Literatura

Ida Vitale, poesía de la esencia y la existencia

La poeta Ida Vitale / Foto: Vallejo & Co

Un año más, esta aventura de creación y diálogo colectivos que es Tiempo de Poesía, despliega sus velas para navegar de un lado a otro del Atlántico con objeto de unir voces, sentimientos o sensaciones y hacer de la palabra y la poesía una herramienta que rompa los muros de aislamiento dentro de los cuales quieren encerrarnos.

Una de las voces que ha intentado con su dilatada obra romper estos muros es la poeta uruguaya Idea Vitale, quien, a sus 95 años, recibió en el 2018 el Premio Cervantes de Literatura, convirtiéndose en una de las 5 mujeres que han recibido este galardón, frente a los 35 escritores del género masculino.

Descendiente de inmigrantes italianos, se formó en el seno de una familia cosmopolita en un ambiente, como lo denominó el poeta también uruguayo Rafael Courtoisie (Ida Vitale: una poética de la constancia, 2015) de “urbano bucolismo”, alejado de las consecuencias de la 2ª Gran Guerra vivida en Europa y de las luchas campesinas o indígenas de Latinoamérica.

Este ambiente es en buena parte responsable de su trabajo preciosista con el lenguaje, sin dejar de lado el coloquialismo y la comunicación directa que lo emparentan con otro de los grandes de la poesía uruguaya, como es Mario Benedetti. Y es que, al lado de éste, y junto a otras voces como la de Juan Carlos Onetti o Idea Vilariño, formará parte de la denominada Generación del 45.

Agrupados en torno al semanario Marcha, en los primeros momentos esta generación dirigía la mirada más a Europa que a su propia región. Con el tiempo se producirá lo que podemos calificar como resignificación latinoamericana.

No en vano, esta publicación critica abiertamente el Idealismo de la Cultura a comienzos del siglo XX, defendiendo una filosofía de la acción y de la vida en un ambiente político de autoritarismo y represión derivado del Golpe de Estado de 1993. De esta manera, su obra -desde su primer libro: La luz de esta memoria, 1949 - hasta su exilio en México (1974), donde tomó contacto con Octavio Paz, su obra tiene un mayor tinte social. Siendo por este motivo incluida en la antología realizada Jorge Rufinelli en 1971, titulada Poesía rebelde Uruguaya.

Por sus poemas breves, cargados de simbolismos, su búsqueda de la precisión y sentido de las palabras y a la vez su carácter metaliterario, Ida Vitale ha sido calificada como representante de la poesía esencialista. El citado Rafael Courtoisie define su trabajo poético con las siguientes palabras: “cuando escribe, prefiere renunciar a la completa perfección formal si a cambio logra aportar al lector un cierto enigma, un punto de misterio. Escribe, despoja lo escrito de elementos superfluos, poda una y otra vez hasta quedarse con la esencia”.

Poesía de la esencia, pero también de la existencia, a medio camino entre lo universal y lo personal, donde lo cotidiano y la ironía tienen su espacio. Su obra se convierte, como dice Lupe Bohorques en “un antídoto contra la prisa y en un bálsamo contra la inquietud”.

El poeta nicaragüense, Sergio Ramírez, Premio Cervantes 2017 (El País de 15/11/18) avala la concesión de este premio a Ida Vitale con estas consideraciones: “Por su lenguaje, uno de los más destacados y reconocidos de la poesía moderna en español, que es al mismo tiempo intelectual y popular, universal y personal, transparente y hondo. Convertida desde hace un tiempo en un referente fundamental para poetas de todas las generaciones y en todos los rincones del español”.

Como señala el prólogo de Tiempo de Poesía 2019, cuya edición preliminar fue presentada el 7 de Abril, precisamente en ciudad de Alcalá de Henares, cuna de Cervantes y, por ello, cuna de la literatura en lengua española y sede del Premio Cervantes de Literatura, “su amor por las palabras junto a su amor por la vida; su compromiso social junto a la búsqueda de la sutileza formal”, justifican ese merecido homenaje.

Antonio Ureña García