Literatura

La comadrona, de Katja Kettu: un descenso vertiginoso a los campos de concentración

Berta Lucía Estrada

16/04/2015 - 06:00

 

Katja Kettu

Katja Kettu (Finlandia, 1978) es una escritora sin par. Me he leído La Comadrona (Alfaguara 2014) prácticamente de un tirón. Es una obra sobre el amor y la guerra. Aunque sería más acertado decir que es un descenso a los infiernos, un viaje a las profundidades del delirio que nos acosa en épocas de enfrentamiento bélico. En el 2011, año de su publicación, no solo fue el libro más vendido en Finlandia sino que obtuvo varios premios. Premio Kalvei-Jäntti 2011, Premio Runeberg 2012, Medalla Kiitos Kirjasta 2012 y Book Bloggers; y por si fuera poco es considerada como una de las más grandes re-creadoras de la literatura finlandesa. Katja Kettu fuera de escritora es artista, pertenece al grupo punk Confusa, y es profesora de guiones cinematográficos.

La autora de La Comadrona logra retratar en toda su dimensión la crueldad humana. En su obra no hay individuos buenos, sólo una masa informe que trata de salvarse. Sus personajes son la radiografía de los más bajos instintos que salen a flote en situaciones de supervivencia. Es el relato del sálvese quien pueda.

La obra se desarrolla en un campo de concentración nazi en tierras laponas y narra la extraña historia de amor de una campesina, Ojo Salvaje, que trabaja como comadrona, y de Johann Angelhorst, un oficial alemán. La novela se sitúa en los meses previos a los enfrentamientos entre Finlandia y Alemania y a los primeros meses de la Guerra de Laponia.

Su encuentro es bastante peculiar por decir lo menos.  La primera vez que Johann Angelhorst se cruza con Ojo Salvaje observa, poco menos que alucinado, que ella tiene un cordón umbilical que le cuelga de la boca, ya que acaba de atender un parto y ha cortado el cordón con sus propios dientes. La mirada que recibe por parte del oficial, que es también fotógrafo, es la mirada de un macho que busca una hembra. Ella siente su olor mezclado con los propios efluvios de su cuerpo y del cuerpo que acaba de dar a luz. Desde ese momento ella se dirá que si logra ser amada por él no necesitará buscar otro hombre.

Al respecto Katja Kettu ha dicho: « El tema más importante de la novela es conseguir el amor. Personalmente, sólo he estado enamorada una vez. Cuando le vi por primera vez me prometí a mí misma que si podía conseguir a este hombre ya no pediría ninguno más. Quería incluir esta experiencia en la novela». Esta cita da la clave para entender aún mejor la personalidad profundamente emocional de Ojo Salvaje. Ella no es una mujer racional, la mueven las pasiones, se doblega ante ellas, cueste lo que cueste.

La Comadrona es también una denuncia feminista en toda su dimensión, ya que hurga en esa herida que es la utilización de la mujer como arma de guerra. Al mismo tiempo que se la viola, y se la reduce a la nada, se reduce al pueblo o a la comunidad a la que pertenece. Violar a las mujeres en épocas de guerra es destruir el tejido social al que pertenecen. Eso lo saben todos los ejércitos del mundo. Entre ellos, las FARC o ELN o los grupos paramilitares o el ejército colombiano. Una mujer violada por el enemigo es una mujer considerada traidora. Ahora, si ella se enamora del hombre que pertenece al bando enemigo, es tratada aún peor.

No hay que olvidar que después del Armisticio las mujeres que habían sido amantes de los oficiales alemanes fueron insultadas en la calle, arrastradas por el suelo, golpeadas y, luego, se les rapó la cabeza; así durante varias semanas, o algunos meses, eran objeto de la furia de sus conciudadanos. Y las mujeres que vivían en comunidades pequeñas incluso fueron expulsadas de sus casas y de sus pueblos.

Un gran acierto del libro es el rescate de las tradiciones orales de los pueblos lapones, de sus costumbres, de sus creencias. Es un fresco de la sociedad de la primera mitad del siglo XX en las tierras del norte de Europa. Otro acierto es el de hurgar en la memoria histórica y mostrarnos una herida que para muchos de nosotros era completamente desconocida.

Desde el punto de vista narrativo yo diría que es un libro muy bien construido. Hay dos voces narradoras, la de Johannes y la de Ojo Salvaje; y de cuando en cuando se mezcla la voz de un hombre muerto y algunas cartas que van apareciendo a lo largo del relato.

En cuanto al manejo del tiempo habría que decir que es una especie de rompecabezas bastante elaborado. Hay un juego temporal que obliga al lector a estar atento para poder entender la trama que Kettu le plantea. Es un juego sutil e inteligente.

Su lenguaje es directo y muchas veces bastante crudo, ya que la autora tiene claro que Ojo Salvaje es una campesina sin educación y que ha llevado una vida llena de carencias en todos los aspectos y que se ha visto enfrentada no solo a un clima de gran rudeza sino a una sociedad que la ha excluido desde siempre. En cuanto al oficial de la SS está acostumbrado al lenguaje procaz y vulgar de los militares. Es un hombre roto por dentro y adicto a las drogas.

La narración se hace en primera persona, lo que ayuda a sumergirse más en los laberintos psicológicos de los dos personajes principales. Desnudan sus sentimientos como si estuviesen solos ante un espejo. Ellos son sus propios jueces y sus propios verdugos, por lo que no se hacen concesiones a sí mismos. El resultado es un lenguaje descarnado y una trama que bucea en el infierno personal de cada uno de ellos.

En cuanto a las violaciones, o los experimentos que se hacen dentro del campo de concentración, o los múltiples asesinatos que se cometen a diario, habría que decir que si bien el lector entiende muy bien de que se trata, las descripciones siempre son soslayadas, no se asiste a ellas de una forma directa; lo que me parece que es otro acierto de La Comadrona.

Por último quisiera decir que no es una lectura fácil y que no creo haber entendido toda su complejidad; aun así soy consciente que es un libro de gran envergadura,  que vale la pena ser leído y que enriquece la biblioteca personal; posiblemente estoy ante una obra que será considerada un clásico del siglo XXI.

 

Berta Lucía Estrada

bertalucia@gmail.com

Sobre el autor

Berta Lucía Estrada

Berta Lucía Estrada

Fractales

Berta Lucía Estrada Estrada (Colombia,1955) es escritora, ensayista, poeta, dramaturga, antologadora, crítica literaria y de arte. Es librepensadora, feminista, atea y defensora de la otredad. Ha publicado doce libros, más siete escritos al alimón con Floriano Martins (esta escritura al alimón comprende cuatro piezas de teatro, dos novelas cortas y un poemario). Ha recibido seis premios de poesía; tres con obra publicada.

Algunos de sus artículos y poemas han sido difundidos en revistas como Altazor (Chile), Triplov (Portugal), Agulha Revista de Cultura, Revista Acróbata (Brasil), Blanco Móvil (México), Nueva York Poetry, La otra (México), AErea (Chile y España), EntreTmas (Nueva Yoork) y Aleph (Colombia). Es una colaboradora asidua de las publicaciones de la Universidade Estadual do Oeste do Paraná – UNIOESTE y del programa de radio Pegando la Hebra, dirigido por María Vicenta Porcar Pedro (Valencia-España) donde colabora con el aparte Palabra de Poeta y además tiene un espacio llamado Poliedros; dedicado a entrevistas y a la presentación de libros.

Algunos de sus poemas han sido traducidos al francés, portugués, rumano, griego, italiano e inglés.

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