteón de los clásicos de la literatura universal.

Héctor Delgado

@cerohd


0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

La sangre derramada y otros grandes poemas de Federico García Lorca

La sangre derramada y otros grandes poemas de Federico García Lorca

  LA SANGRE DERRAMADA ¡Que no quiero verla! Dile a la luna que venga, que no quiero ver la sangre de Ignacio sobre la arena. ¡Qu...

Le vendí mi obra al diablo

Le vendí mi obra al diablo

  Visité en uno de mis tantos sueños a un cliente para venderle una de mis pinturas, llegué a una mansión blanca, con el blanco m...

Albert Camus, siempre presente

Albert Camus, siempre presente

Sus enemigos creyeron condenarlo como un filósofo para estudiantes de bachillerato. Y es cierto. Los libros de Albert Camus mantienen ...

Cuento de Navidad, de Ray Bradbury

Cuento de Navidad, de Ray Bradbury

  El día siguiente sería Navidad y, mientras los tres se dirigían a la estación de naves espaciales, el padre y la madre estaban ...

Una voz necesaria o un inclemente látigo

Una voz necesaria o un inclemente látigo

Su voz tal vez fue nutrida por el viento seco que corría en la ranchería, donde de niña, vio la vida asomarse como un ilustre visita...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados