Literatura

Relato: Kafka era solo un pájaro drogado

Carlos César Silva

04/07/2012 - 10:44

 

Puedes encontrarte conJean Carlos Daza en cualquier calle de Valledupar, él “es un camínate que caminando siembra dudas y huye de holocaustos” (de esta manera se define él mismo).

Puedes, incluso, por su facha y sus ojos, pensar que anda perdido en un laberinto quijotesco parecido al que Borges hizo para Yu Tsun.

Si tienes suerte y ve en ti alguien pudiente, Jean Carlos Daza te pedirá con su aristocracia gastada una limosna:

—Ey, tírame algo ahí— te dirá.

Si acaso te rehúsas a darle una limosna, se burlará de ti con inteligencia. Si decides dársela y no le alcanza para fumarse un tabaco de marihuana y comerse un arroz chino, la recibirá y la regalará al primer mendigo que se encuentre.

—Esta gente cree que no tengo donde caerme muerto— dirá para sí mismo y se echará a reír.

Jean Carlos no es un mendigo, Jean Carlos es un poeta que siempre anda delirando con la eternidad de Sábato y la tragedia de Gómez Jattin. Puede pedirte  una limosna al tropezarte con él, puede andar sin camisa, con un jeans roto, con unas chancletas de baño, pero nunca deja su petulancia de poeta, su ironía, sus verdades expresadas o tomadas como locuras, y sus ansias de obtener un premio literario (un Nobel o un Alfaguara) para comprarse un Mercedes Benz y un par de mujeres hermosas y llegar al Parque de las Madres y mandar a chupar verga a los artistas mediocres que estén por ahí.

A veces Jean Carlos camina con miedo porque cree que un espía como Yu Tsun lo persigue. Va rápido, mirando hacia todos los lados, y susurrando que los rusos socialistas lo están buscando para matarlo.

Cuando te lo tropieces en estas circunstancias, no le des una limosna, dale un abrazo y dile que lo quieres mucho, pues anda falta de cariño. Esto le pasa cuando recuerda aquellos tiempos en los que se ganó una beca para estudiar Biología Molecular en Rusia y le hizo el amor a una profesora de danza en un salón de la Escuela de Bellas Artes (perdió la beca por no tener dinero para sacar la visa, y a la profesora de danza porque no toleró que ella se acostara con otros estudiantes).

El poeta Pedro Olivella Solano (por razones realmente desconocidas) pagó la publicación del libro de Jean Carlos: Lecciones de Psiconáutica. No se trata de una obra extraordinaria (en Valledupar no existe una obra extraordinaria), pero yo rescato los aforismos del penúltimo capítulo, los rescato porque son como Jean Carlos: poéticos y satíricos. A continuación escribo cinco de esos aforismos:

  1. 1. Todo genio nacido en la miseria, y donde la inteligencia sea motivo de burla, termina confundiendo la paciencia con la esperanza.

 

  1. 2. A veces sospecho que las gordas de Botero tienen un alma blanca venida de medallo.

 

  1. 3. Las personas bellas se ven más bellas a las 10:00 de la mañana.

 

  1. 4. El estómago es un aristócrata que a veces se prostituye.

 

  1. 5. Kafka era solo un pájaro drogado.

 

Jean Carlos no es un Kafka, pero sí es un pájaro drogado capaz de burlarse de ti con sus armas: las palabras y el delirio. Tal vez es mejor que no te tropieces con él, los seres humanos tenemos una naturaleza intolerante, y es posible que no lo comprendas y termines dándole una trompada en la boca, y entonces vendrá lo peor, tú vas a esperar que él haga lo mismo, que te responda con otro golpe, y él solo se va a echar a reír porque alcanzó su objetivo: te ridiculizó, te puso a pegarle a un pájaro drogado.

Tu dureza para dar una buena limosna y un abrazo, y tu intolerancia ante el comportamiento de los demás, pueden ser un impedimento para que comprendas que Jean Carlos se burla de ti con el único propósito de enseñarte qué es la vida, la calle y el vicio.

Si no te interesa saber esto huye ligeramente y pídele a Dios que Jean Carlos no se encarne en contra tuya como un Yu Tsun, como un espía que mata con metáforas.

Carlos César Silva

 

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