Literatura
Simón
Se derrite el medio día en la yema de los dedos –hueles a sal, a sol y a sobacos sudados, en la plaza que lleva tu nombre–. Como en cada pueblo, en cada ciudad, en todo cabildo y alcaldía en esta mitad de este lado del mundo –de espaldas a tu estatua de emperador romano y a la del adelantado–, frente a la antigua fortaleza del morro, sobre el camellón que lleva su nombre –con su pose de mariquita– aunque no tanto como la de Prudencio en su plaza de Riohacha.
Te sorprendes al hallarte en monedas, estampillas, billetes, calles y loterías. La ubicuidad omnipotente, increíble e indecente que te endilgaron: a ti, medio mulato de pelos crespos y mirada triste, viudo joven, bailarín de salón y burdeles y fogatas bajo las estrellas de Aragua o las arenas del Caribe. Culo de fierro cabalgando, transfigurado, a lomo de potros salvajes y sueños delirantes el vasto imperio de las riquezas desmesuradas y la bravura a flor de piel. El adolescente que no tuvo derecho a hacer lo que le viniera en gana y le obligaron a ser reflejo –¡queriendo ser luz!–.
No te pareces a ti, ni en los dolores del alma, ni en las heridas del cuerpo. Bostezas y te sacudes el polvo espeso de todas las ciudades y pueblos que tropezaste –bien en la gloria, bien en la miseria– con tu camisa amansa locos, tus botas altas y tu pantaloncito apretado. Tus palabras blasfemas y tus modos de niño bonito de la capital petrolizada a la que el Ávila no le deja ver el mar, te han vuelto el más grande súper héroe de la tira cómica de nuestra historia absurda. El caudal de vida que te sustentaba fue a parar a mares de tinta y papel y ¡ha muerto! Nadie se acuerda de tus pataletas obscenas y altisonantes, ni cuando anduviste andrajoso y mendicante las llanuras ardientes o las alturas nevadas, si tiritaste como perro, te revolcaste en tus miserias y lloraste sin consuelo evacuando por tus partes inflamadas. Nadie te recuerda como un simple cristiano, al fin eso eras, aunque masón y un día te pensaras majadero… Detestas al tipo en que te han convertido.
Te detienes un momento a tratar de reconocer esta ciudad de casas blancas y colinas oscuras, brisa loca y el mar cristalino donde araste sin presentirlo. ¡La pinga! Te palmeas en la frente y te buscas en los bolsillos, reconociéndote en la desnudez que permite el anonimato, defendiéndote de los recuerdos como si se trataran de los de otro, te reconoces ajeno, distinto a lo que se dice, cree y predica de ti, más parecido a tus pesadillas que al más enclenque de tus pensamientos. Te han estirado la nariz y la bemba, alisaron tu pelo ahora cano y palidecieron tu piel al extremo de la caricatura, llenando tu pecho de preseas y coronándote de laureles que no deseaste en tu infancia en San Mateo y desdeñaste en tus últimas en San Pedro…
Te da gusto pasar inadvertido, ojear el periódico, sorber un tinto en el parque al lado de la alcaldía y ver cómo te llueven las palomas en la estatua que tanto difiere de ti en los años en que doblegabas al viento y detenías al sol para ganar una batalla o cambiabas el rumbo de un río y enlazabas una estrella para ganar un corazón, ese eras tú, para nosotros y seguirás siendo para los hijos de nuestros hijos, pero no, tú sólo eres un paisano que se sienta a ver las sobras de nuestros tesoros tras vidrierías de museo y en colgajos de buhoneros sobre la única avenida que recorriste y recorrió tu cuerpo sin ti y donde se te aguaron los ojos sabiéndote perdido en los laberintos del tiempo: Bolívar soy yo, dijiste, secándote el sudor de este medio día en que el mundo se derrite bajo los pies…
Luis Carlos Ramírez Lascarro
Sobre el autor

Luis Carlos Ramirez Lascarro
A tres tabacos
Luis Carlos Ramírez Lascarro (Guamal, Magdalena, Colombia, 1984). Historiador y gestor patrimonial, egresado de la Universidad del Magdalena y Maestrante en Escrituras audiovisuales en la misma universidad.
Autor de los libros: Confidencia: Cantos de dolor y de muerte (2025); Evolución y tensiones de las marchas procesionales de los pueblos de la Depresión Momposina: Guamal y Mompox (en coautoría con Xavier Ávila, 2024), La cumbia en Guamal, Magdalena (en coautoría con David Ramírez, 2023), El acordeón de Juancho (2020) y Semana Santa de Guamal, Magdalena, una reseña histórica (en coautoría con Alberto Ávila Bagarozza, 2020).
Ha escrito las obras teatrales Flores de María (2020), montada por el colectivo Maderos Teatro de Valledupar, y Cruselfa (2020), monólogo coescrito con Luis Mario Jiménez, quien también lo representa. Su trabajo poético ha sido incluido en antologías como: Quemarlo todo (2021), Contagio poesía (2020), Antología Nacional de Relata (2013), Tocando el viento (2012), Con otra voz y Poemas inolvidables (2011), Polen para fecundar manantiales (2008) y Poesía social sin banderas (2005), y en narrativa, figura en Elipsis internacional y Diez años no son tanto (2021).
Como articulista y editor ha colaborado con las revistas Hojalata, María mulata (2020), Heterotopías (2022) y Atarraya cultural (2023), y ha participado en todos los números de la revista La gota fría (No. 1, 2018; No. 2, 2020; No. 3, 2021; No. 4, 2022; No. 5, 2023; No. 6, 2024 y No.7, 2025).
Entre los eventos en los que ha sido conferencista invitado se destacan: Ciclo de conferencias “Hablando del Magdalena” de Cajamag (2024), con el conversatorio Conversando nuestra historia guamalera; Conversatorio Aproximaciones históricas a las marchas procesionales de los pueblos de la Depresión Momposina: Guamal y Mompox (2024); Primer Congreso de Historia y Patrimonio Universidad del Magdalena (2023), con la ponencia: La instrumentalización de las fuentes históricas en la construcción del discurso hegemónico de la vallenatología; el VI Encuentro Nacional de Investigadores de la Música Vallenata (2017), con Julio Erazo Cuevas, el juglar guamalero; y el Foro Vallenato Clásico (2016), en el marco del 49º Festival de la Leyenda Vallenata, con Zuletazos clásicos.
Ha ejercido como corrector estilístico y ortotipográfico en El vallenato en Bogotá, su redención y popularidad (2021) y Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020), donde además participó como prologuista.
Realizó la postulación del maestro cañamillero Aurelio Fernández Guerrero a la convocatoria Trayectorias 2024 del Ministerio de Cultura, en la cual resultó ganador; participó como Asesor externo en la elaboración del PES de la Cumbia tradicional del Caribe colombiano (2023) y lideró la postulación de las Procesiones de semana santa de Guamal, Magdalena a la LRPCI del ámbito departamental (2021), obteniendo la aprobación para la realización del PES en 2023, el cual está en proceso.
Sus artículos han sido citados en estudios académicos como la tesis Rafael Manjarrez: el vínculo entre la tradición y la modernidad (2021); el libro Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020) y la tesis El vallenato de “protesta”: La obra musical de Máximo Jiménez (2017).
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