Literatura

Literatura para niños: una forma natural de aprender a leer

Dilia Teresa Escalante y Reina Violeta Caldera

13/12/2022 - 05:05

 

Literatura para niños: una forma natural de aprender a leer

 

El contacto con libros para niños se puede presentar desde antes de nacer o desde la cuna, cuando se coloca en las manos del niño su primer libro o cuando escucha las rimas y nanas que por generaciones cantaron madres y abuelas. Cómo olvidar: Arroz con leche, El chorrito, Los pollitos, La muñeca vestida de azul, Duérmete mi niño, Mambrú, El Barquito…, El juego de cosquillas (Pom Pom la viejita en un rincón comiéndose un papelón, chorrito, chorrito, chorrón). Estos eventos llenos de melodía, vocabulario e imágenes van constituyendo el lenguaje que le permite al niño entender el mundo y el lugar que él ocupa. Tal es el caso de Rubén quien, al año, ante la lectura del cuento “Juguemos en el bosque”, reaccionaba con risas de agrado al escuchar la voz “grave” del lobo a medida que se viste para salir a atrapar a las ovejas y las voces “risueñas” de éstas quienes quieren jugarle una broma. Hoy, a los dos años, es Rubén quien al pasar las hojas del libro hace emocionado la voz del lobo mientras señala cada prenda de ropa que éste se va poniendo.

Los niños aprenden a partir del lenguaje que escuchan; de ahí que, cuanto más rico sea el entorno lingüístico, más rico será el desarrollo del lenguaje. El proceso de apropiación del lenguaje continúa a lo largo de los años escolares, así que esos años deben estar llenos de las imágenes y el vocabulario excitante que ofrece la literatura para niños. El término literatura podría definirse desde una perspectiva histórica o cultural, desde la óptica de un crítico u otro, o desde uno u otro lector.

Como promotoras de lectura entendemos la literatura como la construcción imaginaria de la vida y el pensamiento en formas y estructuras de lenguaje, integrados en un conjunto de símbolos que provocan una experiencia estética. Esta experiencia puede ser la reconstrucción viva o la expansión de eventos anteriores, o la creación de nuevas experiencias a partir de la interacción con géneros diferentes. Lukens (1999) señala que “un género es una clase o tipo de literatura que tiene un conjunto de características comunes” (p. 13). De manera que podemos hablar de cinco géneros: a) ficción o literatura novelesca o de misterio; b) literatura tradicional, representado por las fábulas, leyendas y mitos; c) fantasía, relacionado con temas fantásticos; d) poesía; y e) realista, vinculado con las biografías.

El fundamento de todos estos géneros es la función imaginativa de la literatura que permite al alumno el enriquecimiento personal, el conocimiento del acervo cultural de su contexto social, la reafirmación de su identidad y el contacto con diferentes mundos lo cual favorece el desarrollo del pensamiento divergente. Así, la literatura para niños, en su mayoría escrita por adultos, es aquella que pudiendo tener o no al niño como protagonista, refleja sus emociones y experiencias; es aquella que teniendo la óptica del niño como centro les ofrece, no siempre, finales felices.

Se puede afirmar que el niño, desde muy pequeño, participa de la literatura como juego, diversión o entretenimiento. Cuando va a la escuela también tiene contacto con la literatura no sólo con fines lúdicos sino con otras intenciones: aprender a leer y escribir, culturales, morales, religiosas y pedagógicas. En este sentido, es oportuno mencionar a Rodríguez (1991) quien señala que el niño desde su nacimiento está expuesto a productos literarios que su cultura le propone para diversos fines y a través de distintos medios (e.g. televisión, radio, cine). Oye canciones de cuna, se le narran o se le leen cuentos. Cuando habla, juega con las palabras, canta canciones y aprende adivinanzas. Este hecho determina que los niños pueden aprender algunas reglas de funcionamiento o marcas del texto literario de manera inconsciente. Esto les permite desarrollar esquemas anticipatorios sobre el funcionamiento del lenguaje escrito, lo cual les será de gran utilidad para el aprendizaje de la lectura. Por ello, dentro de las primeras actividades espontáneas de expresión oral y de lectura en el niño está el disfrute de los cuentos. Este género literario es el más utilizado por los docentes para enseñar a leer en el aula; por cuanto, es más común, adecuado y aceptado en todas las edades (Vannini, 1995).  

Asimismo, el cuento constituye una herramienta que estimula el pensamiento creativo, imaginativo y crítico de los niños, permitiéndoles expresarse en diversas formas. Desde el nivel de Educación Inicial y preescolar, los niños demuestran interés por explorar y establecer contacto con diferentes materiales de lectura y escritura, los cuales inducen a manifestar vivencias y experiencias reales e imaginativas, dando lugar a la expresión de ideas, emociones y sentimientos propios que permiten aflorar su mundo interior. Por ello, el uso del cuento se convierte en instrumento de enseñanza útil para acompañar emocional y creativamente a los niños en su proceso de formación.  

 

Dilia Teresa Escalante y Reina Violeta Caldera

Acerca de esta publicación: El artículo publicado bajo el título “ Literatura para niños: una forma natural de aprender a leer ”, de Dilia Teresa Escalante y Reina Violeta Caldera, corresponde a un extracto del ensayo académico del mismo título.

2 Comentarios


Arturo Javier Guzmàn Badel 07-06-2020 04:39 PM

El cuento un genero que hace volar la imaginaciòn y propicia la reflexiòn desde la primera infancia. Con canciones y cuentos el despertar intelectual de los niños se ambienta en la lúdica y las imagenes

Gustavo Makanaky 09-06-2020 03:33 AM

Ahora, con la omnipresencia obligada de Internet, la t.v, o youtube, el niño aprende a a relacionarse desde lo audio visual, incluso la radio misma que fue una fuente para nosotros que ya tenemos 60 años, ya no lo es porque para ellos. Recuerdo la emoción de escuchar la radio novela Kaliman, de escuchar el partido de fútbol del deportivo Cali o la selección Colombia, o el triunfo de Lucho Herrera, que Fabio Ochoa o Patrocinio Jiménez. Oh tiempos aquellos.

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