Literatura
Del amor como sosiego

El escritor Jaiber Ladino Guapacha (Quinchía, Risaralda, 1984) ha sabido presentarnos muy bellamente su región en todas sus novelas, llevándonos a recorrer en ellas el fértil y pujante eje cafetero colombiano desde Miracampos, la vereda donde labora como docente, hasta la querendona ciudad de sus estudios superiores, Pereira; hablándonos tanto de sus particularidades geográficas y culturales, como de los puntos que la conectan y ponen en comunicación permanente con otras regiones culturales del país y el mundo, principalmente por medio de la poesía y la música, dos de los elementos comunes que comparten las tres novelas que ha publicado hasta ahora: Andago, la línea K (2014), Mapa con abejas y tambor (2017) y Trocha y Telaraña (2018).
En la obra Ladiniana, la poesía se presenta de manera transversal mediante la permanente referencia, entre otras, de su ídolo Kavafis, teniendo su punto más alto al ser llevada, y exitosamente arriesgada, a dialogar con el diseño de una línea de ropa interior que represente a la ciudad de Pereira, empresa en la cual llega a plantear una especie de poética del calzoncillo (del bóxer, más exactamente) en las páginas de la lúdica, personal y aventurera Andago, obra en la que, de paso, rinde homenaje al brillante Eduardo López Jaramillo, quien con su juicioso trabajo permitió la lectura kavafiana de Pereira, hecha a través de Mateo, Yeison y Fernando.
La música es una presencia ubicua en sus novelas, desde las canciones que acompañan las danzas tradicionales del folklore nacional, que constituyen los hitos que van guiando el recorrido del homenaje trazado en su Mapa, hasta la música de tradición culta que en piezas como el Bolero de Ravel, entre otras, le sirve de fondo a la consumación de la pasión a los protagonistas de Trocha y telaraña en las dos fases de su amor sosegado y puro, pasando por la música Pop y su amada Madonna, quien comanda la banda sonora de sus novelas, expresando por los amantes que vuelven a reencontrarse en medio de los vericuetos de los caminos de sus vidas incompletas: Dime que el amor es mentira/ que es sólo algo que hacemos/ Dime todo lo que no soy/ pero, por favor, no me digas que me detenga*, buscando completarse aun en el secreto necesario para no destruir los mundos y las vidas que han edificado por separado antes de volver a encontrarse.
La espiritualidad es otro asunto que permea, hasta el momento, todas las obras de Ladino, desde la monja que protagoniza su primer libro de cuentos, Las aventuras de la Barranquero (2012), hasta el teólogo que hace una re - lectura Queer del pasaje evangélico del centurión en Trocha, pasando por el diario de la Carmelita que acompaña la búsqueda del estudiante de danzas de Mapa y la capilla privada de la quinta de San que Antonio de Paredes de Andago, conservando siempre resonancias y referencias de El nombre de la Rosa, una de sus novelas favoritas. Espiritualidad que no es religiosidad y que, contrario a lo que pudiera pensarse, no trae ni una línea de conservadurismo ni mojigatería a sus historias y guía la búsqueda permanente de un lugar en el mundo de sus protagonistas.
Las relaciones entre pares, entre hombres, son otro hilo común entre estas primeras novelas de Ladino: Desde los tanteos sexuales exploratorios de los chicos de Andago hasta el amor sosegado y bello de Héctor y León, pasando por la complicidad férrea e incondicional entre Mauricio y Juanté. Aunque exista el homoerotismo en dos de estas tres novelas, la literatura Ladiniana no es, sin embargo, una literatura activista, panfletaria o pro – gay. Sólo es literatura.
En Trocha y telaraña no se arma un discurso a partir de consideraciones morales, religiosas, políticas, culturales o científicas. El autor se limita a darnos cuenta de la existencia y la interrelación de un par de hombres, como otros cuales quiera (bien pudo ser entre mujeres o entre hombres y mujeres, no importa), explorando las posibilidades del lenguaje para permitirnos ver que el sexo entre pares no es asqueroso ni sucio, como algunos pregonan a los cuatro vientos, incluso del mundo virtual, mostrando lo peor de lo que somos capaces como especie.
Es esta novela un producto artístico en el que se propicia una reflexión a partir de la contemplación de unas cotidianidades en las que el ser humano (y sus costumbres patriarcales) es expuesto y cuestionado a partir de ese papa rosado que demuestra que Jesús no rechaza a los gays y que en su duelo nos permite saber que el amor es posible, también, entre pares, aunque a muchos no les quepa en la cabeza, ni entre pecho y espalda y mucho menos en los… genitales.
Es éste un amor bello, conmovedor, enternecedor, edificante, reconstituyente, poderoso, que nos demuestra que el deleite, la comunión y el éxtasis no les están vetados a los pares, aunque se les quiera negar a veces de maneras tan violentas y miserables que rayan en lo absurdo e inadmisible.
Esta tercera novela de Ladino es sutilmente provocadora, casi sobre sedas planta cara a la lectura erotófoba del cuerpo de la tradición cristiana, que tan poco ha aportado a la aceptación de la diferencia (no sólo en cuestiones de sexo), llevándonos a encontrarle el sinsentido a esa posición homofóbica: persecutoria y estigmatizadora que es tantas veces mortal, a pesar de los innegables avances, fundamentalmente en lo jurídico, desafortunadamente tan poco en lo social y cultural. Sienta su posición sin una sola arenga y esto es lo que prefiero y atesoro de él y ella.
Queda la lectura, recorrer las trochas e hilvanar y deshilvanar las telarañas de esta reciente novela de la que espero sea una copiosa obra de Ladino, permitiéndonos encontrarnos con lo bello y lo humano con tanta o más frecuencia de la que podemos en estas páginas de Trocha y telaraña.
*Don´t Tell Me, Music, 2000, Maverick Records & Warner Bros. Records.
Luis Carlos Ramírez Lascarro
@luiskramirezl
Sobre el autor

