Literatura

Lo que no tiene nombre

Luis Carlos Ramirez Lascarro

21/01/2019 - 06:35

 

Lo que no tiene nombre

Desde que recuerdo, mi padre ha sido mecánico de carros, mayoritariamente viejos. Se levanta a las 3 de la mañana desde que él es mi padre y yo soy su hija, invariablemente vestido de un overol que algún día fue azul y ahora no tiene color definido y trabaja en serio con su calva reluciendo entre pistones, balineras y el arco estridente de la soldadura compitiendo con la pulidora y el martillo.

Su primer amor fueron los tornillos y, desde que recuerdo, ronca como un tractor enorme al que se le están soltando todos los tornillos. La mecánica lo ha mantenido vivo a pesar de haber tenido que abandonar el pueblo después de la masacre y de que mi mamá dejó de ser su mujer cuando lo abandonó por un bueno para nada y me llevó consigo a quemarme en su mismo infierno.

Odiaba cuando padre me llamaba Topacio, como descubriendo el agua tibia: no era Grecia Colmenares ni un vulgar aceite de cocina. Era una carcajada trepidante recorriendo las calles arenosas, una gimnasta en potencia deambulando por los aires y las ramas de los mangos y los matarratones: el sosiego y la esperanza de sus días de viudo con mujer viva. Soy, ahora que él no está y ya no soy la de mis casi seis años, cuando mi madre dejó de serlo, un hada que a veces sufre de migraña y teje mochilas y sombreros en la blancura del horizonte, reposando el café matutino en el borde de su hamaca: El amor de un poeta de las orillas del Magdalena que en su reino de ciénagas tararea las letras de mi nombre como si orara a un dios desconocido, como si cantara un mantra, recitara un salmo o saboreara una jugosa guayaba.

Padre aprendió a repararse el alma frente al mar, en Cartagena, donde también sembraba tabaco y guardaba en un baulito las pocas cosas que me dejaron recoger cuando salimos corriendo a quién sabe dónde y hasta quien sabe cuándo.

Recogíamos tabaco cuando empezó lo que no tiene nombre, y allí permanecimos petrificados por el resplandor de los filos de los machetes y los disparos. La sevicia se enroscó alrededor del pueblo y se quedó cebada, dejándonos ceniza en los platos, hiel en las bocas, sangre en el silencio, mierda en los sueños.

Cuando pasó todo, corrimos y caminamos y corrimos y caminamos hasta la carretera y, luego, al Carmen y, luego, a Cartagena. Nunca más volvimos al pueblo.

Padre flamea libélulas en el traspatio destartalado de la casa a donde hemos venido a parar huyendo de quién sabe quiénes, aferrados a una vida que jamás tendremos de nuevo, salpicados de odios y miedos. Pedazos de alma conservada en cloroformo desde ese instante en que sólo se escucha en El Salado el canto monótono de las moscas.

 

Luis Carlos Ramírez Lascarro

Sobre el autor

Luis Carlos Ramirez Lascarro

Luis Carlos Ramirez Lascarro

A tres tabacos

Luis Carlos Ramírez Lascarro (Guamal, Magdalena, Colombia, 1984). Historiador y gestor patrimonial, egresado de la Universidad del Magdalena y Maestrante en Escrituras audiovisuales en la misma universidad.

Autor de los libros: Confidencia: Cantos de dolor y de muerte (2025); Evolución y tensiones de las marchas procesionales de los pueblos de la Depresión Momposina: Guamal y Mompox (en coautoría con Xavier Ávila, 2024), La cumbia en Guamal, Magdalena (en coautoría con David Ramírez, 2023), El acordeón de Juancho (2020) y Semana Santa de Guamal, Magdalena, una reseña histórica (en coautoría con Alberto Ávila Bagarozza, 2020).

Ha escrito las obras teatrales Flores de María (2020), montada por el colectivo Maderos Teatro de Valledupar, y Cruselfa (2020), monólogo coescrito con Luis Mario Jiménez, quien también lo representa. Su trabajo poético ha sido incluido en antologías como: Quemarlo todo (2021), Contagio poesía (2020), Antología Nacional de Relata (2013), Tocando el viento (2012), Con otra voz y Poemas inolvidables (2011), Polen para fecundar manantiales (2008) y Poesía social sin banderas (2005), y en narrativa, figura en Elipsis internacional y Diez años no son tanto (2021).

Como articulista y editor ha colaborado con las revistas Hojalata, María mulata (2020), Heterotopías (2022) y Atarraya cultural (2023), y ha participado en todos los números de la revista La gota fría (No. 1, 2018; No. 2, 2020; No. 3, 2021; No. 4, 2022; No. 5, 2023; No. 6, 2024 y No.7, 2025).

Entre los eventos en los que ha sido conferencista invitado se destacan: Ciclo de conferencias “Hablando del Magdalena” de Cajamag (2024), con el conversatorio Conversando nuestra historia guamalera; Conversatorio Aproximaciones históricas a las marchas procesionales de los pueblos de la Depresión Momposina: Guamal y Mompox (2024); Primer Congreso de Historia y Patrimonio Universidad del Magdalena (2023), con la ponencia: La instrumentalización de las fuentes históricas en la construcción del discurso hegemónico de la vallenatología; el VI Encuentro Nacional de Investigadores de la Música Vallenata (2017), con Julio Erazo Cuevas, el juglar guamalero; y el Foro Vallenato Clásico (2016), en el marco del 49º Festival de la Leyenda Vallenata, con Zuletazos clásicos.

Ha ejercido como corrector estilístico y ortotipográfico en El vallenato en Bogotá, su redención y popularidad (2021) y Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020), donde además participó como prologuista.

Realizó la postulación del maestro cañamillero Aurelio Fernández Guerrero a la convocatoria Trayectorias 2024 del Ministerio de Cultura, en la cual resultó ganador; participó como Asesor externo en la elaboración del PES de la Cumbia tradicional del Caribe colombiano (2023) y lideró la postulación de las Procesiones de semana santa de Guamal, Magdalena a la LRPCI del ámbito departamental (2021), obteniendo la aprobación para la realización del PES en 2023, el cual está en proceso.

Sus artículos han sido citados en estudios académicos como la tesis Rafael Manjarrez: el vínculo entre la tradición y la modernidad (2021); el libro Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020) y la tesis El vallenato de “protesta”: La obra musical de Máximo Jiménez (2017).

@luiskramirezl

1 Comentarios


John Pedrozo Pupo 22-01-2019 09:51 PM

Espectacular, me gustó mucho está historia. Muy poética. Saludos Luis Carlos Ramírez.

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