Luis Carlos Ramirez Lascarro
A tres tabacos
Luis Carlos Ramírez Lascarro, Guamal, Magdalena, Colombia, 1984. Estudiante de Historia y Patrimonio en la Universidad del Magdalena. Autor de los libros: El acordeón de Juancho y otros cuentos y Semana Santa de Guamal, una reseña histórica; ambos con Fallidos editores en el 2020. Ha publicado en las antologías: Poesía Social sin banderas (2005); Polen para fecundar manantiales (2008); Con otra voz y Poemas inolvidables (2011); Tocando el viento (2012) Antología Nacional de Relata (2013), Diez años no son tanto y Antología Elipsis internacional (2021). Ponente invitado al Foro Vallenato Clásico en el marco del 49 Festival de la Leyenda Vallenata (2016) y al VI Encuentro Nacional de Investigadores de Música Vallenata (2017). Su ensayo: El Vallenato protesta fue incluido en el 4to Número de la Revista Vallenatología de la UPC (2017). En el 2019 escribe la obra teatral Flores de María, inspirada en el poema musical Alicia Adorada, montada por Maderos Teatro y participa como coautor del monólogo Cruselfa. Algunos de sus poemas han sido incluidos en la edición 30 de la Revista Mariamulata y la edición 6 de la Gaceta Hojalata (2020). Colaborador frecuente de la revista cultural La Gota fría del Fondo mixto de cultura de La Guajira.
0 Comentarios
Le puede interesar

De la epístola al correo electrónico
**Desde las primeras palabras que viajaban encerradas en sobres con matasellos y remitente, hasta hoy que lo que nos separa del otro ...

“La poesía está en un proceso de cambio y nos toca reinventarnos”: Jacqueline Coquies
Sonriente y emprendedora. Jacqueline Coquies Maestre viaja de un lado a otro del Atlántico -y ahora de la costa Caribe de Colombia...

El haikú, una experiencia poética
Dos sucesos ocurridos en el mes de marzo de 2011 resultaron decisivos en mi incursión en la poesía japonesa, especialmente en el terr...

Luz de tinieblas musicales
Luz, antorcha del tiempo que agota mis ansias, postrado estoy ante el altar de las notas amargas; luz, arrancada del sueño oscur...

‘Voces para la paz’: la literatura como medio de reconciliación
Con la presencia de destacados escritores cesarenses fue presentado por la Corporación biblioteca departamental ‘Rafael Carrillo L...